Y vuelvo a recordar mi infancia,
Esa calle es un sueño recurrente
un suelo que recorro con frecuencia.
Me es tan familiar esa tierra.
Tanto como lo es al mismo tiempo desconocida,
pues verdaderamente nunca la atravesé.
Me genera tanta curiosidad,
y probablemente nunca encuentre respuesta.
Me aterroriza pasar sobre ella,
una jaula, un escondite, un puente,
donde (creo) guardo todo aquello que no deseo.
Tan fuerte ese temor a encontrarme.
Qué hacer si al transcurrirla,
como una despedida,
mi niño interior se aleja,
o peor un, me reconoce.
Qué hacer si me desprecia,
si no me comprende,
o me ridiculiza,
por volverme presa de mi pensamiento.
¿Y si el terror me controla?
¿Quien me reconocería?
Cuanto, al notar que mi sentir me maneja,
se alejarían antes de ser perjudicados.
En fin, aquella calle de tierra,
sigue igual desde mi infancia,
Y probablemente solo lleve detrás de la feria,
pero sigo sin atreverme a cruzarla, al igual que hace tantos años.
Incluso si yo no soy el mismo niño.