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El precio de una taza de café 5
☕️☕️☕️☕️☕️☕️

Tony miró el reloj por enésima vez, el tiempo iba tan lento en aquellos días.

Habían pasado ya tres días desde que Steve se fuera y desde entonces las horas parecían haberse transformado en días.

Cada mañana Tony se despertaba con la ansiedad de poder recibir la llamada de Steve...

Él había dicho que llamaría cada día y lo había cumplido. Cada mañana y cada noche durante tres días Tony había recibido la llamada que le ayudaba a llevar esos días solitarios.

Era extraño sin duda pues Tony había pasado mucho tiempo solo, pero ahora, ahora que ya había probado la compañía de alguien sabía que no quería estar nunca más solo.

Como extraño también era el sentimiento que Steve despertaba en su interior en tan poco tiempo de haberlo conocido.

El sonido del teléfono le hizo respingar y con una sonrisa se apresuró a responder. Pasaba la mayor parte del tiempo en el sofá junto al teléfono esperando por la llamada.

-Steve!!-

Contesto alegre y Steve al otro lado sonrió.

-Tony, ¿Que te he dicho sobre cómo contestar? Ni siquiera sabes si soy yo-

-nadie más llama...-

Se excusó encogiéndose de hombros, con el teléfono en altavoz, sus orejitas quedaban muy altas para el auricular así que tenía que poner siempre el altavoz para poder hablar.

-Creo que ahora que regrese tendré que comprarte un móvil-

-Un móvil? ¿Me vas a comprar un teléfono celular? -

Entusiasmado Tony miró el teléfono como si fuera a Steve a quien estuviera viendo. Había visto todo sobre teléfonos portátiles en internet pero le había dado pena pedirle uno a Steve pues ya le había comprado la computadora. Además de que él no tenía a nadie a quien llamar... excepto a Steve.

-Si, creo que sería más seguro si hablamos por un móvil en lugar de que estes contestando las llamadas tan casualmente-

Tony frunció el ceño viendo el móvil como si fuera el mismo Steve.

-igual voy a seguir contestando el teléfono-

Le advirtió con el entrecejo fruncido.

-lo se, porque eres demasiado terco-

Se rio Steve.

-Hoy termine mi trabajo.-

Le anunció finalmente y entones Tony si que sonrió feliz de escuchar aquello.

-¿Eso significa que ya vas a volver? -

-Si, mañana vuelo en la noche. -

-Bien, porque ya me acabé todas las fresas y las uvas también-

Se quejó con un puchero y Steve solo pudo alzar las cejas. La timidez y el miedo de Tony habían quedado atrás en el poco tiempo que llevaban juntos. Steve creo que quizá era debido a su parte animal... el rencor era sin duda un sentimiento más de humanos...

-¿Quieres que te ordene más comida online?-

Tony frunció el ceño y sus ojos cafés vagaron a la mesa donde aún quedaban bastantes frutas y verduras al igual que en la heladera.

-Tendría que salir a recibirlas, cierto?-

-Si... el repartidor las llevaría a la puerta-

-No, entonces no quiero. Estaré bien hasta que vuelvas.-

Se negó de inmediato.

-¿Estás seguro? Llegaré hasta dentro de dos días-

-Si, si estoy seguro. Aún tengo mucha comida... solo... solo quería molestarte...-

Le confesó con un susurro bajito y Steve no pudo evitar sonreír al imaginárselo pues seguramente tendría un puchero en los labios.

-Te llevaré algunas fresas cuando vuelva... -

Y Tony sonrió contento ante aquello, Steve nunca se enojaba con él.

-Steve... ¿has escuchado sobre la teoría de la relatividad?-

Steve sonrió tomando la siguiente intersección para poder llegar al hotel donde se estaba quedando.

-No... pero me encantaría que me contaras-

Eso fue suficiente para que Tony tomara el teléfono entre sus manos y fuera a recostarse al sofá para poder contarle a Steve todo lo que había aprendido aquel día.

Pasaron un par de horas para que finalmente Tony suspirara satisfecho y Steve quien intentaba mantenerse despierto y seguir el hilo de lo que decía ahora ya estaba recostado en su cama en el hotel.

-Steve... ¿mañana cuando despiertes me vas a llamar?-

-Si, tengo que asegurarme que hayas desayunado.-

Bostezo el rubio y Tony sonrió.

-Bueno. Entonces espero tu llamada mañana-

-Hasta mañana cariño.-

Suspiro Steve más dormido que despierto sin ser consciente realmente de sus palabras y Tony quien le había escuchado perfectamente solo pudo sonrojarse como un tomatito de esos que tenía en la heladera.

*****
Dos días después casi a medio día la cerradura del apartamento se abrió y cuando Steve finalmente pudo entrar lo primero que vio fue a una muy sonriente civeta saltándole encima.

-Te extrañe mucho-

Le abrazo el moreno colgándosele como un pequeño changuito y Steve con todo y Tony, malabareo para entrar al departamento.

-Yo también te extrañe...-

-Steve... dijiste que me darías un beso-

Le recordó Tony con esa carita de inocencia y esos enormes ojos chocolate.

-¿Te portaste bien?-

-Si...-

-Mmmm... déjame ver esa nariz..-

Le pidió entonces y Tony se removió hasta lograr bajarse de sus brazos. Su nariz estaba algo irritada porque estar solo le daba nervios y aunque había intentado evitar tallarse, los nervios a ratos le habían ganado.

Apenado bajo la mirada pero de inmediato Steve buscó levantarle el rostro con su mano para poder verle.

Y terminó sonriendo al ver que en realidad Tony si se había esforzado porque sabía que aquello podría estar peor...

-Lo hiciste bien Tony-

Le sonrió inclinándose para dejar un suave beso en una de sus mejillas que de inmediato se coloreó en suave bochorno.

-La siguiente vez lo haré mejor... es solo que... no me gusta estar solo-

-Lo se cariño... pero espero pronto poder conseguir tus papeles y entonces podré llevarte conmigo a todas partes-

Le guiño un ojo y Tony asintió emocionado, por la promesa de quizá poder ir con el al próximo viaje y también por la palabra con C que él rubio había vuelto a utilizar.

☕️☕️☕️☕️☕️

😁💕.

Poppy 🌻

El precio de una taza de café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora