El Camino de la Mariposa

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EL CAMINO DE LA MARIPOSA

El tiempo en Tatooine era lento, o eso sentía Rey. Llevaba aproximadamente un año en aquel lugar. Un año en el que se había decidido por su soledad y sus heridas. El día a día, en los primeros meses le habían costado horrores: El dolor se había arremolinado en ella y su rumbo lo había sentido perdido no solo por la muerte de Ben, pero si principalmente por ello.

Se había impuesto una rutina que seguía rigurosamente: En el día meditaba y entrenaba arduamente. Al principio se obligaba, sin nada de ganas y debido a eso la fuerza le respondía poco. En las noches se permitía entonces dejar la fortaleza de lado y llorar, sacar todo lo que se arremolinaba en su pecho. A Rey, le dolían aquellos padres que no tuvo con ella, que no encontraron mejor solución contra Palpatine que abandonarla en Jakku. Le destrozaba no haber podido conocerlos, le dolía su apellido y su procedencia, llena de masacre y de odio. Le lastimaba esa esperanza que parecía haber tocado junto a Ben y que le fue arrebatada... y le hería sentirse perdida y desganada por todo eso.

La chica, hablaba seguido con Finn, Poe y Rose, quienes le comunicaban absolutamente todos sus viajes con lujo detalles, eso la hacía sentir feliz por ellos y un poco conectada con la vida en otros planetas. A veces le insistían en ir a verla, otras en que ella los visitara, pero Rey siempre declinaba, diciéndoles que necesitaba más tiempo. Aún no se sentía bien y sabía que en sus condiciones nunca sería una buena compañía para ninguno de sus amigos. Ellos seguían apoyando su decisión, aunque se sentían tristes por ella.

A veces Rey arreglaba naves, speeders y droides de sus vecinos cercanos o de los poblados aledaños, lo que la mantenía distraída y activa en sus conocimientos y por supuesto le generaba ingresos. Como era muy buena en lo que hacía, cuando había aceptado reparar el primer droide, se había corrido el rumor y los demás trabajos llegaron a los días siguientes.

Esos eran los acontecimientos más relevantes de su monótona y solitaria vida. En algún punto, Rey pensó que las lágrimas no cesarían nunca y que ese vacío que sentía en el pecho, en cuanto al despropósito de su vida a nunca desaparecería. Sin embargo, su proceso de sanación comenzó a ver frutos conforme pasaron los meses, sin que ella fuera consciente. El enojo se fue mermando poco a poco y en su meditación, Rey comprendió que no podía vivir furiosa con la fuerza ni con la vida por lo injusta que había sido con ella y que tampoco podía estar permanentemente triste por cosas que le dolían y le fueron arrebatadas, pero que al fin y al cabo ya no estaban ahí. Todo había sucedido así por alguna razón, descubrir el por qué y obsesionarse en ello no le traería la paz que buscaba y tenía que soltar ese pensamiento de que, si todo hubiera sido diferente, tendría una familia. Porque, aunque no fuera de sangre, ella ya la tenía y la había elegido, en sus amigos. Por otro lado, había sido parte de una loca aventura y había ayudado a ponerle el fin a una guerra intergaláctica que había durado años. Había derrocado al líder de la oscuridad, que había resultado ser su abuelo, pero como bien le había dicho su maestra Leia en una ocasión, su sangre no la definía y ella elegía eso... Ella era Rey, sólo Rey y respondía por sus actos. Esperaba que todo eso que ella había hecho para traer paz, la redimiera de ser relacionada con la crueldad de su familia.

Poco a poco su semblante en los días venideros cambió y su ánimo se tornó a tranquilo y contento. Y así pudo comenzar a pensar en lo que haría con su vida:

Después de terminar de entrenar y asearse, Rey se sentó en su cama y comenzó a repasar las decisiones que ya había tomado. Comenzó pensando en lo que le hacía feliz y le daba tranquilidad y eso definitivamente era entrenar y meditar, así que sabía que en verdad quería adentrarse aún más en la fuerza y ayudar a otros a hacerlo. Pensó en que quería fundar una academia y aunque aún no tenía claro el lugar en donde llevaría a cabo todo eso, comenzó a escribir en un viejo cuaderno todas las ideas que se le ocurrían. Entrenaría a niños y adolescentes, que fueran sensibles y que quisieran prepararse, pero no los apartaría de su familia ni de sus seres queridos, quería aprender y enmendar el error que habían cometido Leia, Han y Luke al querer que Ben se entrenara para ser un Jedi.