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El precio de una taza de café.  1
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***Advertencias esta historia contiene maltrato y es básicamente de furros y esas cosas***
☕️☕️☕️☕️☕️☕️
-Joder, este café es delicioso!-

Obadiah dio un trago más y un nuevo suspiro satisfecho escapó de sus labios. Nick frente a él sonrió con divertido viendo a su amigo disfrutar tanto de una taza de café.

-¿Hasta cuando guardarás el secreto de la marca?-

Natasha sonrió bebiendo ella misma de una pequeña tacita de cerámica.

-Créanme, lo mejor es que solo lo disfrutes. Deja que yo me encargue de los granos.-

Ella sonrió dando otro sorbo a su taza. Obadiah había comenzado a traerles algunas bolsas de granos de su cosecha "especial" hacia algunos meses pero por más que habían preguntado el hombre no había soltado pista.

-Ahora, volviendo a los negocios. Dime Nick, has decidido si te unirás a mi en la inversión en el campo de la genética.-

-Si, he pensado cuidadosamente y sinceramente no creo que sea mi clase de negocio, sabes bien que soy un hombre de acción. Pero el campo del desarrolló genético no es lo mío. Me gusta saber exactamente en lo que estoy invirtiendo mi dinero y... se muy bien que esos laboratorios siempre esconden más de lo que dejan ver...-

Obadiah se rio realmente divertido, sinceramente ya se esperaba esa respuesta por parte de Nick.

-Vamos, me falta el 30% de inversión inicial para poder ser un socio en los laboratorios...-

-Si es por el dinero... puedo hacerte un préstamo. Sabes bien que no me molesta, pero yo prefiero seguir dentro del campo de las armas...-

El mayor sonrió satisfecho.

-Bien... pero que conste que yo te invite a participar. En un par de años no quiero quejas.-

-No las habrán si prometes seguir trayendo café de esta calidad-

-Es un trato.-

Aquella tarde ambos cerraron su acuerdo y Obadiah recibió un muy cuantioso cheque de parte de Nick.

*****

Tony respingo asustado cuando el ruido de las pisadas retumbó en el suelo del pasillo fuera de su habitación.

Conocía ese ruido a la perfección y sus ojos asustados vieron el plato donde había dejado un par de bayas... apresurado se las llevó a la boca apenas masticándolas para poder tragarlas con rapidez.

Conocía las consecuencias de no comerse todas las bayas.

El sonido de la puerta al abrirse le hizo retroceder de inmediato hacia un rincón en la pequeña habitación.

El hombre de ropa elegante miró con molestia hacia el castaño y luego al plato ahora vacío.

La habitación que apestaba a orines y a fruta fermentada le hizo fruncir la nariz. Ese híbrido para lo único que servía era para hacer buen café, había sido el sobrante de un experimento malogrado pero que por ahora le servía para el único propósito para el que había sido creado.

Las civetas hace muchos años habían sido declaradas como una especie protegida y el producto que antes se obtenía gracias a ellas ahora era algo completamente ilegal en el mercado.

Sin embargo, con la llegada de los avances en la genética muchas especies se habían logrado mezclar con la humana y dar como resultado un montón de híbridos que ahora fungían como compañeros y mascotas.

El precio de una taza de café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora