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C.3 SÁBADO NOCHE
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La casa de mi amigo estaba llena de personas desconocidas que no paraban de gritar y bailar tambaleando sus vasos de alcohol. La música estaba tan elevada que tenía que hablar a voces e incluso notaba su vibración en mi cuerpo. El ambiente se agrada por las luces de navidad que habían colgado a lo largo de las paredes.
En medio del salón, había un grupo de chicos que estaban jugando a lo que parecía el mítico reto o verdad, pero no veía a ninguno de los anfitriones jugando.
— ¿Qué hace este aquí?— Nano apareció enfrente nuestra clavando su mirada en Guzmán.
— A venido en son de paz. Solo quiere vigilar a su hermana. — puse una mano en el pecho de mi amigo para calmar la tensión.
— Venga, vamos a demostrarle que nosotros también somos buenos anfitriones.— añadió Nadia. Nano y Guzmán estaban envueltos en una guerra de miradas.
— Ey, Nano. Tranquilo.— al decir esto, bajó su mirada hasta mis ojos.
— Ven, quiero hablar contigo. — me cogió el antebrazo sin hacer fuerza, llevando su cigarro a la boca.
Me metió en el baño. Tiró el cigarro al váter, bajó la tapa y se sentó en el. Me recorrió con la mirada. Se veía frustrado, podía notarlo en sus gestos.
— Bien, ¿de qué quieres hablar?— me crucé de brazos.
— Tengo un plan... pero quería contártelo a ti primero.— comenzó a decir.
— ¿Un plan? Nano, sabes que lo tuyo no son los planes. ¿Recuerdas? Yo soy la cabeza y tu el que lo realiza... La cárcel te ha hecho cambiar.
— Voy a ir a la casa de la Marina esa. Tengo que impresionarla y conseguir que me lleve. Tiene dinero en una caja fuerte y me se la contraseña.
— ¿Como sabes eso?
— Samu me ha dado toda la información. Al parecer esta coladito por la pija.
— Ya... ya me había dado cuenta. Se le cae la baba por los pasillos cada vez que la ve.- hice una mueca con la boca.— ¿Cómo vas a ir a su casa? ¿Piensas en liarte con ella?- completé la pregunta con un tono sarcástico pensando que el de ojos claros se riera, pero se mantuvo serio.— ¿Enserio Nano? ¿Te vas a acostar con ella?
— ¿Qué hago entonces? ¿Le digo que le voy a cantar una nana para que se duerma? O mejor, ¿por qué no me abres la caja donde tu padre guarda la pasta?
— Le vas a romper el corazón a Samu.
— No se va a enterar. A ver si la olvida de una vez. Esta ciego, no se da cuenta de las demás chicas que de verdad merecen la pena. Es un tonto, teniendo una a su alcance.
