Capítulo 3

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Marshall Wayne

—Hey, despierta— la voz de Noah seguida de una mano golpeando mi cabeza me hizo abrir los ojos, los cuales cerré enseguida ante la luz cegadora del Sol. —Estas hecho un asco.

—Déjame sólo— gruñí.

—Para que sigas bebiendo y hundido en la miseria.

—Si, ahora vete— dije tratando de mantener mis párpados abiertos, sentí la resaca en mi sistema.

—No, ya me cansé. Puedo hacerme el tonto con que faltes a la oficina, pero no permitiré que sigas destruyéndote y de paso llevándote a Maggie entre esa mierda.

Al mencionar a nuestra hermana sentí la culpa de nuevo, de todo lo que le dije y como la traté.

—Llevas días encerrado aquí— vi como su nariz se contraía al acercase a mi— ni siquiera te has bañado.

—Noah, no tengo ganas de escuchar tu sermón de hermano mayor. ¿Qué quieres?

—Quiero que arregles todo con Maggie, no tengo ni idea que paso entre ustedes, pero quiero de vuelta a mis hermanos. Y quiero de regreso a Marshall Wayne no a la mierda que tengo ante mis ojos.

—Si este es tu discurso de ánimo no te está funcionando.

—¿Qué te pasa Marshall? — preguntó, él estaba preocupado.

—Me pasa que soy una mierda de hermano, le grite a Maggie cuando debería haberla abrazado— me pasa que la mujer que amo te ama a ti, dije en mi cabeza. Y la envidia que siento por los sentimientos que tiene Margaret por ti me está consumiendo.

—Solo es eso — buscó en mi rostro más información, no le di nada.

—Sí.

—Bueno, esta noche vas a solucionar todo. Tendremos una cena de noche vieja, así que es tu oportunidad de hablar con ella. Si es necesario te pones de rodillas para obtener el perdón. Pero antes llama a el servicio de limpieza— miró el desastre de mi sala de estar, después volvió a mirarme —también toma una o dos duchas, apestas.

Levante mi dedo. Él sonrió y luego me dejó solo. No podía seguir de esta manera, además no podía odiar a Noah por los sentimientos de Ashley. También tenía que recuperar a mi cómplice de toda la vida, Margaret. Con eso en mente subí a ducharme.

****

Todo fue más fácil cuando abrí parte de mi corazón con Maggie, no necesité ponerme de rodillas, mi hermana fue buena conmigo y ahora estaba feliz con su grandulón, y con un anillo en el dedo, estaba feliz por ellos. Luego de saber toda la historia, su amor se mantuvo durante 13 años en sus corazones. Mierda, sonaba tan cursi.

Tomé otra copa de champán, me senté en el sillón a un lado de Beth, habíamos regresado al calor de la casa dejando atrás la terraza.

—Estoy feliz de verte Marshall— dijo Elisabeth, era de las pocas personas que te regalaban una sonrisa genuina.

—Al menos sé que alguien me extraño— dije en broma.

—Todos lo hicimos, incluso Noah.

—Lo sé, tengo la mayor parte de su corazón—dije con un tono de voz femenino y moví mis pestañas de arriba abajo. Ella soltó una carcajada al mismo tiempo que sus mejillas se teñían de rojo, avergonzada por el sonido de su risa. Ella era linda y entendí porque Noah cayó profundo. —Hablando de Noah, ¿Dónde está?

Mire alrededor del salón, Maggie seguía feliz sobre Everard hablando con su cuñada. Los demás invitados miraban jugar a los pequeños Matt y Chris.

—Recibió una llamada y desapareció en su despacho.

—¿A esta hora?

—Sí, él parecía preocupado.

—Voy a ver de qué se trata.

Me levanté, dispuesto a averiguar qué sucedía.

—Marshall—rumbo al pasillo fui detenido por Maggie.

—¿Que sucede hermanita? Tan rápido fastidiaste a tu prometido.

—No bobo— puso los ojos en blanco— él me ama. Solo quería decirte que deberías hablar con Ashley.

Eso era sorpresivo, sin embargo, ella tenía razón le debía una disculpa a Ashley.

—Lo haré.

—Promete que lo harás Marshall.

—Ya te he dicho que lo haré.

—Promételo— su actitud me pareció extraña.

—Te prometo que hablare con Ashley.

—A primera hora, justo al salir el sol— gire los ojos.

—De acuerdo.

—Bien te dejo ir, ya extraño a mi prometido— gire los ojos, y continúe mi camino hasta el despacho de Noah.

—Mierda.

Escuche apenas entraba al despacho, Noah tiro su teléfono sobre su escritorio enfadado.

—¿Quien llamó? — pregunté llegando hasta la silla enfrente de su escritorio.

Noah se sentó en su silla y suspiro pesadamente.

—Me acaba de llamar el arquitecto Sheppard uno de nuestros edificios en Sídney colapsó.

—Mierda, te dije que confiarle a Sheppard la constructora Wayne era mala idea.

—Sheppard fue el candidato ideal para llevar esa área.

—Pues ya ves los resultados, te advertí de los rumores sobre su adicción y como estaba afectando su trabajo.

—Odio cuando tienes razón.

—Y, ¿qué vamos hacer?

—Tengo que viajar a Sydney, pero antes tengo que decírselo a mi esposa. Odio no poder estar el tiempo suficiente con ellos.

—Yo puedo ir— me ofrecí— no me mires sorprendido, soy capaz de resolver esto. Tengo amigos en la área de construcción, puedo pedir consejos. No quiero que pierdas más tiempo de convivencia con Matthew.

—Gracias.

—Oye a veces hago cosas buenas— dije divertido— además unos días en las playas de Sydney me vendrían bien.

—Nunca cambiaras— negó con su cabeza— tendrás el jet a tu disposición por la mañana.

—¿ Podría ser al medio día?

—¿Por qué?

—Tengo un asunto que resolver a primera hora de la mañana— le había hecho una promesa a Maggie, y era un hombre que cumplía con ellas.

—Esta bien, le diré al piloto que saldrás al medio día.

—Vale, creo que debería irme a empacar.

—Sí deberías, gracias Marshall.

—Oye solo estoy compensando mis días de ausencia.

Salí del despacho de Noah, cuando fui a despedirme de Maggie me recordó mi promesa. Tenía la sensación que ella quería decir algo más pero solo me sonrió y me abrazo. No le dije nada acerca de mi viaje, seguro regresaría pronto.

Valentine's Love - Amor de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora