Cicatrices

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Que lo disfruten...

Quien inflige daño ignora que las cicatrices permanecen cuando el golpe deja de doler

-Cachorro... si estás callado todo el rato no creo que progreses en tu entrenamiento...- bromeó Kurama, adoptando la forma de Kushina, solo que con sus clásicos rubíes por ojos en lugar de esos orbes violeta oscuro. El kitsune adoraba adoptar una forma que hiciese sentirse incómodo a su interlocutor. Con mito usaba a hashirama, con Kushina a su admirado hermano mayor hasta que la volcánica mujer decidió encerrarlo y atravesarlo con sus cadenas (obviamente, a partir de ese momento no pudo adoptar ninguna forma... esa mujer fue sádica y eficaz, digna jinchuriki de Kurama), y con Naruto usaba esta. Lo cierto es que había una que le serviría MUCHÍSIMO mejor para este cometido, pero esa apariencia era mucho más útil en otros menesteres. Además, le hacía gracia que las primeras interacciones que su cachorro tuviese con su madre fuesen así... sobre todo cuando notaba cierta sección del paraje mental del rubio burbujear con rabia.

Naruto llevaba ya muchos días intentando controlar el chakra de Kurama. Normalmente, los ensayos consistían en ejercicios simples: enfadarse y moldear en cantidades seguras de lo que denominaba "chakra rojo anaranjado", la versión diluida del chakra del biju. En esas prácticas, el trabajo daba sus frutos: el chakra rojo anaranjado no dejaba de ser chakra, energía física (la suya) unida a energía espiritual (la del kiuby en este caso), de ahí su color, un rojo mezclado con un azul tenue, dando lugar a ese rojo claro. Era muchísimo más caótico y difícil de manejar que su versión azulada, pero disponía de él en cantidades brutales, por lo que compensaba su peor manejo con cantidades de sobra para malgastar hasta que tuviese un control aceptable. Ese chakra rojo diluido no era un problema... pero tampoco era la solución.

No podría vencer a Sasuke usando esa débil versión del chakra del biju que usó en su batalla contra el uchiha en El Valle del fin. Necesitaba usar algo mucho más potente... y eso era el chakra rojo puro de Kurama, el chakra hecho tanto con la energía espiritual como física del biju. Un chakra corrosivo, hecho de odio puro... y terriblemente potente. Una simple gota de ese chakra equivalía a litros de un chakra normal, y eso antes de que Kurama estuviese alimentado por el odio de Naruto. Ahora estaba mucho más concentrado, y eso se debía a que el biju usaba el odio para refinarlo. El odio era clave, y, mientras estuviese sellado, Kurama necesitaba el de su jinchuriki... el kiuby solo podía sentir emociones nuevas a través de su anfitrión, así se le controlaba y se evitaba que el nueve colas se limitase a acumular energía hasta hacer explotar al portador. Regulándole el alimento, se le controlaba a él.

El problema estaba en el control del poder de Kurama: ese chakra rojo solo podía usarse al liberar sin límites la energía del biju, dejándolo entrar en cada rincón del organismo. Ese chakra era Kurama en si, cada gota era la esencia y el salvajismo del poderoso kitsune, de ahí que personas como Sora, o los hermanos Ginkaku y Kinkaku, tuviesen versiones reducidas de él en sus cuerpos: al consumir parte de ese violento chakra, esa energía recreaba al propio nueve colas en su interior, permitiendo desarrollar su manto a cambio de dejarle manejar la consciencia de su portador, de volverlo un monstruo ansioso de sangre. Así que, para usar el chakra rojo, era necesario ser uno con el biju, dejarle tomar el control y convertirse en un animal sin más emoción que el odio. Cualquiera le negaría esa posibilidad al biju y manejaría directamente su poder, pero esa alternativa era terrible: sin una conciencia que lo domase, el chakra rojo destrozaría cada conducto de chakra de su portador... y órganos, huesos y piel, matándolo en medio de un terrible sufrimiento. Estaba hecho para ser libre, como el glorioso kitsune, no controlado. Así pues, debiendo de ceder control al biju, las reglas eran claras: A más espesor y poder del manto, más control debía de tener Kurama... y que Kurama tuviese el control no era algo bueno para la humanidad. Una bestia hecha de odio y sedienta de venganza no traería más que dolor al mundo.

Naruto: La oscuridad en ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora