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𝐂1. 𝐁𝐈𝐄𝐍𝐕𝐄𝐍𝐈𝐃𝐎𝐒
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— ¿Puedo pasar?— mi padre entró en mi habitación.
— Si ya estás dentro, ¿para que preguntas?— me dirigí hacia el sin apartar la vista de mi teléfono. — ¿Qué quieres ahora?
— Vengo a traerte el vestido que hemos encargado para ti. Mañana será la puesta de largo de la hija de los Nunier. — se sentó al filo de la cama que yo reposaba. — Deberías probártelo para ver como te queda.
— ¿Por qué debería ir yo a esa fiesta? ¿También queréis presentarme en sociedad como la hija bastarda? Pensaba que tu mujer la marquesa se avergonzaba de tenerme como hijastra.
— ¡Noa!— me quitó el móvil de mis manos.— No quiero que vuelvas a empezar con tu discurso. Eres mi hija, y como Carla, quiero que vayas. Te quiero, y me duele que digas esas cosas
— Si me quisieras no te hubieras olvidado dieciséis años de mi.- fijé mi mirada y me incorporé para sentarme y estar enfrente.—Dime Teodoro, ¿es tendencia entre los marqueses presentar nuevas hijas a tus amigos? No sé, tal vez no le encuentres maridito a Carla y has tenido que ocurrir a la bastarda para que se case con un ricachón y así seguir manteniendo a flote tus vinitos. ¿Es eso cierto?
— Pruébate el vestido, y baja a cenar. Si tienes algún problema con él dilo.- se levantó de la cama. — Deja de montarte películas, Noa. Más te vale que en la fiesta me llames papá, cariño. Recuerda, hazlo por tu madre. Sé qué tienes dos hermanos pequeños, ¿no querrás que les pase nada malo, verdad?— salió de la habitación dejándome de piedra.
— Será hijo de puta...— arrugué las sábanas y ahogué un grito de rabia.
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— Joder, tía. Vaya putada. No entiendo porque no te dejan llevarlo.— le dije a Nadia. Nos dirigíamos a la piscina del instituto.- No es ningún complemento, es parte de tu religión.
— Eso mismo le dije a la directora. Aquí todo el mundo viene con relojes, pendientes y colgantes caros y no pasa nada. En cambio yo no puedo venir con el hiyad.— contestó.
No era la primera vez que la veía sin el pañuelo. Había ido varias veces a su casa y siempre estaba con su pelo rizado y suelto. Ahora lo llevaba trenzado para tenerlo lo más recogido posible.
— ¿Se lo has dicho a tu padre?
— No... no quiero que baba lo sepa. Entonces no me dejaría volver aquí, y lo más importante para mi es conseguir esa beca para labrarme un futuro mejor...—Se detuvo al escuchar las voces de Christian por el pasillo— ¿Qué pasa ahí?
Las dos nos giramos para ver al chico. Iba por el pasillo desnudo, tapándose nada más que sus partes íntimas mientras saludaba al corro de estudiantes formado por el pasillo.
