II

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Adelante, llora pequeña niña.

Nadie lo hace como tú.

Sé cuanto te importa.

Sé que tienes problemas.

Y si tú fueras mia.

Haría lo que pudiera.

Correría lejos y me escondería contigo.

Me encanta que tengas problemas, niña.

Porque yo también los tengo.

-o-o-o-

Ahora solo eran sus ojos.

Sus ojos profundos.

Que la miraban de una manera que no podía leer, cada vez que lo intentaba cambiaban.

Fríos.

Aburridos.

Llamativos.

Le gustaba de sobremanera aquella chica, la llamaba, la atraía y la frustraba su forma de tratarla, de ignorarla, de ignorar al mundo. Estaba decidida a descubrir que había dentro de sus ojos, que escondían, y eso seria hoy.

La siguió por el pasillo, por las escaleras. Ver como subía era un placer. Continuó hacia la biblioteca, entró y la perdió cuando entro a los pasillos de los libreros, maldijo para si misma, dio vueltas sin éxito. Hasta que.

¿Por qué me sigues?- Su voz la exalto al tomarla por sorpresa.

Joder, que susto...-Volvió para mirarle. Sus ojos azules la veían serios y expectantes.- No pude evitarlo_

No pudiste -No era una pregunta.

No -Respondió- Me evitas y me ignoras, quiero saber el por qué_

No me interesas- Tajante. Dios, Creyó haberse enamorado en ese momento.

Eso me hiere, cariño - Habló con sarcasmo - No me conoces, como sabes que no?_ 

Ambas sabemos lo que quieres_ La miró esta vez con un pequeñísimo ceño fruncido- Eres atractiva y yo te gusto_

Gracias_

Por qué no dejamos los juegos y me haces un bebé?- Su mirada seguía seria- Aquí, ahora_ 

Ja...pensaba en invitarte a salir primero -Le sonrió.

Hm- Y se fue. Así nada más.

Pero no se rindió. 

La esperó en el estacionamiento del instituto a que saliera, por muy acosadora que se viera en este momento no podia evitarlo, estaba decidida por esa chica, asi que esperaría lo que tuviera que esperar y así pasó. Cuando la vio caminar a paso tranquilo hacia la entrada del instituto, en seguida entro en su auto, lo encendió y fue tras ella.

Hola linda, quieres que te lleve?- 

No - Y siguió caminando. Esa chica seria su perdición.

Vamos, no puedo dejarte caminar a tu casa sola- La seguía aun en su auto a baja velocidad.

Que mal... - No iba a subir. O eso pensó hasta que, gracias a la suerte, comenzó a llover.

Creo que no tienes opción - Sonrió triunfal la peliblanca.

Ella suspiro vencida - Bien_

Detuvo el auto y ella entro. El camino fue silencioso, inquietamente callado hasta que sorprendentemente ella hablo. 

¿Que quieres conseguir? - Volteo a mirarla. No lo había hecho desde que subió. Sus ojos eran nuevamente indescifrables.

De que hablas?_ Fingió confusión la ojiambar. 

De que me has estando asediando desde hace semanas_

Sonrió. Era cierto- Todo lo que soy es una chica que quiere el mundo en sus manos, no me gustan los misterios y si encuentro uno quiero descubrirlo - La miro- Tampoco me gusta la playa_

Que hay con eso?_

Que siento una pequeña tensión entre nosotras y no me gusta tener una mala relación con nadie - Le sonrió de manera gentil- Dame una oportunidad y déjame mostrarte que no soy tan mala como piensas_

Ella no respondió.

El camino estuvo callado hasta llegar a la entrada de su casa, la lluvia se hizo un poco mas fuerte. Cuando Lapis salio del auto se detuvo un momento, como meditando, y volteo con la mirada algo insegura.

Solo una oportunidad, si no funciona me dejas tranquila - La miro severa. Su cabello se había mojado y por el frió la punta de su nariz se había coloreado levemente de rosa. Le vinieron a la mente muchas cosas- No intentes nada_ La vio caminar a su casa.  

Muy pronto sabría que ocultan esos ojos.

TormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora