Sinopsis

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     Con la última persona que faltaba por presentarse en el salón se dio la orden de que la puerta fuera cerrada desde afuera por los guardias que la custodiaban. Tras un asentimiento, así fue, por lo que el hombre de rostro serio y barba blanca perfilada, caminó lentamente hasta tomar lugar en la silla que le correspondía, la única vacía de las once.

Formaban un círculo alrededor de la mesa de juntas, todos los presentes, hombre y mujeres, atentos a lo que fuera a decir el hombre. El ambiente se sentía tenso, pues tras el comunicado de que era urgente que se encontraran de nuevo en el Capitolio para atender unos temas importantes todos se esforzaron por asistir aun si tenían problema con ello. El mensaje se había mandado con dos semanas de anticipación para que todos los líderes pudieran asistir, hacia no más de tres meses que se habían visto y se suponía que la siguiente reunión sería dentro de un año, pero algo verdaderamente importante debió de haber sucedido para que su encuentro fuera programado antes.

Gracias por venir —habló el presidente electo, tomando asiento tras agradecer y hacer una reverencia que fue correspondida—, no les hubiera llamado si esto no fuera importante, lo saben.

¿Y se puede saber qué es? —preguntó con un claro tono de molestia la mujer que estaba a cargo del Distrito cinco— Espero que sea también para atender el tema del que les he hablado antes, mandé mi mensaje y no he recibido respuesta.

El hombre asintió, estaba al tanto de las dificultades que estaba atravesando el Distrito cinco, y le encantaría ayudar pero había tanto que hacer, apenas se cumpliría un año de la liberación de Asgomgu.

La revolución duró prácticamente dos años, fue un período que se sintió eterno pero que cobró frutos gracias a personas importantes que facilitaron la entrada al Capitolio, organizando ataques internos que debilitaron por completo a la guarida del líder y su familia.

Min YoonGi ha fallecido. —anunció entonces, sorprendiendo a los presentes. Todos conocieron al hombre cuya participación en la revolución fue crucial para ganarla. El hombre encabezó un importante grupo a la edad de 68 , guiándolo por los dos años que duró la batalla logrando dar golpes desde el interior del Capitolio, filtrando importante información a los escuadrones en los distritos y tomó incluso una de las entradas para permitir por ahí el paso a los revolucionarios.

Era serio, frío y calculador, completamente centrado en la batalla gracias a que enviudo durante la revolución. Que muriese a la edad de 71 años no podría considerarse como la edad esperada, pero varios de los presentes sabían que desde que perdió a su esposo, no parecía muy interesado en vivir.

El líder del distrito once le había escuchado decir justo cuando todo acabo que finalmente podría morir tranquilo —¿Cómo? —tuvo que preguntar.

Sus pulmones dejaron de funcionar correctamente hace meses, él pidió que no se hiciera el esfuerzo por mantenerle con vida, no con tantas personas dentro del hospital recuperándose —les explicó el presidente a sus compañeros—, murió hace unas semanas, no se los comunique antes porque no lo vi necesario. Ha sido enterrado junto a su esposo, como lo deseó.

Sin duda era una noticia que no alegraba a nadie de los presentes, le estimaban pero —No veo la urgencia del asunto. —tuvo que decir quien se encargada del Distrito uno.

Tras asentir, pronunció la líder del dos —Ha sido enterrado, lo entendemos, ¿Pero qué sucede con eso?

Sin decir palabra, el presidente tomó la ancha y pesada carpeta color negro que descansaba frente a él. La acarició como si así pudiera consolar a las tristes y trágicas narraciones que se encontraban en su interior —Murió hace semanas, no fue hasta un día antes de llamarles, que se nos entregó esto —palmeó la carpeta antes de ponerse de pie—. El sobrino de JiMin fue a revisar la casa junto a su familia, y encontraron algo interesante.

TAEHYUNG Y HOSEOK - VHOPE (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora