Árbol pelón

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Árbol Pelón

12 de Julio 2017

Las clases se habían acabado y eso nos hacía locamente felices a mi hermano y a mí. Nuestros padres nos dejaron solos mientras se iban a ver a la abuela Pilar a su casa cerca del centro, la casa de mi abuela estaba llena de perros, casi todos ultra gordos que a falta de oxígeno se quedaban dormidos y babeando en cualquier sofá. A Mat y a mí nos gustaba ir y jugar con Bob, un bulldog francés que te mordía las orejas si estabas acostado en el pasto, pero esta vez fingimos estar cansados. Nuestros padres no suelen ser tan exigentes entonces suplicamos poquito. La verdad es que teníamos planeado una aventura por el gran bosque.

El gran bosque es en realidad un enorme bosque detrás de la casa, Mat y yo nos hemos dedicado 8 años a poner indicaciones con flechas de colores específicos en cada árbol. Amarillo-Casa, Rojo-Zonas PELIGROSAS (ese lo colocamos cuando teníamos 7 y pensamos ver un lobo acechándonos, en realidad era el pastor belga de la vecina.), Azul-Lago y Verde-Zona de vivieres. Enterramos por una semana latas de atún y jugos en cajas de zapatos por todo el bosque por si nos llegáramos a perder y no tuviera más que comerme a mi hermano en un acto de instinto animal (veíamos muchas películas de terror, lo siento).

En cuanto nuestros padres arrancaron el carro, dimos un salto fuera de la cama para vestirnos, volaba la ropa de un lado a otro desordenando los cajones y ocasionando un posible infarto a mi madre si de regreso lo viera. Bajamos corriendo las escaleras y tropezamos al distraernos con la nueva foto que estaba colgada en la pared, mi padre adora las fotos y ayer nos tomamos una familiar, salimos todos felices en piyama, mi mamá parece estar un poco subida de peso. Deshecho ese pensamiento para algo más importante: Misión vaciar la cocina y llenar las mochilas de dulces, papas y jugos y salir por la puerta trasera donde estacionamos las bicicletas.

-Yo digo que vayamos al lago, ¡tengo ganas de nadar Dani! -Exclamó Matías mientras le pega las estampas nuevas de Batman a su bici.

-Tenemos que pasar por los chicos, ¡¡están en el árbol pelón!!- grité eufórico mientras me subía a la bici.

El árbol pelón es el único árbol del bosque que no tiene hojas, así que Mat y yo nos dedicamos a pegarle estampas y listones de colores para que no quedara desapercibido cuando teníamos 8.

Nos adentramos al bosque que aunque era de día, por dentro estaba bastante oscuro, la siguiente decoración que pondría en el bosque sería unas buenas lámparas. Caminamos con velocidad máxima mientras arrastrábamos las bicicletas que una vez entrando al bosque, eran bastante inservibles pero parecían ser parte de nuestro ser. Era un buen día para ir al lago y hacer unas competencias de saltos en la roca, hoy es el día de quitarme el miedo a saltar. La última vez que lo intenté, me hice pipi del miedo y corrí a mi casa porque todos se burlaron, Mat fue el único que me consoló ese día.

Después de unas acrobacias nivel super fácil con las bicis, llegamos al árbol pelón. Vimos a Paco y Chon discutiendo.

-¡¡¡Te dije que trajeras papas fritas, no patatas crudas, pedazo de popo!!!- gritaba Paco.

-Te juro que entendí que querías papas grandes para hacer torpedos en el lago-, explicaba Chon mientras sostenía papas gigantes en sus manos, decepcionado de sí mismo. Chon no se llama Chon, su madre es estadounidense y le puso: Shaun, pero desde niños nunca pudimos pronunciarlo y se le quedó "Chon".

- ¡Qué onda amigos! Al fin llegan puntuales, ¿hacemos carreras al lago? - preguntó Mat con su buena vibra de siempre.

-¡¡¡Chon, tienes nueva bici, está de lujo!!!!- dije mientras admiraba la brillante bicicleta azul con llantas enormes y estampas de Marvel.

-Regalo de cumpleaños de mi padrastro, hace todo lo posible para que me agrade-. Dijo mientras se reía inocentemente.

-¡con esta bici les gano a todos! - dijo mientras hacía ruidos de motor y con cara de absoluta concentración.

-Hagan una fila y cuando toque el claxon, ¡arrancamos! –bramó mi hermano mientras empezamos a tomar posiciones. Lo miro, veo su sonrisa que es igual a la mía, veo sus ojos brillando al igual que los míos y quiero parar por un segundo para abrazarlo, no suelo ser muy cariñoso pero algo en mi decía que paráramos por un segundo.

El día en que todos volvieronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora