Capítulo 1

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Ciudad de Kuoh, Japón – 07:00 horas.

En una habitación dentro de una casa, un joven se despertó con una mirada perdida. Este presentaba ojeras, revelando la falta de sueño en su rostro.

Se levantó con pesadez y caminó lentamente hacia la puerta para poder llegar al baño.

Después de asearse, se vistió a paso lento con sumo desgano y bajo hacia la cocina para prepararse algo de comer.

Minutos más tarde, ya se encontraba fuera de su hogar con dirección a su centro de estudios.

Antes, por más que pasará por el mismo camino, encontraba entretenido lo que estuviera al alcance de sus ojos. Ahora, no ve nada más que un día gris a su alrededor.

La academia Kuoh, lo que alguna vez fue un complejo estudiantil para el sexo femenino, y que pasó a ser mixto, en la actualidad es un centro de concentración para futuros candidatos a einherjar, así como descubrir si alguna de las jóvenes recibe la bendición del dios nórdico, conocido como “El Padre de Todo”, Odín, y se convierte en una valquiria.

Al pasar por el campus y los pasillos, Issei no pudo evitar las miradas de los presentes, siendo en casi su totalidad estudiantes.

-Míralo.

-Ahí va de nuevo él.

Murmullos alcanzaba a escuchar a su alrededor, los cuales no prestó atención.

-No debería estar aquí.

-Tienes razón.

-Él debió tomar su lugar.

El castaño detuvo su paso por unos segundos. Apretó los puños con fuerza, al igual que los dientes.

-Lo sé. No tienen porqué repetirlo.

Musitó antes de continuar su paso a su salón de clases, manteniendo la vista de los demás sobre él.

Academia Kuoh, Ciudad de Kuoh, Japón – 10:45 horas.

En el receso, Issei se alejó lo más posible de los estudiantes. No tuvo el deseo de escucharlos hablar sobre él.

Se recostó cerca de un árbol, apoyando su espalda en el tronco, para después cerrar los ojos.

Un ambiente gris.

La lluvia no paraba de caer.

Todo a su alrededor no era más que un terreno devastado.

Al frente de él, un cuerpo yace inerte en su mayoría. Solo alcanza a mover un brazo.

-I…ssei… por… favor… huye…

De pronto aparece una criatura de gran tamaño, cuya perturbadora y risueña mandíbula, mostraba sus colmillos negros y morados. Estos colores son los mismos que su piel y garras.

Con los rasgos de un lagarto y la apariencia de un gorila, abrió sus fauces para crear una esfera de energía de un color idéntico al de su cuerpo.

Él, con heridas en el cuerpo, apenas logró moverse. Extendió su mano, intentando alcanzar a la persona que se encontraba a metros de su posición.

-¡Detente, por favor!

La criatura no escuchó y liberó la energía de su hocico.

-¡NOOOOOOO…!

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