El sábado llegó y decidí esperar lista desde temprano... gran idea. Porque él llegó a eso de las 10am.
- Hola? - Lo saludé
- ¿Lista? - Dijo sin apenas mirarme
- Podrías saludar - Susurré - Me daría una mejor impresión de ti...
- Mira, lo siento, te parece si partimos? - Me dedicó una pequeña sonrisa
- Me vas a explicar a donde vamos? - Le pregunté algo molesta - Ni siquiera te conozco, el hecho de que tengas una foto de nosotros no te da el derecho de ser poco cortés
- Quizás esto fue una mala idea después de todo - Agachó la cabeza, luego me miró y sus ojos estaban cristalinos - Si quieres te explico todo, pero créeme que no sería lo mismo
- Voy a ir, pero puedes siquiera intentar que seamos amigos?
- Pensé que lo éramos - Dijo suavemente y su mirada caló hondo en mi
- Lo fuimos, o eso supongo, creo que tu recuerdas más cosas que yo sobre nuestra infancia...
- Ese es el objetivo de hoy, pero no te diré más o lo arruinaré
Subimos a su auto y los primeros 10 minutos nadie dijo nada, creí que durante el trayecto, los recuerdos de mi niñez vendrían a mi, como en las películas. Pero no. Solo dudas. Decidí romper el silencio:
- Y.... Qué tal la escuela? - Y lo recordé... VACACIONES! - Es decir... Eh...
- No te preocupes - Dijo entre risas, casi sin poder contenerse - Ya salí... digamos que no tengo mucho que contar sobre eso. ¿Qué hay de ti?
- Me queda mi ultimo año... - Respondí tímidamente. ¡¿Cómo puedo ser tan despistada?! Por lo menos lo hice reír, algo que no lo había visto hacer en los encuentros anteriores - Y... que piensas estudiar en la Universidad?
- Pues, ese es un tema largo, lo dejaremos para la próxima salida - Dicho eso me miró y guiñó su ojo, lo cual provocó un ligero sonrojamiento en mis mejillas - Ahora estamos casi llegando. Te queda suficiente tiempo para una ultima pregunta
- Esto es una cita? - Logré que salieran esas palabras de mi boca, y noté el rubor que empezaba a aparecer en su cara, iba a agregar algo, pero él fingió no haber escuchado.
- Hemos llegado! - Dijo segundos después, cuando nos detuvimos fuera de un parque que creo nunca haber visto en mi vida - Me ayudas con algunas cosas? Hoy va a ser un buen día, lo prometo
Dicho eso ambos bajamos del auto y él fue a abrir el porta maletas, dentro habían dos mochilas y una canasta de picnic. Honestamente me sorprendió, no parecía ser el tipo de chicos que hace picnics, creo que lo miré de forma extraña, porque me preguntó si tenía algo raro en su cara, y a diferencia de otras veces, su tono de voz expresaba amabilidad. Quizás este sería un buen día, tal como él prometió.Creo que veo muchas películas románticas, porque por algún motivo esperaba que fuera un día de ensueño. No digo que haya sido completamente malo pero los primeros minutos fueron muy incomodos, es decir, para mi él era (o es, ya no sé) un desconocido... Pero a medida que la mañana pasaba, la conversación se hacía más amena y eso creó un ambiente de confianza poco usual:
- ¿Y entonces? - Preguntó luego de un largo silencio
- ¿Entonces qué? - Le respondí confundida
- ¿Califica esto como una cita? - Preguntó intentando parecer seductor. Afortunadamente no tenía ningún liquido en la boca, porque de otra manera lo hubiera lanzado lejos junto con mi estrepitosa risa incomoda
- ¡No puedo creer que estés coqueteando conmigo!
- Hey hey hey! Tu misma preguntaste si esto era una cita! - Dijo con un tono que no pude reconocer si era burlesco, molesto o dolido
- Si si si, pero no pensé que lo hubieras tomado en cuenta. Bueno... así fue la segunda cita que tuve con Esteban, entonces definitivamente esto califica como una.
- ¿Esteban? - Aquí venía mi parte del juego
- Esteban. Mi novio. No me digas que no lo mencioné. ¡Ay! Lo siento por ser tan despistada! - Me miró con la Poker Face más grande que había visto en toda mi vida. - No es cierto, mi padre me mataría antes de permitirme tener novio - Añadí entre risas.
- ¿Y tu crees que es gracioso inventar novios solo porque si? - Guau, no creí que reaccionaría de esa forma
- No te pongas de esa forma, ni que te afectara en algo el hecho de que tenga o no tenga novio. Además, aún no me dices a que me trajiste acá.
- Ya no interesa. Puedo llevarte a tu casa si así lo quieres.
- ¿Qué? No. Voy a ser franca, desde que te conocí, no hace mucho por cierto, te has comportado de una manera muy poco amigable. Intento bromear contigo y lo tomas a mal, y gran parte de las veces que te diriges a mi, lo haces de forma muy distante, como si no te importara ser simpático, y la verdad es que me tienes harta. Para conocerte de hace tan pocos días, haz logrado que tenga una muy mala imagen de ti. - Está bien. Ya lo dije.
- ¿Es el minuto de sinceridad? Me siento otra vez un niño de 9 años en su campamento de scouts. Ja Já. - Definitivamente este chico saca lo peor de mi.
- Ahora si, llévame a casa. ¿Tienes la decencia de llevarme a mi casa, verdad? - Añadí por lo bajo eso último, aunque realmente quería que lo escuchara.
- Significa que no habrá próxima salida, ¿verdad? - Respira Emma, respira y cuenta hasta 10. No respondí.
Nos dirigimos al auto y ninguno dijo palabra hasta que llegamos a mi puerta
- Lo siento - Dijo - Arruiné el día.
- No me digas - Pensé y rodé los ojos - No guardo rencores por nadie, pero si quieres que haya una próxima vez, define una personalidad. O por lo menos explica el por qué de tus repentinos cambios de humor - Dicho eso guiñé sarcásticamente el ojo y salí del auto.
No despedidas, no salidas agendadas, y me atrevo a añadir: No nuevos amigos.
No logro entender por qué es así conmigo... De alguna forma me duele que sea así. Se supone que fuimos amigos... ¿Entonces qué pasó? Dudo que sea solo porque yo no recuerdo lo que él si. ¿Debería hablar con él?
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Una Historia de amor verdadero, nunca termina.
RomanceEmma White es quién narra la historia de cómo conoció al amor de su vida. Léela y dime... ¿Puede el amor verdadero llegar a un fin? ¿O es que acaso nunca termina?