Estaba ya entrando a la casa de mi entonces amante, como siempre, se le veía muy nervioso, los coreanos suponían ser personas bastante tímidas y correctas, una burla a lo que realmente acababan siendo, en el caso de Doyoung, él me recibía todas las noches en las que estaba solo, y siempre al llegar era de la misma manera, pero en la cama ya cambiaba. Él sabía perfectamente que era un hombre libre conmigo, yo no le iba a decir ni hacer nada en casi de que estuviera con otra persona, al fin y al cabo, yo andaba con otros también, esa noche inclusive había peleado con Winwin, odiaba cuando se ponía grosero, pero era Doyoung quien lograba calmarme en esos momentos, así que no pude resistirme a su invitación a comer, amaba que preparara la carne de forma tan exquisita, me quitaba suspiros.
-Ponte cómodo, Yuta, ya está todo listo. -Mencionaba con esa voz nerviosa, sonriendo ampliamente, yo sin más me quitaba mi abrigo y lo dejaba en el colgador de la entrada. -Te tengo lista una copa con vino, es del que te gusta.
-Me conoces tanto, precioso, no sabes lo mucho que te había extrañado, traje algo para el postre, sé que te va a encantar comerlo conmigo. -Fui hasta la cocina, con cierta expresión coqueta, que realmente me salía natural con él. -Traje fresas, y crema, también salsa de chocolate...
Algo de lo que podía estar siempre seguro era que Doyoung me apoyaba en todo lo que proponía, sexualmente hablando, miró lo que traje y se notaba algo más tranquilo, tomóas fresas y aderezos para estas y las dejó en la nevera.
-Podríamos comerlas en mi cuarto, ¿no? Aunque quizás ese era tu plan desde el inicio.-Me conocía mucho.
Aún podía recordar el día en que lo conocí, fue hace un año, era invierno, nos habíamos visto en la tienda de libros, yo estaba comprando un libro para quien entonces era mi amigo, Winwin, pero enfocándome en Doyoung, creo que incluso me había llamado la atención desde antes del incidente, su cabello negro, su piel blanca, estaba vestido con un abrigo largo igual que yo, sólo que el suyo era azul marino, debajo podía distinguir su camiseta con cuello de tortuga, color blanco, sus pantalones eran negros, y tenía puestos unos zapatos negros que le quedaban preciosos realmente. Entonces, recuerdo que él por accidente se había llevado mi libro y yo el suyo, errores en las bolsas, menos mal él lo notó y me persiguió por media calle hasta encontrarme, debo decir que estaba con audífonos, por ello era difícil que yo lo escuchara mientras trataba de llamar mi atención en la calle, me había parecido tan lindo el detalle, la forma en la que me habló este chico, que hasta le invité a un café inevitablemente, fuimos, y ahí conversamos sobre cada uno.
-Así que eres maestro de primaria...
-Y tú eres el jefe en una editorial. -Doyoung estaba más intrigado que nunca sobre mi trabajo, pero era más sencillo de lo que podría imaginarse.
-Precisamente, soy jefe en edición, me encargo del área de manuscritos nuevos en novelas del tipo románticas y de drama, hay otras secciones que editan todo lo que es libros traducidos, de niños, entre otras cosas, hay para todos los géneros y gustos.
-Debes de ser bastante feliz en ello.
-Por supuesto, ¿y qué tal tú, profesor Kim? Igual interesante que se dedique a la enseñanza. -Mi actitud con Doyoung siempre había sido coqueta, pero él parecía aceptarlo como si se hubiera esperado esa actitud siempre de mí, aunque al principio, como hasta el día de hoy, él mostraba su faceta nerviosa, quizás para no quedar de promiscuo.
-Es lindo enseñarle a los niños, aunque a menudo pienso que ellos se deben aburrir de mí, a finales soy el adulto que siempre les está manteniendo en clase y los priva de jugar, entre otras cosas mientras no sea receso. -Bebía su taza, manteniendo su sonrisa luego de dejar la taza en la mesa. -Igual, me encanta lo que hago, aunque quizás estaba destinado a hacer otra cosa.