Caballero SuperCorp (GIP)

La Leyenda

Había escuchado hablar de aquel castillo, las historias sobre aquella bella princesa que fue asesinada por la terrible hechicera en una noche tormentosa, relatos de los poblados cercanos a la imponente infraestructura, las grandes torres de piedra se elevaban causando sombras terroríficas, las enormes puertas de madera estaban astilladas debido a su inexistente mantenimiento.

Se rumoreaba que algunas noches si te encontrabas cerca de aquel castillo escuchabas los gritos de dolor de la princesa, seguido de las tétricas burlas de aquella hechicera, obviamente jamás nadie se acercaba a ver por propios ojos que sucedía dentro del palacio.
Pero a la joven guerrera no le importaban aquellas historias, relatos para asustar a los niños logrando que estos se comportaran ante la amenaza de mandarlos con la bruja, la guerrera se encontraba huyendo, alejándose de su pasado y de aquellos recuerdos tormentosos que acechaban su conciencia, huía de un pasado que la encontraba halla a donde fuera. 

Tomando una gran inhalación se permitió empujar aquella puerta de madera que crujió bajo su empuje, sintió sus manos ensuciarse con el moho de la puerta pero no paro hasta que el espacio fue lo suficiente grande para que pasara ella y su caballo. El patio de armas aunque derruido y en mal estado, conservaba pequeñas características de que en sus ayeres fue hermoso, fuertes muros resguardaban el palacio, una carreta de trabajo estaba al lado de las caballerizas y aunque le faltaba una llanta se veía resistente.

"Talves pueda repararla"

Se dijo a si misma mientras acomodaba al caballo dentro de uno de los cajones que aun servía, le quito la silla de montar acomodándola cerca por si tenia que irse, no era por que tuviese miedo de las leyendas en torno al castillo, sino por el temor de que los campesinos de los poblados cercanos descubrieran quien era. 

Kara Zor-El era su nombre y siempre estaba preparada espada en mano y daga a un costado por si alguien atacaba, no temía a las peleas ya había salido viva de algunas batallas cuando muchos de sus compañeros perecieron. Ella no se vitoreaba por ello, pues sabia que tarde o temprano debía morir, pero en su interior algo le decía que no podía dejarse matar tan fácilmente, que tenia aun misiones por cumplir, por eso mismo estaba huyendo, alejándose de aquellas personas con quienes apostó y perdió la vida, sea mejor dicho su libertad. 

Al voltear a mirar al cielo, las nubes negras azulencas anunciaban una gran tormenta, sin demora dejo alimento a su caballo y tomo un balde para buscar en aquel deteriorado pozo algo de agua para saciar la sed de ambos. Por suerte el pozo parecía servir, si bien no era fácil de halar la cuerda, con algunas reparaciones quedaría como nuevo, tan ensimismada en sus pensamientos se encontraba que el gran estruendo del trueno la hizo saltar y tomar la espada para enfrentar a las grandes gotas que lluvia que mojaban su rostro y armadura.
Suspirando con pesadez guardo la espada y tomando las pocas pertenencias que aun guardaba con ella se encamino al castillo en medio de aquella lluvia que cada segundo era mas fuerte, pareciese como si el lugar atrajera lo sombrío. 

Empujo la puerta con menos dificultad que la principal, como si esta estuviese en constante uso, no le dio mayor importancia pues se la ropa mojada y el peso de la armadura empezaba a causarle molestias, siguió caminando por el gran pasillo que daba ala sala del trono, logro vislumbrar grandes cuadros de gran belleza y sin duda gran valor, algunos estaban caídos y otros pocos arrancados como si alguien quisiera saquearlos pero ante algún susto decidieran mejor dejarlo todo y salir huyendo, pudo encontrar las cocinas pronto ya que los grandes castillos en su mayoría eran réplicas de otros. 

Dejo el pesado yelmo sobre la mesa de la cocina, colocando su bolsa de viaje en el suelo y empezó a quitarse la coraza de su armadura, para ella no eran gran problema pues desde que inició sus estudios para convertirse en caballero, le enseñaron que habría épocas en la que nadie debería o podría ayudarla, por lo cual aprendió como hacerlo sola.

Cuando se quito todo aquel metal del cuerpo puedo respirar mas tranquila, la ligereza con la que se sentía era reparadora, sabia que no podía acostumbrarse a ir sin su armadura por lo cual solo de retiro la ropa mojada y saco la protección de cuero que solo usaba cuando no transitaba los peligrosos caminos entre los reinos. Con ropa cálida y la protección puesta pudo pensar con mayor claridad, saco un poco de carne seca y el resto de vino que traía consigo del ultimo pueblo del que salió huyendo antes de ser descubierta.

Los actos de heroísmo fueron su perdición, a cada pueblo que llegaba pareciera que las desgracias la seguían, recordó como logro salvar a los dos pequeños niños de las garras de los perros salvajes y al llevarlos con su madre esta se alivió hasta que logro verla y salio corriendo con sus pequeños en brazos gritando que "Kara La Sanguinaria Zor-El" estaba en el pueblo y ataco a sus hijos, apenas logro huir las primeras veces, desde ese entonces escondió la capa con el escudo de los El, y solo la usaba para dormir, haya al pueblo que iba se presentaba como una forastera de nombre Kara Danvers, si le preguntaban mas de su procedencia, les hablaba de los criados del Rey Mon-El, los Danvers habían tenido 2 hijas una de ellas murió y aunque ellos lloraron su muerte jamas hablaban de su perdida aceptando a Kara como el remplazo de su hija muerta, ellos mismos le ayudaron a escapar cuando la ira del Rey cayo sobre ella, asi los pobladores no la acechaban y si eran conocidos de los Danvers le daban alimento o alojamiento provisional.

Anhelaba aquellos días en lo que lo único que le preocupaba era seguir viva y ayudar a que el reino fuera mas grande y próspero, lastimosamente después de su huida las riquezas del reino escaseaban, había oro, plata y joyas a montones, pero la comida era cada mes mas escasa, las granjas de cerdos enfermaban y las de trigo se llenaban de rota amarilla que lo volvía inservible.

La lluvia arreciaba mas fuera del castillo esperaba que eso sirviera para que algunas regiones donde escaseaba el agua pudiera abastecerse, rebuscando entre los cuartos cercanos encontró los que eran los cuartos de descanso de los criados, logro entrar y encender las antorchas con el fuego que encendió en la cocina, acomodo un poco las mantas en aquella cama que le pareció mas resistente y se cobijó con la gran capa que tenían el Emblema de los El.

El golpeteo de la lluvia logro arrullarla su respiración se hizo lenta y el cansancio casi la vencía, tanto que no escucho como se abría la puerta de los cuartos hasta que una mano se acerco a su rostro para tomar el colgante de su pecho, era de metal extraño, plomo según escucho le llamaba el sabio del reino, su tía se lo dio después de un incidente durante los entrenamientos en sus años de estudios, no se controlo y logro lanzar a otro chico tan lejos que asusto a todos, su tía le dijo que debía llevarlo por siempre con ella, era una reliquia de los El, y su madre se lo habría dado de no haber muerto junto a su padre cuando ella era una niña de no más de 2 años, Kara no recordaba mucho a sus padres, mas que pequeños destellos de rostros amorosos.

Esta mano se quedo quieta sobre su pecho con la mano de Kara sujetándola con fuerza, no le tomo mas que dos segundos tomar la espada pero aquella extraña logro safar su mano para salir corriendo como alma que lleva el diablo de su cuarto. Aunque Kara salió detrás de ella los rayos y truenos parecieron aumentar, la tormenta se volvió violenta y la lluvia entraba por las ventanas rotas, Kara logro ver la silueta del rostro de esa mujer, unos hermosos y expresivos ojos verdes la miraron solo unos segundos antes de que el rayo iluminara la estancia del trono y logro ver a una joven dama, con una túnica verde que desapareció ante ella cuando el rayo termino y el trueno sacudió el castillo.

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Por favor si ven errores gramaticales avísenme y lo corregiré.