11 "Mamá y papá"

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Seokjin miraba avergonzado a su madre, quién desde su llegada solo había estado dando vueltas por toda la cocina mientras sujetaba su cabeza, luciendo abatida y algo asustada.

No era la única, él también estaba algo inestable después de lo que le sucedió; definitivamente no esperaba ser acorralado por una manada de lobos, lo cual resultaba aterrador y aún era sorprendente la cantidad que habían en la zona cuando en su vida no tenía visto alguno.

Nunca, jamás.

Su padre en cambio, desde que apareció por el monte, cruzando hasta las hileras de maíz lo había estado mirando fijamente, de una forma que le pareció extraña a seokjin, se sintió juzgado, y de alguna forma no dudaba que así fuera, ya que siempre solía ser de esa forma

Había aparecido de la nada, en el momento que más había temido  por su vida, con una escopeta y el grupo de amigos con los que solía salir de caza.

Le dolió no recibir una muestra de cariño de ninguno de los dos, o aunque sea una señal de que estaban aliviados porque estuviera bien después de un tiempo más largo de lo común estando solo.

Se sentía como...como si no fuera parte de ese lugar, de esa familia; más cuando vió a su madre susurrar palabras llenas de amor para luego abrazar fuertemente a Kai y Yeonjun, quienes prácticamente habían  lloriqueado en los brazos de la mujer.

No dijo nada, pero su corazón se rompió un poquito.

Su padre se había quedado a fuera, junto con sus amigos, entendía que después de estar lejos del pueblo quisiera irse de caza para quitar el estrés que le había dejado la ciudad.

—Seokjin—dijo su madre, después de darle un beso a Kai en la frente—Creo que eres lo suficientemente mayor para saber que dejar a dos niños solos en casa e irte de fiesta no es lo más responsable del mundo, estoy decepcionada—dijo con una mirada indiferente.

Jin bajó la cabeza, cuando su pecho empezó a doler después de escuchar esas palabras.

—No estaban solos, los dejé con el abuelo...—susurró desviando la mirada.—Además, llevo tiempo comentando sobre esta fiesta, realmente quería ir—explicó al mismo tiempo que pellizcaba su brazo, intentando no lucir nervioso.

Pero su madre solo le miró mal, como si hubiera dicho una gran tontería.

—Claro que sí, que idea tan fabulosa dejar a dos bebés con un anciano que apenas recuerda su nombre y que se la pasa durmiendo la mayoría del tiempo, fuiste un irresponsable, desde que te ví a fuera supe que mis pequeños estaban solos, inmediatamente pensé en ellos, además de que ni siquiera pudimos avanzar rápido porque te quedabas atrás—escupió totalmente enojada.—¿Puedes dejar de pensar solo en tí? Tampoco hace falta que me comentes las pérdidas en clientes por reportes antihigiénicos y la irresponsabilidad al recoger mercancía, estoy enterada de todo y cada vez estoy más convencida de que tenías razón, hasta un niño de cinco años pudo haber manejado mejor el negocio—habló con enojo, roja de furia al pensar en lo que pudieron hacer sus hijos menores con la casa completamente sola.

Seokjin apretó los ojos, ya que con cada palabra que su madre soltaba  en su contra, después de sentirse inútil y mal consigo mismo, logró enojarse.

—Sí, tampoco fue muy responsable de su parte dejar a sus hijos solos con un irresponsable, por tanto tiempo y sin siquiera llamar, no veo el derecho a quejarse cuando usted lo hizo peor que yo.—dijo mientras se levantaba de la silla.

—¿A dónde crees que vas seokjin? ¿Realmente te estás comportando así?—preguntó su madre, luciendo exasperada—Nunca creí decirte esto, pero te estás volviendo exactamente un grosero, no te quiero en casa, al menos no ahora, por favor, vete.—dijo su madre mientras se cubría la cara con sus dos manos.

Jin no se asombró ni un poco por lo que acababa de pasar, pero antes de pensar profundamente sobre ello, decidió simplemente cerrar los ojos y tomar su celular antes de salir de casa.

Pudo ver la mirada confusa del menor de sus hermanitos, y la triste del mayor, quién había presenciado escenas parecidas con anterioridad.

Pero simplemente se aseguró de sonreír de forma forzada antes de irse.

Empezó a caminar sin rumbo, con las manos en los bolsillos y sus rizos dorados callendo en su frente, sintió su celular vibrar un par de veces pero decidió dejarlo pasar, al igual que aquellas luces brillantes de colores a lo lejos, pertenecientes a la fiesta a la cual no pudo asistir.

Segundos después dejó de caminar, enfocando su mirada al cielo, observando como las estrellas parecían diamantes y como su cabello se movía gracias al frío viento que azotaba el pueblito esa noche.

Todo estaba silencioso, tan calmado que su alma se sintió en paz por unos segundos.

Y sin poder aguantarlo más, sus ojitos empezaron a temblar mientras intentaba mantener sus lágrimas sin salir, sus labios se apretaron en una línea, y ni siquiera se dió cuenta cuando el nudo en su pecho fue demasiado doloroso de sostener, hasta que el sabor salado se sintió en su boca junto con sus mejillas, dejando caer a su paso, el rastro de sus lágrimas.

Le dolía el pecho, tal vez incluso más de lo que hubiera creído.

Se dejó caer al suelo, mientras intentaba calmar su respiración, de pronto los pensamientos negativos lo abrumaron, llenando su cabeza, y no supo porqué, pero su respiración se volvió entrecortada, su pecho tenso y los hipidos constantes.

Intentaba sujetar su cabeza con ambas manos, buscando el control de su cuerpo ante una crisis de ansiedad que le atacaba fuertemente.

Sintió su corazón latir y bombear sangre de una formar sorprendente, sus sentidos agudizarse hasta el punto de escuchar toda clase de ruidos mínimos existentes, las ruedas de coches lejanos, el viento soplar, las voces lejanas, los insectos en el monte, todo haciendo eco en su cabeza.

Su cuerpo parecía estar soportando un cambio, uno extremo y diferente que hacía sus sentidos flaquear.

Y hubo un momento en el que sintió un aroma agrio rozando lo amargo, uno que había sentido con anterioridad y que cada vez resultaba más común en su nariz.

No quiso abrir los ojos, porque sabía que estaban llenos de lágrimas, no quiso hacer nada, más que lloriquear por el dolor.

Definitivamente no quiso que el extraño tipo se acercara, pero sucedió, no sé movió ni se resistió cuando unas manos le acariciaron la cabeza con delicadeza, sintiendo su interior calmarse un poco.

Cuando fue lo suficientemente valiente para alzar la cabeza y levantar la mirada, lo primero que pensó fue que podía verse así mismo a través de aquellos ojos verdes llenos de brillo, aquellos que sin duda eran los ojos más bonitos que había visto en su vida.

Y que antes, o en algún momento solo eran consumidos por el odio.

Jeon jungkook

El dueño de la mecánica que le había dicho que le largara y no volviera.

Al darse cuenta, intentó por sus medios alejarse del tacto, pero fue imposible ya que el contrario lo tenía sujeto de su cintura, de una manera fuerte e intimidante que hacía a Jin temblar.

Sus miedos se intensificaron cuando el sujeto enfocó su mirada en su cuello, viendo exactamente la cicatriz que había dejado el jaguar en algún momento.

Pero después, solo vió como Jeon parecía tener una pelea consigo mismo, soltando un suspiro de derrota antes de sujetarse la cabeza y alborotarse el pelo.

—Estamos perdidos...—dijo Jeon después de intentar calmarse.—y no sé si sentir admiración o lástima por tí—declaró antes de levantarse y ofrecerle su mano a jin—










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Estoy intentando actualizar los domingos, espero que pueda continuar así, gracias por leer ❤️

Entre una y varias fresas 🍓 KookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora