IV. Canis Maior

1K 59 73
                                    

— ¿Cuándo volverán los demás? — preguntó después de que la camarera les quitara los platos.

Anne dio un suspiro de derrota.

— Quién sabe. Podría ser cualquier cosa, desde unas pocas horas a unos pocos días, dependiendo de la cantidad de maquillaje que se han dado cuenta de que habían dejado atrás.

—Porque un bote extra de colorete es más importante que un viaje por carretera. — sonrió tímidamente.

Se rió, sus ojos brillando de nuevo mientras de repente se dio cuenta de que estaban mirando directamente a los suyos

— Sí. Aparentemente. Nunca he llegado a entender a entender la mística femenina, y mira que yo soy una de ellas.

— Ni siquiera entiendo la mente de mi propia hermana a veces. Sois una especie completamente diferente.

— Puedes jurarlo — los ojos de Anne se abrieron de par en par. — Una vez confundí un delineador de lápiz de mi novia con un lápiz de verdad — hizo una mueca.

Dejó salir una risa temblorosa, tratando de ignorar la punzada inesperada que la frase "mi novia" trajo. No se preguntaba ni por qué. Cualquiera con un par de ojos y sentido común no se desconcertaría en lo más mínimo que una chica del estándar de apariencia de Anne tuviera una pareja. Eso sería como cuestionar la religión del Papa.

— ¡No quiero ni imaginar como escribiste después de eso! — pintó una mueca junto con sus palabras, preocupándose de que quizás se estaba animando demasiado.

Ella parpadeó lentamente, aunque con una sonrisa, mirando a la mesa.

— Ese fue el último encuentro que tuve con cualquier tipo de maquillaje ajeno al mío. Prefiero no involucrarme con las payasadas de las demás.

Tal vez eso explicaba por qué era tan... renuente a hablar con su secta de stalkers. Porque ella ya estaba en una relación.

— ¿Y tu... tienes a una novia, o alguien, entonces? — ella rompió el silencio de repente que se había formado en la brecha de su conversación. Captó un cambio de voz, su tono transformándose en algo que sólo pudo identificar como tímido, o posiblemente tentativo.

— Hilarante — se burló.

Su expresión anterior se desvaneció en una confusión genuina, sus cejas delgadas frunciendose ligeramente.

— ¿El qué?

Estudió su expresión, pero aún así no detectó sarcasmo o intención de broma.

— No. No — confesó finalmente manteniendo sus ojos fijos en la mesa. — Yo er- Yo sólo pensaba que era obvio.

Anne mantuvo su ceño fruncido mientras él podía sentir sus ojos ardiendo con su mirada inquisitiva

— ¿Por qué pensabas eso?

— Porque... No sé. Soy yo.

— ¿Eres tú? — repitió Anne, transformando sus palabras usando el poder de su voz, que sin querer le irritó aún más.

— Sí, porque soy yo. Porque soy diferente. Soy raro. Pensé que era obvio.

— ¿Cómo?

— Bueno, los detalles que Rafa compartió contigo sobre mí probablemente no eran muy interesantes — murmuró sarcásticamente.

— No me ha dicho mucho — aseguró ella — Me habló de que compones.

— Lo sé. Estuve allí — sonrió, aunque se sentía un poco aliviado de que eso era, aparentemente, el único detalle personal suyo que Rafa había compartido con Anne. Quizás no era un tema de conversación lo suficientemente interesante.

Constelaciones del sur | OT 2020 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora