Prólogo.

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De 1500 a 1800 se modelan definitivamente las formas de vida sexual que Occidente ha conservado, en lo esencial, hasta mediado el siglo XX y que apenas en la actualidad empiezan a ponerse en tela de juicio. Durante el período que se inicia con el Renacimiento y termina con la Ilustración, el pilar básico del orden sexual fue la unión monógama, la cual, estrictamente vigilada por la colectividad y la familia, despreciaba cada vez más el atractivo físico y daba mayor valor a las consideraciones morales y económicas. La Iglesia, de acuerdo con el Estado moderno y sus programas de orden moral, se consagró a la tarea de reprimir la sexualidad; sin embargo, las capas sociales privilegiadas a menudo lograron escapar a ese conformismo. La cultura sexual se refugió en la investigación estética y literaria, así se desarrollaron simultáneamente un erotismo de compensación y el mito poético o novelístico del amor-pasión.

Uno de los “delitos” por el que los inquisidores realizaban su cacería era la fornicación. Los inquisidores perseguían a aquellas personas que decían que practicar sexo libre fuera del matrimonio no era pecado. Por supuesto, la clase alta no se veía afectada y muchas veces se les perdonaba que fornicaran fuera del matrimonio. Para la Inquisición, ni la fornicación ni la prostitución afectaban la moral oficial.

Los jóvenes aristócratas con dinero iniciaban su sexualidad desde los doce años, y con prostitutas. La prostitución seguía siendo un mal necesario, sobre todo para los hombres que debían “desahogarse” por el deseo sexual. Como los inquisidores no castigaban a los aristócratas, ellos tenían derecho de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Los que se veían cruelmente afectados eran las personas de clase baja.

En esta época surgió el “amor cortés”. La mujer comienza a ser idealizada y venerada como una diosa, un ser divino al que había que complacer y adorar tanto física como intelectualmente. Ya se la respetaba más y el hombre comenzó a cortejarla para poder ganarse su amor. Mark Tuan, es un pintor escultor y no se ve interesado en pintar o esculpir a la hija de ningún aristócrata. Tampoco está interesado en cortejar a las mujeres que le pretenden. Pero un día decide salir y queda maravillado ante una obra maestra que respira y sonríe a la gente que lo rodea, queda eclipsado por la belleza casi cegadora de un joven de arapos gastados y sucios. Lo quiere para él, lo quiere a cualquier precio si hubiera que pagar. Quiere pintar mil pinturas dedicadas a cada parte de su cuerpo y quiere esculpir su cuerpo en la arcilla como si sus manos alguna vez lo hubiera tocado. Jinyoung se convierte en algo más que la inspiración que necesita, Jinyoung se convierte en un revoltijo de pasión, pecado y lo que más temía...amor.

N/A: Obvio va a empezar cuando acabe alguna obra, pero no me aguanté en subir el prólogo. ¿Qué les parece la idea? No olviden las advertencias de la descripción.

Sempiterno [Markjin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora