Sueño de una alma perdida

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   Volví a abrir mis ojos para solo ver los mismo que llevo viendo ya desde años atrás viendo, todo exactamente igual, el único sonido que escuchaba desde ya hace años ahí seguía, el oleaje del mar rompiendo contra la arena, las paredes iguales solo que con más moho y su olor es más pestilente, sin embargo, ya la costumbre evita que sea desagradable, aunque no deja de colmarme de un sentimiento de miseria y hacerme preguntarme lo mismo cada día, ¿A razón de que sigo vivo? Lo único que veo todos los días desde antaño son aquellas paredes enladrilladas ya verdosas y viscosas que en otrora fueron para las cloacas y ahora eran mi prisión, almenos ya cincuenta años habrían pasado, pero hace mucho dejé de rayar la pared porque no le queda espacio y el techo está muy alto.

   Solo veo alguna vez algo nuevo, pero ya aquello nuevo es lo mismo de hace mucho tiempo. Entre los túneles puedo ver cómo pasan dos sombras arrastrando a otra, las dos más grandes pasan seguramente los dos metros de altura, pero tanto tiempo aquí y ni había tenido la capacidad de verlos alguna vez, solo sus sombras, ya desearía alguna vez poder hablarles, antes les gritaba para tratar de recibir su atención, pero ya hace mucho que reparé en que es inútil. En cuanto a la otra sombra esta suele ser más pequeña, tiene un tamaño más humano, pero no recuerdo haberla visto moverse una sola vez, solo está dejándose arrastrar por aquellos dos prominentes cuerpos que la llevan al ras del suelo húmedo quien supiese a donde.

   Aunque no todo era tan triste pues tenía amigos que me visitaban de vez en cuando, uno era pequeño y peludo, su pelaje era gris y un poco tostado, aunque no olía bien tampoco me molestaba jamás su compañía porque casi ninguna otra tenía, pero sus visitas suelen ser muy fugaces pues pasa ajetreado y cuando lo intento detener para que no se vaya suele responderme con un mordisco que me hace sangrar un poco y después se va entre las separadas rejas de acero que a mí me retienen. Mi otro amigo si me habla y sus visitas suelen durar mucho más, él es alto y ancho de hombros y no me deja acercarme mucho a él, aunque suele hacer preguntas un tanto incomodas sobre como funciono yo, pienso que tiene curiosidad porque somos muy distintos, aunque si tenemos unos ciertos parentescos. Él tiene ojos, aunque a veces me dan un poco de miedo, no parecen realmente ver a un sitio en específico más bien parecen como decorativos puesto que cuando me señala a un sitio para preguntarme algo sobre mí ni su cabeza ni sus ojos siguen a su mano, su cabeza y ojos se quedan quietos durante toda la visita. En cuanto a su piel es un poco rara es muy grisácea y se ve muy estriada, supongo que es normal porque es muy alto y casi que parece no encajar en su misma piel, alguna vez incluso le ha salido un ojo y ni se entera, es un poco despistado en veces porque incluso le llega a salir algo extraño de su nariz, es algo muy feo y se ve baboso, es de un color verdoso y tiene pequeñas ventosas en uno de sus lados, aunque se vea muy incómodo el no parece darse cuenta jamás de que pasó. Yo ignoro todo lo raro de él porque gracias a que viene es que me mantengo con vida y sano ya que suele traer comida, normalmente pescado y si no, algún molusco ambos sin sazonamiento y rara vez cocinados. Esta comida es mi único recuerdo de mi pasado, cuando vivía fuera de este sitio hace tanto tiempo atrás, todos los días al levantarme la fría brisa mañanera que traía el mar chocaba contra mi ventana y pasaba el olor a peces de la tienda pesquera de mi padre, el único con el que vivía, usualmente de mañana comíamos alguna comida pequeña rápido y nos poníamos manos a la obra para ir a pescar. Casi todos los días lo repetíamos y volvíamos alegremente a vender peces en la tienda. Pasaba mucha gente por ahí todos los días queriendo comprar el pescado fresco que más tarde también seria nuestro almuerzo y lo más seguro también la cena. Una vez y también la última que recuerdo estábamos sobre la barca pescando a primera hora del día como era costumbre, con el mar relajado, una fresca brisa marina y los dorados dando caza a los enormes bancos de sábalos que ahí habían, estos saltaban fuera del agua para escapar de su depredador y pringaban todo a su alrededor. Todo estaba normal hasta que de repente mi padre empezaba a sentirse mareado y con un fuerte dolor de cabeza y empezó a decir unas palabras sin sentido que por más que traté de entender en su momento para ayudarle no logré comprender, después de esos dolores de cabeza se tiró a convulsionar sobre el bote mientras trataba de tomar aire con un sonido cortante y áspero de gritos mortales. Yo estaba nada más sentado sobre la tabla que cruzaba de lado a lado el bote viéndolo sufrir, totalmente pálido y paralizado de terror porque jamás vi algo similar, entonces yo también empecé a tener un ligero dolor de cabeza, un pitido me entraba brutalmente por el oído haciéndome retorcer y desear no estar entendiendo lo que interpreté de ese fino pitido que en mi cabeza tanto desastre estaba haciendo. Después de esto me desvanecí y al despertarme y que mi mente volviese reparé en que no estaba en ningún sitio que conocía, escuchaba el oleaje del mar entonces no podría estar muy lejos, pero los barrotes que me separaban de ese hueco donde estaba estaban muy cerca los unos de los otros como para poder pasar entre ellos, no entendía cómo podría haber entrado. Fue esa la primera vez que lo conocí, al ser grande y gris de mirada distraída y cuerpo estriado, lo veía irse caminando y desaparecer en una encrucijada que ahora ya tanto conozco puesto que ha sido mi paisaje por décadas.

   Un día más de la exasperante monotonía de vivir en las cloacas encerrado tras las rejas y preso de incógnitas escuchaba el eco de al menos una docena de voces gritando y retorciéndose mientras en los acompañaban múltiples golpes contra el suelo asustado intenté evitar el sonido y me tapé los oídos, fue entonces cuando volví a escuchar aquel pitido que antes de haber conocido estas cloacas ya había escuchado una vez, me empecé a sentir mareado y escuchaba ahora voces no en agonía sino estaban vocalizando algo, un espanto que no comprendí y no hallaba forma de que lo pudiese repetir pero al pensar en el mi dentro de mi mente escuchaba "ajkbc R'lyeh occk mifs't". Esto aun cuando para mí no tenía sentido en ese efímero momento de escucharlo y sentir el tremendo mareo sentía un terror imposible de explicar al solo imaginarlo. Después en un estado de mi yo que no comprendía, puesto que viera a donde viera no había nada, entre todo ese vacío pude destacar unas siluetas superpuestas sobre un telón blanco que destacaban por su fealdad y mi difícil comprensión de ellas. Luego de eso lo más probablemente sería que caí postrado al mismo suelo sobre el que había pasado mi vida pasada.

Cuentos de un sueño malditoWhere stories live. Discover now