CAPÍTULO 2: Panqueques |Confusiones

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Can i call you tonight-Dayglow, sonaba  en el computador de Evelyn mientras hacía esfuerzos fallidos por armar la batidora de manos sin instrucciones que había comprado su mamá.

la señora Díaz que trabajaba a medio tiempo llevando la contabilidad en el instituto, le gustaba comprar artículos de cocina en los bazares, por ello estábamos a pocos meses de graduarnos en una carrera técnica de educación media en Administración de centros turísticos y Hoteles con cursos intensivos en cocina básica Y aún no llevábamos bien el armar la batidora.

Terminamos batiendo la harina a mano mientras se terminaba the Night we met-lord huron, por sexagésima vez ya que llevábamos una obsesión mutua por esa canción,  incluso yo que no me gustaba la música en inglés por que consideraba que había mucha en español muy buena para escuchar en otro idioma que no entendía por completo, yo prefería escuchar bolero-salsas una fusión de Cartagena que se dejaba llevar- Santiago Cruz era una de las canciones de la cual cualquier persona se dejaría llevar, por su fusión musical, canción que amaba desde haberla escuchado en una novela colombiana que mi madre veía que no recuerdo su nombre.

Evelyn en cambio, que usaba shorts y las uñas pintadas de azul oscuro, tenis Vans y camisetas de bandas de k-pop , prefería mostrar toda la garganta cantando Rolling in the deep-adele mientras trataba dejar el café en su punto.

Existía tanto en ella, había cursado toda su carrera en Roosevelt, cuando recién llegaba al instituto sin amigos y con ganas de vomitar pues mi hermano menor había inundado el auto con su olor a pañal sucio de la era de piedra, a penas tenía la vista clara,  me acerqué a un pequeño puesto benéfico de dulces para salvar a la banda pues el instituto quería suspenderá por falta de fondos, y ahí estaba ella fue difícil cruzar palabras por que tomó mi dinero luego de darme unos dulces de Tamarindo cuando le gritó a un chico de unos 19 que le rompería la garganta con el puño, no imaginaba eso pues su contractura física no se lo permitiría pues media 1.55m y quizá pesará unos 50kg.

-¿Lo prefieres sin azúcar?-preguntó después de darme datos exactos de las calorías y demás propiedades que poseía el café con azúcar.

-Sí- respondí sonriendo, pues sabía que lo tomaría sin azúcar de todos modos por que ella lo tomaba así o quizá por que siempre lo había hecho, siempre había tratado de agradarle por que había un "nosotros" que no podría explicar aunque México me prestara todas sus novelas.

Como era yo de pocas palabras nos sentamos en las sillas de madera en aquella cocina también de madera en el patio de su casa, la cual no habían querido remodelar por ciertos motivos sentimentales.Quiza el son de aquel bolero-salsa que sonaba en el computador o la atracción no sólo física sino química y demás propiedades de la tabla periódica que tampoco recuerdo (creo que olvido demasiadas cosas) o quizá la cafeína o el sereno de aquella noche primaveral fue que me atrevió a decir

-Esto es hermoso- sosteniendo mi taza azul.

-Lo es- asintió Evelyn mirándome a los ojos, mi mente se nubló, no sabía si se trataba de una afirmación o una pregunta.

El vapor del agua hirviendo a penas me dejaba ver sus bollos, sus pequeños ojos café y sus rizos falsos a poco tiempo de no ser rizos, sus manos cálidas que había tocado en ocasiones por accidente, lo estaban esa noche,  estaban cálidas y suaves, sus uñas color azul oscuro parecían más brillantes de lo normal y entonces me dejé llevar, por que Santiago Cruz lo decía, "...se dejaba llevar por ti..." tanto que al son de ese ritmo caribeño nos dejamos llevar.

Y la besé o quizá ella me besó; a decir verdad nunca he sabido quien tomó el primer impulso , sus labios carnosos se juntaron a los míos parecían bailar esa pieza entre sí "...se dejaba llevar por ti..." ellos como nosotros nos dejábamos llevar, sentí el sabor amargo del café con poca azúcar en su boca y su respiración agitada en mi mejilla, sus rizos falsos rozando mi hombro y el tik tak de mi corazón agitado por que era real, era un beso real y no imaginable como lo había imaginado muchas veces,les juro que me gustaba tanto pero me detuve.

-Pasa algo- preguntó aterrada?

Y no es que no me gustarán sus besos en lo absoluto,  de hecho imaginaria que la mejor referencia es cuando pruebas el helado de Napolitano por primera vez después de correr un maratón,  o ver por primera vez las estrellas después de hacerte una cirugía en los ojos, o ver los colores de las flores a los 60 años cuando tuviste una vida de foráneo daltónico, eran besos que agradaban el alma y tiempo después me daría cuenta que también la aprisionaban.

-¿Pasa algo?- pregunté refiriéndome a nosotros, o si había un "nosotros" considerando de que siempre hubo un "nosotros" pero con el estilo de Francia y Estados Unidos, en cambio quería que fuese un "nosotros" como el "nosotros" que había entre Obama y su esposa.

Quizá eran los panqueques batidos a mano con sabor a las macheteadas de mi abuela, o el café con poca azúcar amargo , o la canción bolero-salsa caribeña que había hecho que nos dejábamos llevar por que aunque pareciera tan predecible aquella noche sabía que no todos estábamos destinados a amar con locura y esto que aquella chica de media nacionalidad española me volví a loco.

Ambos hagachamos nuestra cabeza,
Y tal vez habría quedado en mi gotas de cafeína aquella noche pensando en que podría amar con locura.

-Loco Omarrr, es un beso- dijo sonriendo. Ése exceso de "RRR" en mi nombre tenía solo un significado.

El primer año de bachiller en Roosevelt cuando aún no era Roosevelt Aaron sustituyó mi salsa en las papas por Chile adulterado de la cafetería y Joder que si picaba como el demonio, no podía hablar muy bien las siguientes clases que usaba la "RRR" en todo lo que decía...

-Vas a estar bien Omarrr- me dijo acomodando su cabello detrás de su oreja izquierda y joder que le quedaba muy bien.

..solo es un beso Omarrr... y en efecto quizá no había sido para ella, pero no para mi.Por que su exceso de "RRR" me lo decían aquella noche,Estaría bien.

-Come pequeño demonio- Respondí sintiendo confusión de haber creído por tres años que existía un "nosotros" más allá de las prácticas de banda y las odiosas clases de Caroline, o los chilaquiles majestuosos de la cafetería,  no había un "Nosotros" y eso aprisionaban mi alma, me negaba a aceptarlo.

PRISIÓN EN LAS FLORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora