Capítulo 1

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El oficial Xiao XingChen lamentaba el haberse apresurado a la escena del crimen. Esposado y con los ojos vendados, una organización criminal lo mantenia cautivo diciendo que supuestamente lo habían detenido.

El oficial se tensó al escuchar la puerta abrirse.

—Pero mira nadamas lo que tenemos aquí~ —Una voz cantarina habló. Xiao XingChen reconoció la voz, ya que era lo último que había escuchado antes de desmayarse.

—¿Qué es lo que quieres? —Una mano se demoró en el muslo del oficial, tocándolo burlonamente.

—Me pregunto~ —Unas manos hábiles se movieron para desabrocharle el cinturón.

—¡Dete-Mmph! —El grito fue amortiguado por una boca cubriendo la suya. Sus toscas manos se movieron debajo de la camisa del oficial, sus dedos burlándose de esas protuberancias sensibles. Xiao XingChen mordió a su atacante con fuerza.

—Tsk. —Su asaltante finalmente se apartó. —Xiao XingChen! —El tono de la voz sacudió la memoria de Xiao XingChen.

—¡¿Xu-Xue Yang?!

—Oh, ¿me recuerdas? —Xiao XingChen escuchó una risa antes de que una mano se levantará para acariciar su mejilla. —Recuerdas que en la secundaria...

—¡¿Qué pasó contigo?! —La voz de Xiao XingChen temblaba.

Conocía al hombre desde que eran jóvenes. Pero de alguna manera sus caminos se habian separado. Xiao XingChen no esperaba encontrarse con Xue Yang nuevamente así.

—Xiao XingChen, recuerdas que en la secundaria te di una carta, pidiéndote que nos viéramos en la azotea...

—¿Qué? —Xiao XingChen estaba perplejo.

—Pero nunca viniste. —La voz de Xue Yang se volvió fría.

Xue Yang arrancó con enojo el frente de la camisa de Xiao XingChen. El oficial jadeó, sintiendo el frío.

—¡Xue Yang! ¡Detente! ¡No entiendo lo que quieres decir! ¡¿Qué carta?!

Xue Yang no respondió, sus manos se movieron alrededor del cuerpo de Xiao XingChen a tientas mientras plantaba pequeños besos a lo largo del cuello del oficial hasta la clavícula. Riéndose suavemente, Xue Yang lo mordió burlonamente, ganándose un grito del oficial de policía.

—¡No! Por favor, para... —rogó Xiao XingChen. —Realmente no sé de qué estás hablando...

—Supongo que un delincuente como yo te repugnaba ¿eh? Podrías habérmelo dicho.

—Yo nunca-ah! —Xiao XingChen dejó escapar un grito cuando Xue Yang pellizcó uno de sus pezones.

—Fue divertido, fingir ser un santo, intentar hacer amistad con todos. ¿Incluso el delincuente más notorio de la escuela? —Xue Yang preguntó fríamente: —Me tomaste por tonto. Y ahora tendras que pagar~

Una historia de amor de sangre de perroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora