Han pasado unos cuantos meses, la melancolía sigue habitando en mi, mis colegas me dijeron que el dolor pasaría, que todo marcharía bien, que yo estaría bien.
Me mintieron.
No es ese tipo de dolor que sientes cuando te caes de la bicicleta y el raspón duele pero a la semana cicatriza, es un dolor inhumano, ya no se.
Le pregunte a la vida, ¿es posible dejar de extrañar?, la respuesta fue, no.
Dejar de extrañar implicaría llenar de tachaduras mi autografía, la herida logar sanar, ciertamente ya no dolerá pero lo seguirás llevando a todos lados, por que, tan tuyo fue que es imposible arrancarlo de la piel.
Y entonces, ahí lo descubrí...