"Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón". Mario Benedetti
· Correr no es opción ·
Tardé dos semanas en conocer su nombre, Luke, y cursaba el último año. No era el prototipo de chico alto y fornido, más bien era delgado y no superaría mi altura. Mis amigas me dijeron para acercarmele y hablarle, pero no era tan sencillo. Aún no comprendo como nos cuesta tanto hablarle a alguien quien nos atrae. Porque no me gusta, solo me parece interesante.
Empecé como cualquiera, mirarle desde lejos seguro con una cara de embobada, no mencionaba su nombre, más bien me lo dejaba para mi misma, para evitar que me molestaran. Pero eso no funcionó. Comenzaron a decir su nombre en cualquier momento, además inventaron un apellido para completar. Yo no lo veía, pero aseguraba que debía estar roja como un tomate. Aún no he descubierto la habilidad de no serlo en estas situaciones.
Le hablé, mi mente se quedó en blanco, bueno no exactamente pero la sensación era así.
Fuimos al centro comercial que quedaba cerca del Instituto a almorzar. El lugar estaba atestado de personas, apenas encontramos un lugar para sentarnos. Comimos entre risas. Realmente era uno de mis momentos favoritos. En mi grupo eramos Nicole, Suhely, Guzmán y yo.Volvíamos del centro comercial y nos dirigiamos al Instituto, aún quedaba tiempo para la hora de entrada y lo veo. Venía en dirección opuesta a nosotros. Automáticamente mis amigos me comenzaron a molestar y Guzmán me retó a hablarle, como una apuesta. Mientras en mi mente era un sin fin de ideas con respecto a qué haría, pensé que esta loca idea había acabado, porque lo vi doblar en una esquina, para volver a asomarse por esa misma esquina.
Mi reacción fue un, en serio, porque no te fuiste.
Quería hablarle pero mi miedo y vergüenza me superaba.
Con Guzmán entre tiro y afloje estabamos, hasta que lo decidí, si iba a hablarle, así que dejé atrás a mis amigos y comencé a ir tras él. Le zisee para que se detuviera, no funcionó, así que comencé a caminar más rápido. Creo que hasta él se dio cuenta, ya que, en medio del camino bajó su mochila para buscar algo.
O sea, quién busca algo en medio de la calle.
No me contuve más y le dije:
—Hey, hey, hey...
Se volteo hacia mí.
—Hola.
—Hola, soy Amelia y tu eres...
—Soy Luke.
Claro que eso ya lo sabía, pero sigue hablando.
—¿Vas en último año?.
—Sí. —Y me señala su remera—.
Okey, en mi defensa no me di cuenta, porque vamos quién detalla eso cuando habla con alguien.
—Oh, no lo vi. ¿Tienes doble?.
Cada especialidad tiene doble escolaridad, que, consiste en quedarse un turno opuesto al tuyo, nosotros tenemos tres.
—No, voy a la estación de buses. ¿Y tú?.
—Tengo doble. —Divise que ya estábamos llegando a la esquina del Instituto— Fue un placer, nos vemos.
—Me miró un poco aturdido— Adiós.
Bueno, para mí eso salió muy bien. Al voltear me encuentro a mis amigos sorprendidos por mi arrebato y quién no, yo también estoy sorprendida, si bien, quería seguir hablando con él.
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Doscientos Doce Días
RomancePrimer libro de la Trilogía "Vaivenes del Amor". Hay personas que buscan el amor, lo ansían, están dispuestas a correr el riesgo, no se resisten a ello. También hay quienes no les da el tiempo suficiente para pararse a pensar deliberadamente al resp...