— Iré a investigar, Enji.
— Solo ten cuidado.
— ¡Claro!
Aleteó el ave antes de correr hacía el bosque, habían llegado desde hace un par de horas pero instalarse había llevado tiempo, investigar sin preparación era un suicidio. No tenían información de lo ir aguardaba tal lugar, o los peligros que escondía el bosque mismo.
Miruko había mencionado que encontró a la chica en una barrera en el centro del bosque, por más que intentaba plantearse lo Enji sospechaba mucho de ello, en el centro del bosque no había nada más que un horrible y apestoso pantano, el fango podría atrapar a cualquier idiota que saltase a él.
— Dicen que hay una sirena en el centro del bosque. Mi hija no es una sirena.
— ¡Pero yo la ví! Lo juro.
— ¿No crees que esa sirena te habrá engañado?
— ¡Claro que no! Sé que estaba ahí. ¿Pero que hace una sirena en un bosque? Es decir ¿No ellas viven en el mar?
— No sé, mi gente decía que fue abandonada en este lugar apestoso, de todas formas es muy peligrosa, es peor que las comunes.
— ¡Tal vez la sirena tiene cautiva a Fuyumi!
— …
— A todo esto ¿Está bien que tu canario vaya solo?
— ¿Qué tiene Hawks?
— Bueno, no nos hemos adentrado porque es peligroso ¿Pero él estará bien?
— Las arpías son peligrosas por naturaleza, aún cuando ha vivido gran parte de su vida dentro del castillo Hawks sigue sus instintos bastante bien.
— ¿De verdad?
— ¿No logró cazarte?
— ¡Sí! Me dio un susto de muerte, salió de la nada.
— Las Sirenas y las arpías no se llevan bien, ambas atacan con su voz, sería un problema si se enfrentan.
Indico el soberano terminado de alistar sus cosas y comenzando a caminar hacía el bosque; parecía saber a dónde ir.
— ¿Está bien que entremos? ¿No lo esperarás?
— Es al contrario, el debe estar esperando.
La morena le observó con duda, ella ya estaba preparada, tenía varios bolsillos con posiciones que ella misma había preparado, curativas en la mayoría de sus casos, no sabía el estado en que se contraria la albina, por lo que deseaba estar preparada.
— ¿Cómo sabes que no estamos dando vueltas?
— Es fácil. Hawks ha rasgado el tronco de esos árboles con sus garras.
— Woah, no me había dado cuenta.
— No es la primera vez que lo llevó a cazar.
— La gente normal usa perros de caza ¿Sabes?
Se encogió en hombros y continuó tras el hombre, no había rastro de Hawks, pero las marcas seguían en los árboles, para ser un ave incapaz de volar se movía rápido por el suelo. Tampoco había señales de magia, o algo que les lleve hasta Fuyumi, sabían que se acercaban al pantano cuando el olor a azufre era casi insoportable.
— ¿Cómo diablos puede vivir una sirena aquí? ¡Es asqueroso!
El pelirrojo intentó hacer caso omiso a las palabras de la chica, el viaje empezaba a ser molesto, entre queja y queja y el feriado aroma. Dudaba que realmente Fuyumi se encontraba en este lugar.
— ¡Ah!
— ¿Ahora que?
— ¡Mira!
Rápidamente la chica salto hasta donde yacía una pequeña flor, está se encontraba cubierta de nieve, la prueba de que su objetivo estaba cerca, después de todo era difícil que nevase en un lugar como ese.
El sonido de grandes pisadas se escuchó a lo lejos, ambos observaron a tal dirección y entre los arbustos la agitada arpía finalmente hizo acto de presencia. Sus ojitos se iluminaron cuando encontró al pelirrojo por lo que no dudó en ir hacia él.
— ¡Enji, Enji! Tengo dos noticias una buena y otra mala. ¿Cuál quieres?
— Hawks, no es momento para esto.
— ¡La buena, es que encontré a tu hija!
— ¡Lo sabía! Me debes una disculpa Rey tirano.
Enji gruñó ante el apodo de la mujer, pero las pistas decían que el ave estaba en lo correcto, bajo su mirada a las plumas del menor, eran un desastre y estaban cubiertas de fango, Hawks no era tan consiente de su entorno cuando se concentraba en algo.
— ¿Y la otra?
— Pues…
— Eh… Chicos.
— Espera, debo escuchar lo que Hawks debe decir.
— Creo que no es necesario.
El hombre gruñó ante las palabras de la mujer, pero al ver su expresión de pánico le hizo dirigir su atención hacia dónde está señalaba, entre los arbustos podría notarse como unas manos salían, poco a poco el cuerpo de la chica se fue notando, el cabello rubio algo descuidado y lleno de fango y ramas.
— TU MALDITA AVE.
— ¡Eso era! Encontré un pescado enorme y le arranque la cola.
Habló la arpía quien alzaba una de sus garras la cual llevaba la dichosa aleta de la sirena. Enji tuvo que llevarse su diestra al puente de su nariz en un intento por no sucumbir ante la situación que tenía frente a él.
Tenían a una mujer mitad pez irradiando ira porque Haces pensó que podía comer la aleta.
— ¡ESTÁS IDIOTA, VIGILA LO QUE HACES CON TUS GARRAS!
— Enji dice que los platos con pescado con sanos.
— ¡NO CON PECES QUE SE ARRASTRAN POR EL SUELO COMO SI ESTUBIERAN POSEÍDOS!
— Odio estar de acuerdo con la conejo, pero por primera vez tiene razón, Hawks.
— ¿Y qué hago con esto?
— DEVUELVE ESO A SU DUEÑO.
— LOS VOY A MATAAAR.
La criatura comenzó a arrastrarse más rápido hacia ellos, Miruko fue la primera en desaparecer en un “Pof” volviendo a su estado animal y dando saltitos para huir. El soberano estaba tan irritado que fue tras la cobarde y de paso llevándose al alado consigo.
— ¡Pero Enji, yo puedo pelear!
— No venimos para que pelees con ella.
— ¡Venimos Fuyumi! ¿Dónde esta?
— Frente a ti.
— ¿Don…- La conejo termino estrellándose con una extraña pared invisible, la barrera seguía en su sitio y en el interior podría observarse a la chica mencionada, parecía no haber notado su presencia hasta que el golpe contra la barrera le hizo salir de su lectura.
Rápidamente se acercó al lugar sin creer lo que veía, podría notarse la felicidad en su rostro al ver al soberano, aunque su voz era incapaz de escucharse era claro lo que dijo.
Enji la observó, un nudo en su garganta se formó y el dolor en su pechos e hizo más grande, habían pasado años desde que no la veía.
Quería hablarle, disculparse por la manera en que se comportó con ella, con sus demás hijos, con su ex esposa. Tomó aire, dispuesto y con el valor suficiente para continuar, tocó con sus propias manos la barrera.
— ¿Qué haces? No puedes romper eso solo con tus manos, se requiere de magia muy poderosa para eso.
— No me digas.
Ambas manos ahora estaban sobre la barrera, el hombre dio un hondo respiro y el alado rápidamente tomó a la conejo y la alejo lo más que pudo del lugar, confundida, no sabía porque la reacción de la arpía, el calor se hizo presente y grandes llamas se podían observar desde lejos, casi los alcanzaba, pero cuando la albina se dio cuenta ellos estaban varios metros lejos del suelo.
— ¡Espera un momento! ¿No que no sabes volar?
Hawks inclinó su rostro, con duda, al darse cuenta de lo que hacía dejó de aletear y ambos terminaron cayendo de nueva cuenta a donde el pelirrojo, las tapas habían amortiguado gran parte de la caída.
— ¿¡Porqué nos dejaste caer?
— Es que no se volar.
— ¿Y qué fue eso?
— No sé.
— ¿Es que eres tonto? Solo lo hiciste porque sentiste peligro. ¿simple instinto?
El chico asintió varias veces.
— ¿Terminaron?
El pelirrojo los estaba observando de su lugar, a su lado la albina con detalles carmín en sus cabellos los observaba confundida, rápidamente la conejo dio varios saltos rodeando a la chica.
— ¡Lo lograste, suegro!
— ¿Suegro?
— Ignórala, solo está aquí como suministro de emergencia.
— Ya veo ¿Y él?
Señalo al alado quién se removía en su lugar para quitarse las ramitas de entre sus alas, su vista se dirigió a la chica y después se acercó al pelirrojo para tirar de su brazo.
— Él es Hawks.
— Un placer, Hawks. Por cierto ¿Qué pasó con la sirena?
— Hawks le quitó la aleta y… la perdimos hace unos minutos.
— ¿Qué? Deben acabar con ella. ¡Ella le si formará a los otros!
— ¿Quiénes?
— ¡Debemos irnos!
Exclamó la chica quién rápidamente tomó el brazo de su padre para dirigirlo fuera del bosque, tras ellos Miruko y Hawks lo seguían, pero este último detuvo su andar para observar tras de él.
— ¿Qué pasa?
Pregunto la morena, los gruñidos del ave eran audibles y parecía estar prestando atención en un punto en particular, parecía hacer caso omiso a las quejas de su compañera quién intentaba hacerle entrar en razón.
Este extendió sus alas y dejó a la pequeña conejo atrás, rápidamente saltó hasta alcanzar al soberano y a su hija, ellos ya estaban llegando a la salida.
— Corren tan rápido.
— ¿Dónde está Hawks?
— ¡Eso es lo que iba a decirte! Volvió dentro.
— ¿¡Qué!?
El hombre estaba a punto de ir a por el ave, no podría dejarlo ahí dentro si era tan peligroso como su hija dictaba, ella por su parte le impedía regresar con todas sus fuerzas.
— No lo hagas. ¡La sirena de ese lugar es muy fuerte!
— ¡Precisamente! Miruko, lleva a mi hija al castillo, yo volveré por Hawks.
— ¿Estás seguro? No sabes dónde fué.
— Sí Hawks volvió es por algo importante.
Ahora se encontraban en un debate del cual el rey realmente prefería evitar, tomar la acción era lo principal y ahora, aunque su seguridad era importante no podía permitirse dejar al alado ahí. Un grito se escuchó y la voz obligó a los presentes a cubrirse los oídos con sus propias manos, aún así el sonido calaba que lograba hacer que sus cabezas dolieran, después, el silencio.
— ¿Qué fue eso?
Hablo la morena quién había sido obligada a tomar de nuevo su forma humana, era un poder bastante grande. Estaban marcados, tanto como para poder moverse. El aleteó apenas se escuchó y lo siguiente que cayó fue el cuerpo despedazado de la sirena de antes.
— Era muy ruidosa.
Habló el alado quién refunfuñaba con fastidio ante sus propias acciones. Después observó a los presentes con confusión, realmente no entendía el porqué de las expresiones que le mostraban.
— ¿Volviste para acabar con ella?
— ¿Con quién? Ah, el pez. Sí, no era divertido. ¡Enji, quiero un baño!
— … Por supuesto, será lo primero que tendrás, después… — observó a su hija. — Me explicarás sobre eso.
— S-Si.• • •
Está es la primera vez que escribo al final y es para dejar unas cosas en claro:
Hawks sabe cazar debido a que El rey Enji lo entreno gracias a la Cetreria (Actividad que se realiza al cazar con aves). Aunque Hawks no volaba era muy buen cazador por lo que aprendió muy rapido.
Hawks sigue siendo de naturaleza feroz, eso no se puede cambiar, el instinto es algo con lo que nació. Pero así como es capaz de volar por ello es capaz de percibir peligro y volverse más agresivo que puede herir a cualquiera que considere enemigo, como tal no descansará hasta eliminar a su objetivo. Por eso acabó con la sirena y no con Miruko. Una la veía como alimento y otra pasó a verla de una posible presa a una amenaza.
Miruko y Fuyumi serán una pieza bastante importante en la historia, también en la secuela que ya está en la biblioteca.
Quiero recalcar que aquí los magos, brujas y hechiceros envejecen más lento que los humanos normales y viven por mucho más.
Cómo último dato Enji no es un hechicero, se puede decir que sus poderes se deben a que su familia toma sus poderes del sol. Son la representación de éste mismo en otras palabras. La mayoría de los habitantes tienen un poder similar, pero por mucho más débil que el de él.
Ejemplo: Enji puede usar sus llamas y pueden incendiar todo su país si lo quisiera.Sus soldados pueden usar las llamas para atacar, hay unos que adaptan sus armas para ello.
Los aldeanos suelen usarlo para sus labores del día a día, desde cocinar, forjar armas, etc. Es una habilidad más débil pero útil.
Eso es todo, espero que les guste la historia y muchas gracias por los comentarios, amo leerlos. 💖
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"Una canción para el rey"
FantascienzaUn solitario rey. Una Arpía sin esperanza. Y una canción para su amado salvador.