After the dark. (Harry Styles spanish)

Capitulo 1.

"Venga, vamos Bel, te gustará." escuchaba a Irene de fondo refunfuñando.

     -Ire, no tengo ganas de fiesta..

     -No puedes faltar al cumpleaños de Niall, además, llevas días encerrada, necesitas salir.

Para ella era fácil decirlo, llevaba una relación con Niall perfecta. Nunca tuvieron ni una tonta discusión.

Como les envidiaba.

    -Si te digo que sí, ¿dejarás de darme la tabarra?

    -¡BIEN! -me abrazó- A las 7 te espero, como tardes te quedas sin tarta.

Me dió un amistoso beso en la mejilla y se fue cerrando la puerta tras de si.

Dieron las siete de la tarde.

Busqué a Irene entre la multitud de aquella ruidosa fiesta.

"¡Pequeña!" escuché tras de mi.

     -¡Hola Niall! Felicidades. -dije mientras le daba un pequeño paquete envuelto con su regalo.

     -Muchas gracias por venir, -me dió dos besos y cogió el paquete- diviertete y no bebas mucho. -rió

     -No, tranquilo. -me reí- ¿Dónde está Ire?

     -Ni idea. Mira por el jardín de atrás, ahí fue donde la ví por ultima vez.

Anduve un buen rato buscandola sin respuesta.

Solo quería irme de allí, no estaba de humor para estas fiestas. Los pensamientos rondaban una y otra vez por mi mente sin descanso. Y para colmo, cuando me dispuse a salir de allí tropecé con un chico el cual, no tuvo otro lugar donde tirar su bebida, que en mi blusa.

-¡ERES IDIOTA! -chillé.

Al levantar las vista pude ver a un chico alto, de pelo castaño y rizado, con unos ojos color verde hipnotizantes. Unos labios color cereza los cuales mostraban una dulce pícara sonrisa. Llevaba una camiseta de tirantas blanca, la cual debaja ver todos sus tatuajes del brazo derecho y del pecho. Realmente, era un chico bastante tractivo y fuerte.

-Relajate princesa.

-¿PRINCESA? TU ERES SUBNORMAL, ¿AHORA COMO QUITO TU BEBIDA DE MI BLUSA?

-Lo siento. -rió- Ven, podemos arreglar eso.

-Yo no voy contigo a ningún lado.

-¿Quieres o no quitarte eso de la blusa? -volvió a reir.

-Está bien, -dije entredientes- vamos antes de que me arrepienta.

Aquel muchacho me llevó hasta uno de los cuartos de baños de la casa.

-Quitate la blusa. -me dijo mientras agarraba una toalla limpia de un armario.

-Puedes arreglarlo con la blusa puesta.

-No seas gruñona y quítatela. -rió mientras me acercaba un albornoz.

-Date la vuelta y ni se te ocurra mirar. -dije mientras agarraba el albornoz.