Holaass. Lamento la tardanza, he estado con algunos problemitas, así que publicaré dos capítulos <3. ¡Gracias por leer!
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—Sí, pero no puedo.
Su mirada decayó visiblemente. Evadí sus ojos debido a los nervios que comenzaban a crecer en mí. Mari me cautivaba como nunca, su dulzura, su lealtad a sus pensamientos, el siempre estar ahí cuando la necesitas, pero aun así no me atrevía a aceptar que algo pudiera suceder entre nosotras.
—Me confundes —confesó, suspirando.—Me correspondes y luego me rechazas. Eso duele un poco, la primera chica por la cual siento algo y ya no resultó.
Rió, adolorida. La culpa me atrapó.
—Tener una relación entre nosotras sería complicarme la vida —nuestras miradas se unieron, haciéndome temblar.—Ya me esclavicé en varias relaciones en los cuales mis ex suegros no vivían enterados de la relación. Pasaba la mayor parte del tiempo asustada por ser pilladas en algo que yo no me avergonzaba. Tus padres son cristianos, tu madre ya no me quiere ver, me terminarían crucificando si llegaran a enterarse que estamos juntas.
Inhalé, viéndola entristecida. Se mantenía silenciosa, atenta a mi confesión.
—Solo, trato de evitar volver a esas situaciones que tan mal me han hecho.
Mari entreabrió sus labios, más, ninguna palabra salió de ellos. Mi corazón se sintió bien, soltar lo que tanto te atormentaba siempre me ha traído paz.
Si tan solo... se lo hubiera confesado a Mari en la vida real y no imaginarme qué hubiera pasado si le contará lo que realmente pasaba por mi mente.
—Ariel y Mari, ¿dónde están?
Sin desconectar nuestras miradas, me alejé de ella con la cabeza convertido en un torbellino de emociones y pensamientos que no quería tener en este preciso momento y que no ansiaba confesar, quizás nunca.
—¿Dónde estabas? —los ojos curiosos de Valeria intentaban indagar porqué yo venía de un sitio tan cerrado, pero procuré distraerla, sujetándola de los hombros y volteándola para quedar con la vista dando hacia la entrada. Mari, con la travesura cubriendo su rostro, se retiró de donde yo aparecí, y llegó hasta Jorge, el cual, ya se encontraba rojo de tanto sonarse los mocos.
—Eh, pues, oliendo girasoles.
Inclinó su cabeza, sin ocultar su confusión.
—Me alegro —dijo, para luego, alzar su mano hacia los chicos que reían de algún chiste privado hasta que se detuvieron al percatarse del llamado de Valeria, y a pasos de tortuga se acercaron a nosotras.—Necesito contarles sobre mi cita.
¡Oh, sí! La cita. Casi lo olvidaba por completo y me sentía horrible por eso, pero, ¿qué más podía pensar si Mari me soltaba esas palabras de forma tan directa?
No, Ariel. No era el lugar para razonar sobre tú situación con Mari, o Ágata.
—¿Qué tal la cita, eh? —preguntó Mari, igual o incluso más entusiasmada que Valeria.
—Fue fantástico —alardeó, mordiendo su labio sin contener su emoción. Con sus mejillas levemente sonrojadas, reveló;—Nos besamos. Y su nombre es Joaquín, pero no dejo el habito de llamarlo el chico de las luces.
Abrí mi boca, impresionada de su revelación. Al fin sentía que mi mejor amiga de a poco podría superar al imbécil de Miguel, y deseaba que este tal Joaquín si pudiera estar a la altura de la gran chica que era Valeria.
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SUPER PODER GAY
Teen FictionAriel tenía un super poder, así lo solía llamar ella. Más bien, una intuición gay con el cual podía detectar a cualquier persona que perteneciera a su mismo bando. Pero, ¿podría detectar que su nueva vecina Mari, conocida como una cristiana que reza...