Capítulo 8

752 66 0
                                    

Ashley Danforth

Al pasar los días descubrí que mi temor por los cambios que vendrían al incluir a Marshall en la vida de los mellizos nunca debió ser. Mis hijos parecían estar destinados a Marshall. Lo querían, no había duda, además él hacia lo posible por estar para ellos. Si no era posible que se quedará en mi casa, él aparecía a primera hora de la mañana. Me ayudaba con el desayuno, a vestirlos, incluso preparar el lonch. Los llevamos a la guardería y después cada uno tomaba su auto para ir a la oficina.

Ahí actuaba como mi jefe, intentando mantener mi petición de tener lo nuestro en secreto. Aunque algunas veces, rompía el acuerdo llevándome a su despacho para obtener una ronda de besos y sexo rápido. Debo de admitir que era algo excitante el sexo sobre el escritorio.

Al salir del trabajo íbamos por los mellizos, pasaba las tardes con ellos.

Se arrastraba, corría, saltaba y en ocasiones se convertía en caballo, todo como parte de sus juegos. Los tres aprendían sobre ellos cada día fortaleciendo su relación. Me gustaba porque a pesar de que veían a Marshall como un amigo de juegos también lo veía como una figura de autoridad. Se encargaba de seguir mis reglas. Sin darnos cuenta construimos una rutina, que también tenía sorpresas, como un viaje al parque de diversiones, el paseo en bote que no salió muy bien debido al estómago débil de los mellizos. Además visitamos a mi madre, Eleanor no había estado tan fascinada por un hombre desde mi padre. Marshall se la gano al mirar la película "El diario de Noa". En mi móvil tenía la fotografía de ellos lloraron juntos. Esa imagen junto con la otra de Marshall dormido con los mellizos encima de él.

Por las noches mis más íntimas fantasías se convertían en realidad. Debía aceptar que Marshall tuvo razón en eso de los gritos salvajes, que debían ser callados por mi almohada para no despertar a los niños. Como anoche, Marshall llevaba solo su cinturón de herramientas y trabajo duro con su maso.

—Mami, — Charlotte me saco de mis pensamientos, estábamos caminando rumbo al parque cercano. Había decidido llevarlos a jugar esta mañana y tener un picnic —¿pol que no vino Mash?

—Mash no pudo venir porque tenía una cita importante— dije, su cita era un almuerzo con sus hermanos. Una costumbre de los hermanos Wayne desde que sus padres murieron, reunirse una vez al mes.

—¿Pelo viene a casa luego? — pregunto Chad.

—Si, él vendrá— respondí, teniéndonos en el cruce peatonal. Esperamos a que la luz cambiará para poder llegar al parque. De repente todo se volvió un caos.

—¿Son los hijos de Marshall Wayne? — pregunto un paparazzi. No sabía de donde habían salido.

—¿Está casada con él?

—Fue una de las chicas de una noche de Marshall Wayne, ¿esa es la razón por la que no dijo nada sobre sus hijos?

—¿Por qué los ha mantenido ocultos el señor Wayne?

—Hay rumores que los niños son de un asesino.

—¡Mami!— gritaron mis pequeños, aferrándose a mis piernas. Mientras éramos rodeados de hombres con cámaras.

—Chad, Charlotte ¡sonrían! — dijo otro hombre enfocando su lente, solté la canasta del picnic y cargué a mis hijos. Corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron y regresé a casa, perseguida por la prensa. La cual no dejaba de llamar bastardos a mis hijos. Los cuales comenzaron a llorar ante la situación.

Mi llave no me hizo fácil entrar a casa, pero cuando lo conseguí las lágrimas caían por mi rostro. Estaba superada por todo lo que sucedía en mi entrada, llena de fotógrafos gritando.

Lo que quise evitar este tiempo había estallado en mi cara. Fui tonta al pensar que no pasaría, que sería diferente si esperaba. No tenía ni idea.

—Mami, quielo que venga Mash— dijo Chad llorando, seguían aferrados a mi cuello.

—Yo también— susurre, no sabía cómo se habían enterado solo tenía la certeza que esta batalla la deberíamos de luchar juntos, lo necesitaba aquí.

********

Marshall Wayne

—Ve más rápido — le gruñí a Noah.

—Voy tan rápido como puedo, debes tranquilizarte.

—No me pidas eso, mi mujer y mis hijos fueron atacados por esos idiotas.— Estaba en el almuerzo con mis hermanos cuando el teléfono de Noah comenzó a sonar era Billy nuestro jefe de relaciones públicas. Alguien había vendido fotografías mías con Ashley y los niños. Y no sólo eso, también había ido directo a ellos. Cuando Noah entró a la sala de estar y encendió la pantalla, pude ver la cara de miedo de mis hijos. Esos hijos de puta los hostigaron todo el camino. Quería matarlos, por hacer sufrir a mi familia.

Había planeado una manera diferente de decirles a mis hermanos que yo había encontrado a mi chica y todo sobre los mellizos. No tuve tiempo. Maggie solo dijo "ve por ellos" y Noah ya estaba en la puerta con las llaves de su auto. Incluso Everard subió a su patrulla y nos abría el paso para llegar a ellos.

Ni siquiera esperé que Noah estacionara el auto, salí de el de inmediato, pasando en medio de los idiotas que seguían en la entrada de Ashley. Gritaban cosas sin sentido, quería golpear a cada uno de ellos, no lo hice, me enfoqué en llegar a la puerta, a mi familia. Usé la llave que días atrás le robé a Ash, el sonido que hizo la puerta al cerrarla resonó en la casa donde reinaba el silencio.

No estaban en la Sala de estar, ni en la cocina, pase por la habitación de los mellizos pero estaba vacía. Finalmente los encontré en la habitación de Ashley, los tres abrazados en la cama durmiendo. Los tres con restos de lágrimas en los rostros. Llegue a su lado sentándome en la cama.

—Ash, nena— moví un poco su cuerpo, esperé a que ella despertará.

—Marshall— susurro aún con los ojos rojos.

—Lo siento— me dolía tanto — lo siento, yo debí estar aquí para protegerlos.

—Estas aquí ahora, lucharemos juntos.

—Si nena— busque su boca, mi beso fue tierno cargado de amor.

—¿Mash?— despertó Chad haciendo que su hermana también abriera sus párpados.

—Mash vino a salvalnos— dijo mi niña.

—Por supuesto princesa— sonreí mientras ambos se levantaban y me abrazaban. Ellos habían tenido tanto miedo. —Y no vengo solo, tengo a dos caballeros afuera luchando contra los malvados.

—Uju escuchaste Lottie, seguro les dan con las espadas.

—¡Siii!

Así quería verlos siempre, felices con su inocencia. Comenzaron a hablar sobre las batallas de los cuentos.

— ¿Caballeros? —me susurró Ashley.

—Noah y Everard me han acompañado.

—Oh, así que saben...

—Aún no conocen toda la historia, solo querían que llegará contigo y los niños. Quiero que vengan a mi casa, mientras todo se calma. No quiero que algo como esto les vuelva a suceder.

—Marshall Wayne, ¿me estas pidiendo que nos mudemos? — su humor había cambiado, incluso su cuerpo se relajó.

—Si, desde hace un par de días somos una familia Ashley Danforth. Solo di que sí.

—Si, pero solo a mudarme.

—Ya veremos....

Valentine's Love - Amor de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora