Capítulo 6

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Draco lamió la ligeramente arrugada piel con su lengua por nonagésima vez mientras la luz del sol se filtraba lentamente a través de las cortinas que Hermione había puesto en su ventana.

—No tienes que hacer eso —dijo Harry tentativamente.

Mirando hacia arriba, dolido, Draco sacudió la cabeza.

—Está bien. Quiero hacerlo.

Unos momentos pasaron y Draco siguió lamiendo y mordisqueando antes de que Harry suspirara.

—Hay otras partes que agradecerían más tu atención —se estiró y quitó las sábanas de su cuerpo, sólo en caso de que Draco no captara el punto y necesitara demostraciones visuales.

—Estoy bien donde estoy

Exasperado y más que un poco confundido Harry se dio la vuelta, llevando el objeto de fascinación de Draco lejos de su alcance.

—Draco, es sólo un codo.

—Ah, ahí es donde estás mal, Potter. No es sólo un codo.

—A mí me parece un codo.

Sujetando el brazo de Harry, Draco lo regresó al alcance de su boca.

—Es tu codo. Parte de ti. Una parte de ti que intento conquistar —su lengua salió rápidamente a lamer la piel—. Quiero probarla, sentirla, tenerla hasta que sea parte de mí.

Draco sopló sobre la piel que su boca acababa de mojar y luego miró el rostro de Harry.

—Será tan completamente mío que nunca lo olvidarás. Cuando te golpees el codo, cuando lo laves en el baño, cuando lo recargues en tu escritorio, ahí estará el recuerdo constante de que me pertenece. Y no pararé en tu codo. Planeo hacerlo con tu brazo y avanzar hacia los huesos de tu muñeca. Cada dedo, la palma de tu mano, las yemas, será nuevo territorio para subyugar a mi voluntad.

Los pálidos dedos de Draco pasaron sobre Harry, trazando el camino creado por sus palabras.

—Entonces levantaré tu brazo, atacaré tu hombro, tu clavícula, tu garganta, no dejaré que nada me detenga. Luego será tu rostro, iré a tus orejas y a tus ojos y asediaré tu boca. Cada parte de ti: tus pies, tus rodillas, tus muslos, tu pecho, tu espalda caerá bajo mi avalancha. Para el momento en que llegue a mis objetivos finales querrás ser conquistado. Rogarás por ser poseído. Caerás completamente rendido ante mí.

Poniéndose de rodillas, Draco se montó a horcajadas sobre el cuerpo de Harry, inclinándose sobre él; sus rostros quedaron cerca, sus ojos se quedaron fijos en los de Harry.

—Habrá otros que te quieran. Te querrán para ellos. Pero yo ya habré estado aquí. Cada suspiro, cada aliento por tu cuerpo te recordará a mí. Cada toque será un eco de mi piel en la tuya. Cada temblor de placer no será más que una pobre imitación de la forma en que te estremeces conmigo. Eres mío, Potter, y siempre lo serás.

Harry Parpadeó.

—Guau, Malfoy. Eso es... —Harry tragó con fuerza—, eso es realmente raro.

Draco golpeó a Harry en las costillas.

—Cállate.

Sacudiéndose en reacción, Harry no fue capaz de mantener bajo control toda la felicidad que flotaba en él, así que explotó en risas.

—De verdad, eres rarísimo —Draco resolvería después que probablemente no debería haberse explicado con Harry, porque Harry pareció decidir hacerle lo mismo a él. Y a Harry le gustaba usar los dientes.

* * *

Hermione tocó suavemente en su propia puerta. Como no hubo respuesta, tocó con más fuerza. Estaba buscando algo para tirarla cuando Draco finalmente abrió la puerta unos cuantos centímetros.

Un Slytherin en ropa de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora