Silencio, oscuridad, media noche. Ella me llama a qué le dejé hablar todo lo que calla mientras hay luz, todo lo que calla mientras yo tengo el control.
Ahora, dónde solo somos ella, el papel, el lápiz y yo; se empieza a plasmar aquello que le inquieta, lo que nos ha quitado el sueño y el hambre.
Me cuenta sobre el culpable de esta zosobra; este tiene nombre, y un par de ojos bellos; un par de ojos que según me dice, no encontrará en ningún otro lado, que son tan misteriosos al igual que su dueño, y de un color con tantos matices cómo el del cielo al atardecer.
Una persona que llegó sin más, que llegó sin buscarla, que llegó como regalo de la vida, que llegó como una casualidad. Me dice que es su Serendipia.
Pero ahora este ser es el causante del mayor de los males, el de querer sin saber cómo hacerlo.
Es tanta su confusión, que vivimos entre insomnios y migrañas, intentando entender como, cuando y sobre todo, el porque.
El cómo fue que ella empezó a querer a alguien si en sus planes estaba no hacerlo nunca más. El cuando fue que llegó tanto cariño, en tan poco tiempo. Y el porque él.
Me cuenta que todo le parece utopía, le parece utopía haber conocido un humilde y profundo ser, le parece utopía como ese ser le hizo amar los detalles de la vida, las caminatas por la mañana y el cómo sus conversaciones para ella son como sinfonías.
Ella me dice que lo que más le asusta es no saber amarlo, ni saber cuidarlo, que le aterra la idea de perderlo, pero ni siquiera sabe cómo conservarlo.
Ella me dice que ama en silencio, pero eso la está carcomiendo.
Confusión, la mejor palabra que describe su situación.
El no saber amar su maldición.
Pero ante esto, ella valora y atesora cada uno de los momentos y pensamientos en los que este ser a sido el protagonista. Pues sabe que nunca se encontrará con una persona asi otra vez. Además de que siempre estará en ella su recuerdo, como una de las mejores partes de su historia.
Punto final.
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Las letras del alma
PoesíaNo te ha pasado que en la noche vienen los pensamientos más profundos que tus palabras no podrían expresarlos. Pensamientos de lo más profundo de nuestro ser que si que son cierto los ocultamos. Pues que pasaría si el alma te pidiera que escribiera...