Euforia

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Prendió su cigarrillo en busca de consuelo, quizás calmar la agitación de su cuerpo, el temblor en su mano o la locura de lo que estaba sucediendo y es que sus ojos apreciaban el ataque del mundo, apuntando su vista hacía sus pies, no entendía lo que ocurría, cómo era posible, su risa se sentía plena segundos antes, sus ojos brillaban al ritmo de aquel baile, la felicidad parecía completar cada parte de su cuerpo desde el suelo hasta el cielo y ahora se encontraba quemando el tabaco, tapando con humo el fracaso, la lucha de ser derribado estando en lo más alto, esparciendo el papelillo calcinado en busca de tranquilizar su llanto.

¿Cómo es posible?, si el vino en caja había activado la esperanza, si la música a todo volumen permitía liberar tu alma, las luces verdes y rojas seguían la sincronización de tu corazón en llamas, si estabas volando. ¿Por qué te caíste tan fácilmente?, sin ser apedreado, sin sentir el impulso de los vientos ni el veneno del pecado. Por Qué tirado, estando controlado, gritando las canciones de Rodrigo y bailando, al ritmo de un cuarteto alegre con la chica que agrede al odio y te llenaba de amor, por qué permitís derrumbarte, no ves que estás brillando, no vez que empezaste a iluminarte, no ves que estás besando, lo hermoso de la vida, la felicidad sin necesidad de fingir, no ves que estás accionando, tu cuerpo generando el calor del acto, de hacer y no perecer pero caes. Te vas corriendo de la fiesta sintiendo que todo te pesa, que estar con las emociones altas te empujan y te encadenan de nuevo al dolor, al ser frívolo tocando tu interior. No podes generar alegría sin fabricar caídas, una depende de la otra en ti, así inconsciente, buscas refugió en lo alegre, tapando con orgullo la amargura fuerte, presionando con ira y mostrando con acción tu vida. No vueles cuando necesitas refugiarte en tu árbol y esperar que la tormenta paré. Porque alzando tus alas al principio puede ser arte y llegando hasta tu límite puede tirarte a la calle, desamparado y con las alas rotas, pensando, «Así se siente ser rebalsado por una sola gota»

Tiró la colilla para el lado del patio donde se encontraba el pasto, como si formara parte de sí, sin darse cuenta que provocaba caos, entonces su mente pareció relajarse y detenerse, no supo si era el efecto de la nicotina o el placer de ejercer con violencia hacia su vida, de tirar la colilla en representación de acabar con esa porquería, que creía tapar sus heridas, y no sanarlas, solo mimarlas con perfectas mentiras, porque la sonrisa en su rostro solo se terminaba con una sobredosis de alegría, de momentos hermosos cuando necesitaba saber apreciar el dolor de no sentir la llama, aquella que lo impulsó a venir aquí, a enloquecerse, a bailar, y sonreír por la nada, a girar y sentirse por primera vez, dueño de su rotación. Presión sobre su pecho, que aún llorón no logró llegar a su despecho, ¿Qué viene después de esto? , después de caer de lo alto, solamente quedarás varado. Empezarás a quedar atrapado, en lo que quisiste tapar, no sanar, no mirar, no aceptar, estas mal, date cuenta, necesitas frenar, deja de presionar los momentos lindos en busca de olvidar, olvidar este infierno, no sé puede, por lo menos hoy no. Ahora miraras desde abajo como se genera la tormenta y como se va, pero sentirás la lluvia mojando tus alas y el frío en tu alma, porque querido pajarito, ya no te refugia el nido en el árbol. Decidiste intentar volar en el momento que no era adecuado, decidiste sentir felicidad cuando era momento de respetar el llanto, ahora te encuentras agobiado en la depresión y la única manera de restaurar tus alas es dejando de intentar volar, y concentrándose en buscar protegerse de la lluvia. Vete a casa, la fiesta solo se abraza en momentos de cordura. 

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