Presidenta Eli

Primer encuentro

Eli Ayase, alta, rubia, ojos azules, estudiante de tercer año y presidenta del consejo estudiantil de la Preparatoria Otonokizaka

Estudiante ejemplar, comportamiento sereno, habla elegante, portación impecable del uniforme, segumiento de las normas, era un modelo a seguir.
Así la veían los prefesores y su familia

¿Cómo la veían las demás estudiantes?, bueno, un poco diferente.
Eran opiniones variadas, iban desde alguien arrogante, despreciativa, aburrida, fría, incluso atemorizante.
No eran opiniones muy alentadoras, el hecho de que la rubia señalara defectos o desobediencias al reglamento solo hacía que las chicas se alejaran más de ella, casi nadie se le acercaba a menos que fuera algo estrictamente necesario por parte de la escuela, pero poco o nada le importaban esas opiniones a Eli, tanto las de las chicas como las de los profesores, en cuanto a la de su familia... Aún tenían cierta influencia en ella, aunque cada vez menos, es que no es facil ignorar de un momento a otro la opinión de tus seres queridos

A Eli le importaba una cosa, su orgullo, desde niña fue educada para ser alguien sobresaliente, tuvo una educación estricta, pero eso no había sido un problema para ella, aunque fue un poco difícil, pudo con eso, era muy inteligente, muy pronto se acostumbró a la educación que recibió, incluso disfrutó sus años en el ballet, le gustaba y era muy buena en ello, sin embargo ese fue el primer revés a su orgullo, a pesar de ser muy buena en ello nunca ganó un concurso importante en su natal país, ganó competencias de poca monta, pero Rusia al ser un país de bailarinas excelentes la superó cuando se trataba de competencias de carácter nacional. Eli pensó que el hecho de disfrutar el ballet hacía que no se lo tomara en serio, por eso cuando competía en serio siempre perdía, asumió que la diversión al bailar era un distractor, así que desistió de seguir bailando

Decidió enfocarse en sus virtudes, su inteligencia y su fuerza la hacían una lider nata, siempre destacó en el ámbito académico, su familia y su orgullo le dijeron que así era como debía ser, poco a poco se volvió fría, no buscaba hacer amigas, solo la distraían de lo importante, ser una estudiante destacada y después obtener un trabajo en donde pudiera lucir sus habilidades y su liderazgo, eso era lo importante, no había orgullo en ser una persona promedio

Cuando llegó a Japón fue difícil, las chicas eran más extrovertidas y amigables, la acosaban a cada momento, tuvo que dejar en claro que no le interesaba andar haciendo amigas, no le interesaban las personas, nadie tenía nada interesante qué decir y ella tampoco, así que no tenía sentido hablar con ellas. Sin embargo hubo una chica que pudo hacerse su "Amiga", Nozomi Toujo

Nozomi era una chica un tanto rara, era solitaria, tenía una expresión tranquila que muy seguido se convertía en una triste, aún así le dijo directamente que quería ser su amiga, se dio cuenta de que era una chica interesante, sabía leer a las personas, entendía las situaciones y se le ocurrían ideas para enfrentarlas, también tenía la manía de jugar con el tarot, era agradable su compañía, por eso cuando fue elegida presidenta del consejo estudiantil le pidió a Nozomi que fuera vicepresidenta, aunque sinceramente no la cosideraba al cien por ciento como su amiga

Eli sabía su responsabilidad al ser presidenta, debía ayudar a las alumnas a tener una vida escolar provechosa. No obstante también tenía el deber de guiarlas, debían seguir las reglas. Eli era así, su orgullo le decía que no podía fallar en su deber de ayudar y orientar a las alumnas, si las alumnas tenían o provocaban un problema sería su responsabilidad, pensando en eso se volvió aún más fría e inflexible, fuera de Nozomi no había alumna que la considerara agradable... Aunque eso cambió un día, una alumna de segundo año tuvo la extraña idea de acercarse a ella, fue en el festival cultural

Nozomi: Elicchi, es increíble que no hayas parado desde la mañana, has estado de un lado a otro revisando que todo esté bien.

Eli: No es para tanto Nozomi, estoy acostumbrada al ajetreo, además es mi responsabilidad que todo salga bien.