01 "Campo"

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La mañana era fresca, casi casi se podía sentir la humedad en la piel con solo prestar atención unos segundos.

Seokjin fue directamente a vestirse y prepararse para un nuevo día, usualmente se tenía que levantar a las cuatro de la mañana para comenzar a trabajar.

Vivía en el campo, su familia era propietaria de un gran terreno en donde se cultivaba maíz, cereza y caña de azúcar, también tenían sus respectivas arboledas e incluso gran variedad de semilleros.

Sus abuelos les habían dado un truco para poder mantener satisfechos distintos cultivos de diversos orígenes climáticos, aún así no contaban con una variedad demasiado grande.

Y en tanto, su familia poseía una repostería que ellos mismos abastecían, el lugar era famoso porque todos sabían que los ingredientes se cultivaban desde un campo propio y se preparaban en el mismo lugar.

Aparte que era una delicia, la tarta de fresa era una de las más amadas del lugar, seokjin había sido entrenado durante años por su abuela hasta que porfin pudo sacar exactamente el sabor "perfecto", una dulce combinación de fresa, azúcar, jugo de limón... realmente era un postre que amaba cocinar.

Lamentablemente, al ser un postre en calidad y sabor estrella era curioso que en su campo no se cultivaran fresas, según sus padres era algo que todavía no dominaban, su abuelo en cambio, ya era demasiado mayor para estar al pendiente de un cultivo, toda planta tiene su maña.

De toda la familia, seokjin tenía algo así como...una chispa que lo hacía especial, aunque en si el castaño era un chico totalmente especial y diferente.

Su trabajo era encargarse del campo, con ayuda de agricultores, campesinos y demás gente, claro. El lugar no era precisamente pequeño.

Era muy bueno en lo que hacía, toda zona del campo que fuera asignada a seokjin siempre estaba verde, fresca y los frutos tenían el mejor sabor de todo el terreno. 

Por eso a Jin nunca se le había ordenado dejar el lugar al que ya estaba acostumbrado, sin importar el sudor, la suciedad, el calor de los mil demonios y sobretodo el imparable cansancio diario e incluso dolor muscular.

De echo, seokjin sentía que sus padres intentaban ligeramente ocultarlo del mundo, aunque no pensaba mucho en eso, sería ridículo.

Gracias a todo lo anterior, se le hizo realmente extraño que su madre llegara corriendo esa mañana a su habitación, con las llaves de la repostería en mano y un mandil rojo.

—cariño, necesito que hoy te encargues de la entrada, tú padre tiene unos cuantos problemas en el centro del pueblo, tengo que ir a verlo.—anunció su madre mientras se movía por el lugar, buscando cosas que pudiera necesitar para salir.

Seokjin miró aterrado a su madre, el nunca, pero nunca había atendido la tienda. No sabía que hacer si llegaba un cliente.

—¡mamá! ¿Qué haré si llega un cliente? ¿Qué pasa si entro en pánico? ¿No hay alguien más capacitado para esto? Creo que hoy realmente necesitaba cosechar la caña.—habló seokjin caminando detrás de su madre.

—ay cariño, tienes diecinueve años, he visto a niños de cinco atender una tienda, además no estarás solo, estarán Kai y yeonjun contigo, te los encargo, mi vida.—

Seokjin frunció el ceño, estaba indignado. Claramente no le servía que kai y yeonjun se quedaran con el cuando solo eran unos niños revoltosos, su madre le había comunicado de una manera discreta el echo de que aparte de ver la tienda tendría que vigilar a sus hermanitos.

Luego cayó en cuenta que su madre estaba comparándolo con un niño de cinco años, era claro que un pequeño y él tenían una capacidad diferente.

Probablemente un niño si sabría cómo manejar el negocio.

—Pero mamá, hablo en serio cuando te digo que talvez pueda entrar en pánico o quizás deje hablando solo al clie...—

—claro que si amor, lo que digas, solo no mates a nadie, me voy, en la lista dice las tareas que tendrás que hacer hoy, si llego, no hay quejas de clientes y los niños están bien quizás piense lo de la fiesta esa que me comentaste, nos vemos en la noche—se despidió su madre mientras le dejaba un beso en la mejilla y salía.

Seokjin se quedó quieto unos momentos, asimilando todo lo que tendría que hacer.

Era cierto, usualmente veía a su padre viendo memes en el mostrador, tal vez no era tan difícil.

Se acercó a la lista y cuando leyó todo, mentalmente se enojó con su madre y le reclamó cientos de cosas. Era injusto, su padre no hacía nada.

Un jalón en su camisa le hizo voltear, y al ver una carita somnolienta una sonrisita creció en su rostro.

—buenos días yeonjun, ¿Tienes hambre? ¿Ya se levantó Kai?—preguntó mientras estiraba sus brazos para que el niño pequeño se aventara hacía él, ignorando sus preguntas y recargando su cabecita en el hombro del mayor.

Seokjin sonrió enternecido, yeonjun era su pequeño bebé.

Y de pronto vió a Kai salir de la cocina, su cabello todo revuelto y su mano jugando con su ojo. Cuando el niño observó la escena frunció rápidamente el ceño y lo miró de forma acusadora para después estirarle sus bracitos.

También quería que lo cargaran.

Bueno, también tenía a su caballero luchador contra dragones.

Cómo pudo subió a kai, se le dificultaba mucho por qué era más grande que su bebé. Al final lo logró e imitó la posición del menor, se recargó en su otro hombro.

Claro, todos pensarían en lo bonita que era la imagen, pero nadie pensaría en el dolor de brazos que le traía a seokjin pasar unos minutos así.

Por lo que simplemente los bajó bruscamente al suelo, ambos se quejaron en un lloriqueo que a Jin no le pudo importar menos.

—bien niños, vayan a despertar al abuelo, el me prometió que haría panqueques hoy, en realidad me afirmó que haría exactamente ocho para mí, como demasiado—

—entonces yo pediré veinte, ¡también como mucho!—habló Kai mientras se comenzaba a alejar.

—eres un marrano, pero yo como mucho mucho más, así que pediré cuarenta—habló el niño pequeño y le sacó la lengua a Kai

Jin suspiró, mientras negaba, estaba seguro que apenas comerían un panqueque y medio.

Alejando todos sus pensamientos se dispuso a empezar a abrir las ventanas, puertas y poner el cartelito de abierto. Este realmente sería un largo día.

Entre una y varias fresas 🍓 KookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora