4. "Serafín."

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Tal y como lo había dicho, Mark no había recibido a Jinyoung por unos días. Por el momento, solo se encargaba de instruir a Youngjae y terminar con las esculturas que tenía a medias.

-¿Qué te parece?-Youngjae preguntó sacándolo de sus pensamientos. Pensamientos que eran martirio y lo acompañaban desde que abría los ojos en la mañana hasta que al fin podía concebir el sueño por las noche. Porque la imagen de Jinyoung no se iba de su mente y había momentos donde su mente iba por fantasear cada cosa extraña con el joven. No es que le desagradara pero era incómodo porque jamás le había sucedido algo así.

Miró a Youngjae y forzó una sonrisa. Tenía miedo de estar convirtiéndose en otra persona. Él siempre sonreía y hacía sentir cómodos a quienes eran de su círculo pero, últimamente, su actitud, por más que haya querido disimular, dejaba en vista lo raro que estaba. Youngjae lo había notado. Mark era de hablar mucho con él, suponía que lo hacía para que no se aburriera mientras trabajaban pero este tiempo había permanecido allí aunque parecía ausente.

-Está muy bien, Youngjae. Pero, fíjate aquí...en las tonalidades. Ten más cuidado cuando diluyas un color cálido.-señaló Mark volviendo sus manos a su escultura.

-¿Estás bien?- se animó a preguntar Youngjae.

-Si, pequeño Youngjae. Como siempre.-le sonrió.

-Vamos...~ lo conozco desde que soy un niño. Jamás en mi corta vida lo he visto tan serio.- reconoció Youngjae. Mark lo miró. Ahora se sentía un ser terrible por estar preocupando al menor con su estado.

-No tienes de qué preocuparte. He estado divagando mucho sobre...mi arte últimamente y bueno, eso me tiene algo ido. Pero estoy bien.-dejó sus cosas a un lado y se acercó un poco más al amigo de su hermano antes de sonreírle más sincero.-Ya se me pasará.-y revolvió el cabello de Youngjae tan solo consiguiendo que el corazón del adolescente saliera disparado.

☪️

Mark caminaba totalmente perseguido por el mercado. Por nada en el mundo quería cruzar siquiera la mirada con Jinyoung. No. Juraba que de pasar eso correría lejos. Pobre Jinyoung, él no tenía ni pizca de culpa de sus insanos pensamientos. Era la primera vez que le ocurría algo semejante y no se sentía listo para enfrentar al menor en cuestión.

-¡Señor Tuan!-se giró en dirección a la conocida voz. Chungha lo miraba con una deslumbrante sonrisa y agitaba su mano saludándolo. Le agradaba la joven. Era muy fácil comunicarse con ella y era muy diferente de las señoritas que conocía.

-Enhorabuena, mi querida Chungha. ¿Cómo ha estado estos días?- preguntó.

-Estoy animada porque mi prometido resultó ser alguien muy bueno y guapo. Tuve suerte. ¿Qué tal usted? No se ha pasado por el mercado en unos días y ya nos habíamos acostumbrado con las chicas a su impactante presencia.- dijo la chica. Mark soltó un suspiro y se acercó al puesto.

-He estado ocupado instruyendo al amigo de mi hermano y he estado con mucho trabajo. Pero descuida, pronto me verás aquí cada tarde en busca de las manzanas más jugozas.-le guiñó el ojo y ella le sonrió.

-Jinyoung estará feliz de saber de usted por fin.-comentó la chica y Mark la miró desconcertado cómo si hubiera nombrado al mismísimo diablo. Aunque, claro está, Jinyoung era lo más parecido a una divinidad angelical antes que eso.

-¿Ha preguntado por mí? ¿Debería sentirme honrado?- soltó con confianza puesto que siempre bromeaba de esa forma con Chungha últimamente y no quería que notara el cambio que venía por sus pensamientos en ese momento.

-Si, lo pregunta con lo que él llama disimulo pero es terrible obviedad pero si, me ha preguntado por usted. De hecho, hoy vamos a mi casa a beber.-Mark la miró extrañado.

Sempiterno [Markjin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora