Capítulo 4

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Hola. Perdón si te hice pensar que algo malo habías hecho. Simplemente yo-

Solté un gruñido, borrando todo. Ágata estaba en línea, esperando una respuesta de mí parte o tal vez no. Lo más probable era que no. ¿Por qué esperaría mi mensaje? Pff, ni que fuese Ariana Grande. 

Mis dedos por voluntad propia comenzaron a moverse como si tuviese un tic nervioso lo que provocó que la mano de Mari se posara en la mía impidiendo que mis dedos siguieran moviéndose sobre las mantas donde las tres nos encontrábamos acostadas.

La película había terminado hace unos minutos. Valeria, que decidió recostarse en la esquina, yacía dormida sin verle el final mientras que a Mari no le quedó de otra que ir al medio ya que yo escogí estar al fondo antes que ella.

—Deja de moverte que no me dejas dormir.—se quejó Mari, volteando para así quedarnos cara a cara.

La luz de la televisión iluminaba todo su rostro logrando que pudiera verla con claridad.

—Disculpa, no fue mi intención.

Suspiró, acomodando su mano bajo su mejilla para poder verme mejor.

—Deberías responder. Ella debe estar esperando una notificación tuya.

Abrí la boca, impactada.

—¿Eres psíquica? ¿Cómo sabes que hacía?

—No sé, a lo mejor puedo leer tu mente —concluyó, con si hubiese revelado algo asombroso.

Rodé los ojos;—Já, ni que fueras Edward Cullen.

—Tal vez lo soy. Si quieres, tú puedes ser mi Bella.

Quedé en silencio, viéndola, sin saber que mierda decirle. No noté lo cerca que estábamos hasta que sentí su aliento directo contra mi piel.

Mantenía su vista fija en la mía, y por alguna extraña razón, desvié la mía hacia abajo.

Mari soltó una risita haciendo que volviese mi mirada hacia ella.

—¿Ves? —su dedo indice hizo presión en mi frente de forma juguetona.—No eres la única que puede jugar.

Un flashback vino a mí, recordándome que hace unas horas me burlé de ella junto a Valeria y sonreí.

—He caído. —reconocí.—Eres buena, eh.

—Lo sé —dijo, lanzando su cabello hacia atrás como toda una diva haciéndome reír.

Solté un largo suspiro, volviendo a lo que intentaba hacer hace un rato: responder los mensajes de Ágata como una persona normal.

—Le responderé.—decidí.

Mari sonrió, satisfecha.

—Entonces, buenas noches.—giró, dejando su espalda en mi visión.—Y no muevas más tu mano o te dará un calambre.

Sonreí por sus raras ocurrencias.

¿Podemos vernos a primera hora? Si tu respuesta es un sí, te esperaré en la cafetería. Dulces sueños.

Bloqueé mi celular para caer en un profundo sueño.

❀❀❀

Valeria y Mari se despidieron de mí después de insistir en acompañarme de camino a la cafetería.

—Suerte —dijo Valeria lanzando besos voladores hasta que Mari rodó los ojos y jaló de ella para ir a clases.

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