capítulo 1.4

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|I{•------» 𝒄𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 «------•}I|

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- 123... 124... 124... 124. Si no bajas más, no contará... 125... 126... - Krovyanka volvió a hacer la flexión de brazos, viendo levemente cómo el piso de madera se iba iluminando por la luz del sol que entraba por la gran ventana. - 127... 128... 128, Krovyanka... 129... 130. Listo. - Yuratchka apretó un botón del contador de tiempo que tenía en su tiempo. - Más de quince minutos tardaste. No estás rompiendo tu récord a este paso. - suspiró y pasó su mano por el largo cabello platinado que tenía. - Mañana volveremos a intentarlo. ¡ahora! conviértete, todavía tenemos dos horas.

la chica asintió débilmente y su cuerpo pasó de ser una adolescente a un murciélago completamente negro, con unos grandes ojos y saltones.

- ¡tienes que mantener esta forma por más de quince minutos! - gritó su padre, sabiendo que Gin nunca podría escucharlos al estar en otra parte de la mansión. - ¡vuela por toda la habitación a máxima velocidad!... ¡ya!

la habitación que usaba para entrenar a Krovyanka era tan grande como el salón de invitados, con un techo tan alto que no se llegaba a ver con nitidez y con un suelo de la madera más dura y resistente posible. las altas columnas estaban hechas del oro más puro que existía, con un diseño tan perfecto y delicado que cautiva a primera vista, lástima que solo sea una habitación de entrenamiento.
el pequeño murciélago comenzó a volar con todas sus fuerzas, llegando a la otra punta del salón para luego volver hacia la contraria.
Yuratchka mantenía el dedo sobre el botón para detener el contador, manteniendo su enojo disfrazado de inconformidad.

- ¡listo! - rápidamente el murciélago cayó, aunque el cuerpo de Krovyanka soportó el golpe perfectamente. llevó sus rodillas hasta el pecho, intentando fallidamente, disminuir el dolor que sentía en el pecho y abdomen. - hiciste sesenta vueltas en quince minutos. completamente patética. es bajo ¡es completamente bajo! deberías poder hacer mucho más de cien, no estas miserables sesenta vueltas... mañana nos centraremos en tu fuerza, Ruthven no debería por qué superarte.

- ... sí. - susurró, abriendo en grande sus pequeños ojos para evitar que las lágrimas causadas por el dolor físico comenzaran a caer.

- ve a tu habitación. en unas horas ya debes irte. - no hacía falta recordarle a la chica que en unos momentos debería tener todas sus energías. de reojo vio el anillo negro que siempre llevaba puesto, aumentando su enojo. se apresuró a dejarla sola en aquel enorme salón, ignorando todo el dolor que sentía más el cansancio.

clavó sus uñas en la pared y fue levantándose de a poco, sintiendo cómo cada parte de su cuerpo latía y todos sus músculos necesitaban descansar aunque sea unos minutos. tenia la boca abierta, respirando desesperadamente. la gran puerta de madera se cerró detrás de ella y lentamente, manteniendo su cuerpo contra la pared, fue caminando. recordando que tenía que bajar dos pisos hasta llegar a su habitación.
bajó las escaleras con cuidado, sintiendo que su cuerpo caería para delante con cualquier movimiento. Haruka la vio, asombrada por su estado, bajó la cabeza y siguió subiendo, repitiendo en su cabeza que el Señor Kyūketsuki le tenía prohibido ayudarla.
siguió caminando con el pensamiento de que a Thomás no le gustaría verla así.

vampire. [ bnha × oc ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora