COMPAÑERO PERDIDO

CAPÍTULO 5

Había algo emocionante al ver cómo su compañero se quitaba la ropa, observando cómo estaba controlado por Sungmin mismo. No parecía pequeño y cansado en ese momento. Era más pequeño, pero no soltaba la vibración de que estaba nervioso o no quería estar aquí. Él parecía positivamente ansioso mientras se quitaba la ropa. La chispa de su viejo ser estaba allí, y trajo el lobo dentro de Kyuhyun a la vida. Su compañero estaba aquí, y esto estaba sucediendo.

—Quiero montarte —dijo Sungmin—. ¿Puedo hacer eso?

—Ni siquiera tienes que preguntar.

Podía hacer lo que quisiera con Kyuhyun, y lo permitiría. Daría lo que su compañero quisiera que diera y no tenía nada que decir al respecto.

—Pero, vas a... ¿verdad?

Kyuhyun ladeó la cabeza hacia un lado.
—¿Qué querrías que hiciera?

Sungmin parpadeó, y luego se ruborizó, sacudiendo la cabeza.
—Nada, no importa. No pares hasta que te lo diga.

Kyuhyun conocía un muro cuando lo veía. Sungmin había pedido algo
potencialmente embarazoso, y ahora lo estaba tomando de vuelta.
Kyuhyun no empujaría. Si Sungmin quería dar más de sí mismo, lo haría.
Si había algo que iba a decir, iba a decirlo. Sungmin no podía empujar.

Abrió la botella de loción, esparciendo parte de la sustancia blanca en su mano y luego sumergiéndola en su dedo índice y medio. No era lo mismo que el lubricante, pero lo haría siempre y cuando fuera generoso con la cantidad, y siguiera aplicándolo.

—Esto se podría sentir un poco raro —dijo Kyuhyun, justo cuando
colocaba los dedos en el agujero de Sungmin y presionaba adentro.

Fue más amable de lo que habría sido. Kyuhyun estaba probando las aguas aquí, descubriendo lo que era placer y lo que era dolor para su compañero.
Min se tensó, pero no le dijo a Kyuhyun que le dolía, o que se detuviera, por lo que Kyuhyun no se detuvo.
Siguió adelante, su piel se sentía demasiado apretada para su cuerpo cuando ese frunce se cerró alrededor de sus dedos.

Esto era real. Esto era real, y estaba en el cielo. Esa fue la única explicación para esto.

Sungmin pronto se relajó. Respiró pesadamente dentro y fuera un par
de veces, como si estuviera estabilizándose. Recordándose dónde estaba. Que estaba a salvo. Kyuhyun no dijo esas cosas. No quería arruinar el estado de ánimo recordando accidentalmente a Sungmin lo que había sido forzado a vivir.
En su lugar, dejó que sus manos hablaran, una mano envuelta
alrededor de la base de la polla de Min, acariciando suavemente,
burlándose, sintiendo su firme y pulsante longitud allí respondiendo a
cada movimiento de Kyuhyun, mientras latía una y otra vez. Mientras tanto, empujó sus dedos más y más profundamente dentro del cuerpo de Min.  No señaló las diferencias. Eso sería lo peor que podía hacer, pero él las notó.
Notó una cicatriz en el cuerpo de su
compañero donde no había ninguna, se dio cuenta de la forma en que sus huesos sobresalían de las costillas. Una vez más, él no lo señaló, pero lo notó, y las amó tanto como amó el resto del cuerpo de Min, y él las amaría incluso cuando lo dejaran cuando Kyuhyun comenzara a alimentar a su pareja con comidas apropiadas. Le encantarían las cicatrices de Sungmin, incluso
sabiendo de dónde vinieron, y él las amaría hasta que su compañero
ya no estuviera avergonzado y apenado por ellas. Podía decir que era el caso con la forma en que Min seguía levantando sus manos, tratando de cubrirlas antes de cubrirse la cara como si no estuviera seguro de dónde poner sus manos cuando Kyuhyun lo complacía.

—Te amo tanto que duele mucho —dijo Kyuhyun con voz ronca,
inclinándose y dando a su compañero aún más estímulo poniendo brevemente su boca contra los pezones de su compañero. Uno a la
vez, los chupaba, cambiando entre ellos, y sabiendo que estaba haciendo un buen trabajo provocando a su amante cuando Sungmin puso sus manos sobre la cabeza de Kyuhyun.