La última vez

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-Senpai... ¿Sigues molesto?- cuestionó Tetsuhiro.

Miro al hombre que se encontraba frente a él con los brazos cruzados y el ceño fruncido quien seguia sin mirarlo.

Tetsuhiro seguía de rodillas en el suelo, con la cabeza agachada y la mirada perdida. Sus ojos se cristalizaron al saber que no había respuesta, su senpai lo ignoraba y la molestia en su rostro era palpable.

-Lo siento- intento de nuevo, pero aquel hombre seguía sin responder.

Después de varios minutos en la misma posición, se escuchó un cansado suspiro.

-No entiendo por qué sigues negandote, Morinaga. Esto solo te está haciendo daño.

-Solo quiero estar contigo- dijo con voz trémula. Aquel dolor vuelve a su pecho y el escozor en sus ojos se intensifica.

-¡¿A costa de qué?!- cuestionó molesto -Eres consiente de que cada día decaes más?!!

¿Qué más puede hacer? Se pregunta; ¿Qué hacer para que su amado lo entienda? ¡Para que todos entiendan! No ha hecho nada malo, tan solo quiere estar junto a él y si, quizas descuido un poco su salud, pero era la única manera de estar a su lado.

-Te amo- escapó de sus labios en un audible susurro. Su flequillo cubría parte de su rostro, más no pudo ocultar aquel par de perlas saladas que morían en sus mejillas.

-Solo hazlo- rogó el mayor. Se colocó a su altura y tomo el rostro de Morinaga entre sus manos -Deja de negarte a la ayuda que se te ofrece.

-Pero...- presiono sus dedos sobre sus labios.

-Solo permiteles ayudarte.- dicho eso, tomo el trozo de vidrio roto que tenía entre sus manos para acunarlo entre sus brazos.

Morinaga se desahogo, lloro como nunca antes mientras hundía su rostro entre el cuello de su senpai.

Quería impregnarse de aquel aroma y grabar en su memoria la calidez del otro.

Con un suspiro de resignación, se puso en pie y camino hacia la cama, tomo aquel maldito medicamento al cual tantas veces se había negado a tomarlo para finalmente acostarse y lograr descansar.

-Esta es la última vez, Morinaga, prometelo.

Morinaga no dijo nada, tan solo se quedó recostado en forma fetal mientras tomaba de la mano a Souichi.

Después de varios minutos contesto -Lo prometo...

Souichi se encontraba al pie de la cama tomando la mano de Morinaga, este último la apretó un poco más y mostró una sutil sonrisa

-¿Cuando despierte estarás aquí?

-Yo siempre estaré a tu lado, Morinaga.

Con eso último, Tetsuhiro le beso los nudillos de su mano y cerró sus ojos, tratando de amortiguar los fuertes golpes provenientes de detrás de la puerta al igual que los desesperados gritos que suplicaban por favor les abriera.

Un fuerte golpe le hizo abrir sus ojos. Aún en la misma posición miro por toda la habitación solo para corroborar que Souichi no estaba a su lado.

Sonrió melancólicamente ante ello... Claro que no estaría a su lado, él no estaría ese día ni el que sigue, Souichi había muerto hace cuatro años.

Cerró los ojos nuevamente ignorando el grupo de médicos y policías que ingresaron a su habitación, ignoro el jadeo de todos en aquellas cuatro paredes, ignoro el dolor que le oprimía segundo a segundo, ignoro los cuerpos inertes bajo un charco de sangre que se encontraban cerca de él, ignoro una a una las preguntas que le eran dirigidas, ignoro el olor a acre que inundaba en el aire, ignoro el rojo escarlata que manchada sus manos al igual que la ropa.

Esta era la última vez, lo había prometido...

La última vez que se negaba a dejarlo en el olvido, la última vez que se molestaba cuando intentaban hacerle creer que no era real, la última vez que se oponía a tomar lo que le hacía olvidarlo, la última vez que perdería la cordura, la última vez que lo vería...

Esta es la última vez, se dijo una vez más y así lo cumpliría...

Después de todo, un hospital psiquiátrico no era lugar que su amado quisiera viviera toda su vida.

After DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora