Probando mi temple

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Una vez que las heridas de Hiroshi le permitieron sentarse, ambos entablaron conversación acerca de cómo el joven lo rescato en el camino

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Una vez que las heridas de Hiroshi le permitieron sentarse, ambos entablaron conversación acerca de cómo el joven lo rescato en el camino. Y tras una larga conversación, el joven Goichiro Hinata finalmente toco el tema que tanto le intrigaba – ¿Cómo te hicieron esa herida? – Pregunto tranquilamente sin alguna pisca de emoción o preocupación en sus palabras, como si no le importara el tema y solo quisiera concluir un ciclo.

– Fue durante una pelea contra un demonio con grandes garras... estuvimos intercambiando golpes constantemente en un bosque en medio de la nada, parecía que estábamos equiparados... pero luego me sorprendió por la espalda y me corto con sus garras... afortunadamente logre escapar y lo perdí al pasar unas horas, pero antes de que me diera cuenta ya estaba desangrándome... demasiado. Supongo que fue por las horas que estuve huyendo y manteniéndome en movimiento. Me vende a mí mismo y seguí caminando esperando llegar a algún pueblo... pero con el intenso sol y la sed que tenía, parecía que me movía como un autómata más que por pura voluntad, y ni siquiera note cuando me saludaste en el camino. –

Tras la larga explicación de Hiroshi, Hinata simplemente se levantó, tomo la espada del muchacho y la desenfundo para verla con sus propios ojos. Era una espada simple, de un color gris pálido, sin detalles aparentes, sin melladuras de batallas pasadas, solo una espada simple de un muchacho simple.

Al paso de un rato observando la espada, Hinata pregunto rápidamente y sin basilar – ¿Hace cuánto estas en el cuerpo de asesinos de demonios? –

Al escuchar la pregunta, Hiroshi contesto algo avergonzado por la respuesta – 2 años y medio y... ya soy rango... Mizunoe –

Al quedarse callado por un momento, se quedó perplejo de la respuesta... sus ojos se inflaron a un tamaño descomunal y su boca se abrió lo suficiente como para dejar escapar una mueca de asombro bastante... peculiar.

– ¿Eres rango Mizunoe y te dejaste humillar por un demonio tan débil? ¿Y para colmo... huiste? – Pregunto Hinata bastante decepcionado, manteniendo una mueca que reflejaba claramente el tono tan condescendiente que tenía hacia Hiroshi, quien simplemente solo se limitó a asentir con la cabeza en silencio.

El cuarto se llenó instantáneamente de un manto denso de silencio incomodo, que fácilmente podría cortarse con un cuchillo para cortar mantequilla. Hinata trataba de mantener la compostura, pues más allá de haber escuchado semejante barbaridad, estaba confundido acerca de cómo un muchacho tan débil logro hacerse con tal rango... considerando que la mayoría de asesinos con rango Mizunoto mueren a los pocos meses de unirse al cuerpo.

Tras tomar asiento en un banquillo, se puso frente a frente con Hiroshi y le pidió ver sus manos un momento. Al ver las palmas del muchacho quedo nuevamente perplejo... sus manos eran gruesas, con callosidades en algunas partes... esa era la prueba que necesitaba para averiguar si lo que decía era cierto. Pero no supo cómo atar los cabos sueltos: Un muchacho de rango Mizunoe, que ha estado en servicio por 2 años y medio, peleo contra un demonio debilucho, que además no presentaba signos de poder usar alguna técnica de sangre, le pateo el trasero y le hizo una herida grave en la espalda. Hinata no sabía que decir... simplemente estaba decepcionado de como el cuerpo de asesinos de demonios se había estado estancando e incluso denigrando tanto en los últimos 7 años al admitir jóvenes tan débiles... y que peor aún, les den la oportunidad de ascender a rangos más altos de lo que deberían... le daba nauseas.

La voluntad de un asesino de demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora