Deseos a una estrella [ᴏɴᴇ-ꜱʜᴏᴛ]

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A través de su ventana, el cielo estrellado lucía tan lejano y tan cercano como el cumplimiento de su deseo. Su pequeño cuerpo estaba cubierto por una suave frazada que lo abrigaba de una manera en la que su pijama no podía.

En la grandeza y oscuridad de su habitación, la luna era su única fuente de luz. Habiendo despertado por una súbita pesadilla y en completa soledad, había decidido recurrir al cielo como único consuelo.

Era infinito, brillante y hermoso. Una prueba de que el mundo era mucho más grande que el doloroso rincón de su corazón. El cielo conectaba a las personas. No importaba que tan lejos estén unas de otras, todas contemplaban el mismo cielo.

El pequeño niño de cabellos blancos se preguntó si ese era el lugar en el que estaban sus padres ahora. No podía evitar pensarlo ya que un sueño recurrente lo perseguía cada noche.

Completa oscuridad y él en soledad. Todas las personas que se acercaban a él dejaban de existir, incluyendo sus padres. Por más que intentaba, no lograba comprender la razón de esto ¿Acaso no era merecedor de felicidad? ¿Un ser más poderoso que él había decidido que estaba destinado al abandono? Era difícil separar su vida de las pesadillas, la única diferencia siendo que las pesadillas acababan una vez abría los ojos.

Encerrado en su jaula de cristal, observaba el mundo al que quería renunciar. No quería perder a nadie más, su pequeño corazón no podría soportar un dolor tan inmenso. Se rompería en mil pedazos y no podría encontrar más razones para seguir.

Abrió la ventana con delicadeza, para poder ver con más claridad la belleza del cielo de la noche. La frialdad que entró lo obligó a taparse aún más con la frazada. Era una noche helada y acompañada de viento, pero prefería esto a volver a la comodidad de su habitación manchada por recuerdos.

Aún frescas en su mente, las memorias felices con sus padres llegaban a él una y otra vez. Komaeda las atesoraba, temiendo que el recuerdo de aquellos que le habían dado la vida desapareciera de un momento a otro. Eran lo único que le quedaba, aparte de todo lo que sus padres habían dejado atrás, incluyéndolo a él mismo.

El dinero, su mansión y todos los objetos en ella. No había nada que llenara el vacío que habían dejado tantas perdidas. Su cama y sus frazadas podían abrazarlo, la televisión podía llenar la casa de bullicio, sus libros podían presentarle nuevas personas y lugares, pero por más que siguiera buscando refugio en estos objetos, solo le recordaban a las cosas que no podía tener.

Contemplando el cielo estrellado, intentó vaciar su mente de todos estos pensamientos que lo atormentaban constantemente. Así, admirando la hermosura de las estrellas en el cielo nocturno, recordó algo que leyó en un libro.

«En el oscuro cielo, una estrella brillaba más que todas las demás. El hombre deseó con todo su corazón que su deseo se hiciera realidad»

Estaba ahí. En lo más alto podía observar aquella estrella con una luz singular. Aquella que brillaba más que cualquier otra y que según algunos de sus libros, podía cumplir deseos.

¿No tenía nada que perder, verdad? Komaeda observó la estrella, no como si fuera la que más brillaba, sino como si fuera la única que lo hacía. La única luz que tenía en tan inmensa oscuridad.

Cerrando sus ojos como por acto reflejo, el pequeño deseó con toda la fuerza que había en su diminuto pero gran corazón.

¿Qué sus padres volvieran? ¿Volver en el tiempo y cambiar las cosas? ¿Que se acabara su soledad?

El albino no pidió ninguna de esas cosas.

—Por favor, no dejes que nadie más sufra por culpa mía.

𝘓𝘰𝘷𝘦 𝘲𝘶𝘰𝘵𝘦𝘴 ♡ [ᴋᴏᴍᴀʜɪɴᴀ]Where stories live. Discover now