II

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Me encontraba congelado en el corredor con los ojos abiertos y la respiración volviéndose irregular con cada segundo que pasaba. El agarre de Hyungwon se hizo firme al rededor mi muñeca y su ceño fruncido me daba a entender que estaba perdiendo la paciencia.

— ¿Hoseok? ¿Sigue o no en pie tu propuesta? — repitió con firmeza — di algo, por favor.

Él se acercó mucho más, sentí un cosquilleo en la piel y miré hacia donde la mano de Hyungwon se cerraba, notando que me acariciaba con el dedo pulgar. Extraordinariamente mi cabeza se volvió lenta y estaba procesando todo con una velocidad casi estúpida, regresé a verlo chocando con su mirada que era diferente de las otras veces; esa mirada era una que apenas y había sabido ver en un par de ocasiones que eran casi borrosas por lo lejanas que fueron...

Así que asentí.

Moví mi cabeza antes de hablar. — S-sí... Sí.

Sin decir nada Hyungwon terminó con la poca distancia entre nosotros, sus labios tocaron los míos y una explosión en mi pecho me obligó a cerrar los ojos y temblar.  Primero rozó los labios con los míos que estaban temblorosos, fue un movimiento suave, dulce, una acción que me puso la piel de gallina, luego sentí su lengua querer abrirse paso, así que abrí la boca atrapando su labio inferior; moviendo mis labios disfrutaba del sentimiento, de las caricias que sus dedos daban a mi rostro y cabello, de su lengua que chocaba con la mia y de su respiración que podía sentir en mi mejilla haciendo que la piel incluso se volviera sensible...más caliente.

— Yo también quiero estar contigo, Hoseok... — lo dijo entre besos; mis manos se movían por sí solas  y quité su camisa sintiéndome cada vez más deseoso por lo que sucedía, no estaba siquiera pensando.

Besos fueron dados por mi cuello, suspiros dejaban mis labios y la mi visión se nubló por completo; el hecho era que nunca antes me había sentido tan caliente fue muy evidente mi ansiedad, era fuerte, me vencía el deseo por sentir más sus caricias y su suave piel me hacía querer ir más allá; así, sin detenerme.

Terminamos en la cama; era algo que no había podido prever de ninguna manera. Sus manos me recorrían el cuerpo palpando, sus suspiros entre besos me hacían temblar y los profundos besos en mi piel apenas y me permitían pensar. Mi respiración era completamente irregular para cuando me moví bajo su cuerpo buscando más fricción entre nuestros cuerpos y un débil gemido se escapó de mis labios al sentir como nuestras errecciones se rozaron de manera deliciosa.

Era muy diferente de ese día en que sus dedos tocaron mi pecho, esta vez no me había avergonzado y huido; yo simplemente seguí y seguí. Me sentía muy bien, era incluso diferente de cuando Gaein intentó tocarme porque yo esta vez creía que podría cruzar cualquier límite; me encontré deseando mucho más.

Con entera devoción recorrí su espalda que no era muy ancha. Él solía llevar a veces en su cuello aquella vieja placa de identificación de cuando asistió al ejército, era la típica placa con la información personal; la mía ni siquiera recordaba ya dónde la había guardado. Besé tras de su oreja, sus brazos clavados en la cama me acorralaban mientras el se movía sobre mi soltando pequeños gemidos y gruñidos que aumentaban mi loco frenesi.

Era maravilloso.

En el momento en que él se levantó quitando lo que quedaba de su ropa, me apoyé en mis codos para verlo mejor, dándome cuenta que su  erección era hermosa, larga y brillante; mi boca estaba entreabierta y apenas pude contener el quedarme viéndolo. Subí por si torso hasta su rostro observando, pero en seguida lo vi ponerse de rodilla intentando quitar mis deportivos grises. Le di acceso quedando completamente desnudo.

Me sentía avergonzado, sí, habían sido muchos los años los que pasaron desde que estuve desnudo frente a Hyungwon o que él lo estaba frente a mí; básicamente evadia el hecho, por la misma razón de que mis fantasías y deseos siempre fluctuaban mucho más de lo normal estando solo a su lado. No quería parecer un niño inexperto que apenas y había visto una verga en películas porno, pero es que exactamente eso era lo que sucedía en mi caso; en mi vida apenas y había tocado unos pecho — los de Gaein — y no era justo que ahora tuviera al hombre de mis sueños mirándome con esos ojos llenos de deseo, arrodillado frente a mi mientras sostenía mi miembro erecto frotandolo y haciéndome gemir de manera incontrolable; era ilógico, por el amor a Dios.

11:11 [2WON/HyungWonho] +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora