La vida me sonreía, así que decidí aferrarme fuertemente a ti, a esa risita chillona que me hacía morir de risa, a esos besos que me llevaban a un viaje astral del cual lo único que realmente importaba éramos tú y yo, y entonces ahí me di cuenta de que no habría otra persona, nunca jamás.
En ti había encontrado todo lo que alguna vez idelice, por que en los ojos correctos siempre eres y serás el arte más significativo y esa paz que te da al saber que estas con el amor de tú vida no se compara con nada.
Recién comenzaba y no quería que acabará.