Capítulo 16

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Will

Salimos corriendo directo a nuestra habitación con una excitación que se veía a leguas. Puso una música muy suave, excitante y poquito a poco me empezó a quitar la ropa con movimientos sexys que solo ella podía hacer. Se acercó a mí con sensual movimiento, creyendo que me iba a besar de nuevo cerré los ojos pero nunca lo hizo, en ese segundo sentí como acariciaba mi cuerpo desnudo deslizando sus dedos por mi cabello que se erizaban con cada toque que le daban, mordió cada uno de los lóbulos de mis orejas, las mordió tan rico que un gemido salió de mi boca. Pasó un dedo por mis labios y una sensación de placer, de ardor y de fuego sentí en todo mi cuerpo, me pasé la lengua por ellos porque estaban muy resecos pero el peor momento lo pasé cuando ella pasó su lengua por mis labios yaciendo con deseos de ser comidos. Después llegó a mi pecho pasando la lengua por mis tetillas  y chupándolos de una vez, gemí. Se acercó a mi corazón, lo escuchó aceleradamente y sonrió dándose cuenta que estaba totalmente loco de amor, tocó mi abdomen y puso su mano, me encantó que lo hiciera y por poco me caigo de la increible excitación,  al rodearme pasó un dedo suave por mi espalda "Oh por Dios" fué lo único que pude decir, luego sopló en mi nuca con una delicia e hizo erizar de nuevo mi piel, al abrir mis ojos sentí como pellizcaba mis gluteos pero lo hacía de manera extraordinaria y después me empezó a nalguear, me decía que me había portado muy mal y me estaba castigando mucho, no me ardía, me las dejó rojas, no soporté más y la iba a besar, no me lo permitió, al ver como reaccionaba una sonrisa salió de sus labios y miró lo que había estado esperando, mi miembro estaba grande, con mucha habilidad empezó a untarse crema en las manos, agarró mi pene con cuidado y lo masajeó con mucho ritmo pero lo que en realidad deseaba con desesperación era tenerla dentro de ella, se puso colorada cuando le pedí que fuera más rápido que la necesitaba y se enrojeció más cuando le dije "amor, ahora es  mi turno"
Me fuí acercando a sus bellos labios y la besé, estaba deseosa por mis besos y le metí la lengua suspirando con delicia. Me quería tocar pero no la dejé hacerlo, talvez quería estar en igualdad de condiciones pues en un santiamén le fui quitando la ropa con un entusiasmo sin igual, que nunca me había visto antes esa alegría, "yo si sabía porque estaba alegre y feliz, pues me la iba a comer ya que esa mujer es mía, mía por derecho y nada, ni nadie nos iba a separar".
Estando desnudos en la cama, ella empezó a sentir de nuevo esos nervios y se sentó para estar cómoda entonces hice lo mismo quedándome detrás de ella y ella recostada en mi pecho.
Con mis dedos le rocé el brazo con suavidad, de manera experta le toqué ese labio que siempre se mordía al estar nerviosa suspirado tiernamente, luego le besé el cuello, sin pensarlo lo mordí y lo chupé dejándole un moretón, una marca  de que tenía dueño, mientras le pasaba mi lengua por su lindo cuello mis dedos se deslizaban y enrollaban su hermosa cabellera color azabache. No dejé de acariciarla en ningún solo instante, su cuerpo perfecto, vibrante bajo mis manos, sus pechos divinos me instaban a morderlos prefiriendo besarle las orejas y siguiendo en la boca, tan dulce y excitante como el vino. Le volví acariciar el cuello suavemente con mis  manos escuchando los gemidos que me llegaban al alma, mientras la besaba una de mis manos pellizcaba con cuidado su pecho derecho, en un instante se acostó en la cama pasándole mi lengua por su oreja y terminé mordisqueándola, saboreándo, excitándola otra vez, le volví a pasar de nuevo la lengua por su cuello y se arqueó toda, seguí besándole toda la zona baja del ombligo, besé su ombligo, le pasé la lengua y un rico placer sintió, se erizó por completo. Mientras ella chupaba los dedos de mis manos, yo le besaba el cuello y con mi mano libre tocaba su espalda pequeños pellizquitos le dejaba y se sintió morir porque lo hacía con suavidad. Unté en mis manos un aromatizante con olor a Jazmín. Y eso le excitó aún más, le pedí que se sentara en la cama y lo hizo. Le pasé el aceite por los hombros y suspiró, con mucho tacto, cariño y amor le pregunté si estaba lista, respondiéndome: "no puedo mi amor, tengo miedo" y yo le dije que aún nis quedaba toda una semana oara disfrutar de la luna de miel, que podía ser cualquier día. Ella me miró y asintió con la cabeza mientras algunas lágrimas caían por su mejilla.  Le limpié las lágrimas le dí un beso en la frente,  me levanté de la cama y me fui a bañar para que se me bajara la calentura que tenía, me puse la ropa y al llegar a la cama ya se había dormido entonces me subí a la cama y me dormí junto a mi Camila.

Mi viaje al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora