La alarma de mi móvil sonó indicandome que era hora de despertarme. En verdad, en ese momento, odié más que nunca esa alarma.
Era el día. No volvería a pisar el suelo de esta habitación, que llevaba pisando desde que nací. 16 años en concreto.
Me levanté perezosamente de la cama, aún podía sentir las mariposas de el día anterior, con Derek.
Miré mi móvil y tenía dos mensajes, uno de Olivia y otro de Derek. Miré corriendo el de Derek.
Derek<3: Buenos días princesa, y buen viaje<3 Te quiiiero
Otra vez, la sonrisa de enamorada.
Enna: Buenos días cariño. Te quiero masss<3 Ya te extraño.
Luego miré el de Olivia.
OlivLaMejor: Holaaa feaaaa<3 Jo, no te vayas, quedate a vivir en mi casa
Enna: Ay bebé, tan solo si pudieeeera no me lo pensaría ni un seguundo<3
Bloqueé el móvil y caminé hacia el baño para prepararme. Hice mis necesidades, me di una ducha, me vestí,me peiné ,me sequé el cabello y me puse un poco de maquillaje...
— ¡Cielo! ¿Estás lista? —mamá tocó a la puerta del baño.
— Sí.
Salí del baño con la ropa sucia, y sin siquiera mirar a mi madre volví a mi habitación y dejé la ropa sucia en una caja.
— Vale, vamos, el taxi nos espera fuera. —mamá se apolló en el umbral de mi puerta y me sonrió.
Se le veía feliz, una parte de mi se alegraba de que hubiera encontrado a James.
Mi parte egoista no.
— Pero, ¿Y nuestras cosas? —pregunté viendo todas las cajas.
— Mañana vendrá el camión de las mudanzas, la tía Natalie estará aquí.
Asentí.
Agarré mi móvil, mi cámara de fotos, y salimos de casa.
Después de unas eternas horas que siquiera conté, llegamos a Londres y a casa de James. Era bonita y bastante grande, era un barrio tranquilo y bonito, con unas casitas practicamente iguales.
Y, la sonrisa de mamá era brillante y muy ilusionada. Era la sonrisa mas feliz del mundo. Me sentí egoísta por no estar feliz por ella... Pensé en el echo de que mamá también tenía que ser feliz después de estos 16 años.
— Es bonita. —le dije, y le sonreí.
Mamá pareció sorprendida de mis palabras, y de mi sonrisa. Sonrió aún más abiertamente, si eso era posible.
— Sí, lo és —suspiró contenta.
Caminamos hacia la puerta de la casa, y mamá tocó al timbre.
La puerta se abrió segundos después, dejando ver a un James completamente feliz.
— Llegaron. —sonrió y abrazo a mamá, luego se besaron.
Incómodo.
— Hola, Enna, ¿Qué tal el viaje? —se dirigió a mi.
— Bien, supongo.
Le di dos besos en la mejilla tal y como mamá me indicó. Luego entramos dentro, hacía mucho frío, pero dentro se estaba en la gloria. La casa era muy bonita y acogedora, no era muy grande, ni muy pequeña.