Carta treinta y nueve.

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Hola rubia de ojos verdes...

Por Dios, me vuelves loco...
Aún no puedo creer que te hice sonreír ¡y hasta te sonrojaste!.

Estoy muy emocionado y feliz al saber que fui yo el que provoco esa sonrisa.

Mi bella Izumi, me encanta verte feliz y sonriente de nuevo, confieso que cada vez que te veo sonreír haces que los latidos de mi corazón se aceleren, y cuando escuchó tu risa provocas que se me pongan los pelos de punta, hasta puedo decir que siento que se me va el aire cuando te veo.

Rubia tienes tanto efecto en mi, no puedo creer que no te puedo sacar de mis pensamientos y especialmente mi corazón.

¿Sabes por qué? Porque Izumi, tu eres la dueña de mi corazón.

Cada día me enamoro más de ti.

Hola, rubia de ojos verdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora