One shots + Relatos Stormpilot (FinnXPoe)

Excusas y un cachorro

¡Hey! ¡Aquí viene a continuación un nuevo One-Shot de FinnPoe! Este es un universo alternativo de mundo moderno. Esta historia no es mía, no me acuerdo dónde la encontré, y no está muy desarrollada, pero igualmente espero que les guste :)

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Finn era nuevo en el barrio. Sus padres y él se habían mudado hace apenas un tiempo a una pintoresca y alegre zona de la ciudad. Era un barrio con grandes espacios verdes y parques, bloques de apartamentos para universitarios y amplios chalets para familias. En uno de esos vivía Finn.
Él era un chico muy solitario. No solía frecuentar los bares ni los centros comerciales donde acudían la mayoría de sus compañeros, sino que prefería ir a la biblioteca o hacer footing en el parque.

En uno de esos footings mañaneros, Finn conoció a otra joven que compartía el mismo gusto a la soledad y tranquilidad. Su nombre era Rey, la inteligente chica de característicos moños color marrón, y juntos, se volvieron mejores amigos.

Finn salió una mañana a hacer su footing matutino. El frío aire de la mañana le invadía los pulmones, más Finn no podía sentirse más cómodo. El sol apenas se asomaba por el horizonte, era un amanecer dorado tras un día de lluvia, y el jóven nunca podía perderse tal espectáculo.

Iba trotando a un ritmo regular en los alrededores del parque, cuando, de repente, oyó un leve gruñido seguido de un pequeño gemido. Finn frenó en seco, y, aunque pensó en seguir corriendo y alejarse, algo le dijo que tenía que averiguar qué era. Temblando ligeramente, buscó el origen de aquel ruido. Un matorral al lado de la calzada comenzó a agitarse y Finn, lamentablemente armado con una rama, se acercó lentamente.

Con la otra mano apartó suavemente las hojas de aquel arbusto, y lo que descubrió lo dejó consternado: era un perro, de pelo corto, tonos dorados, manchas naranjas y blancos, ojos oscuros y grandes, mirada juguetona. Incluso todavía tenía cara de cachorro. Sin embargo, el perrito reprimía pequeños quejidos de dolor, ya que tenía un corte en una de sus patas.

Finn no dudó ni un segundo. Agarró delicadamente el perrito, lo colocó entre sus brazos y se dirigió al apartamento de su amiga Rey. Era un pequeño piso muy colorido y luminoso.

Ahí, Finn le contó lo sucedido. Rey examinó al cachorro rápidamente, le desinfectó la herida y le aplicó un vendaje alrededor.

-Es un pequeño rasguño, no es profundo... ¡Estarás muy bien, monada!- dijo Rey acariciando al cachorro y masajeandole los mofletes, el perro agitó la cabeza contento - ¿Sabes quién es el dueño o la dueña de esta monada?- preguntó la chica dirigiéndose a Finn.

-No, pero tiene un collar. Seguro que hay alguna información.

Rey puso el perrito sobre sus rodillas y con el tacto buscó un medallón. Lo encontró, y leyó en voz alta el nombre escrito. Finn se arrimó para leer.

-¡Oh, claro! ¿Así que te llamas... BB-8 ? ¡Qué nombre tan peculiar! - dijo con alegría. El perro ladró alegremente al oír su nombre. El joven rió y le dió la vuelta al medallón. Un número de teléfono estaba escrito.

-Voy a llamar al dueño o dueña. Estará sin duda muy preocupado- dijo Rey, con una radiante sonrisa. - ¿Te importa si lo alojas en tu casa mientras tanto? Tu tienes jardín, y BB-8 estará sin duda más cómodo ahí... - Rey puso una mirada de cachorrito. Finn juraría que el cachorro real también se había detenido un instante y ahora también le miraba con ojos grandes y monos.

Finn no podía resistirse a esa, perdón, a esas miradas. Aceptó resoplando de broma. BB-8 era muy juguetón y divertido, además de ser muy tranquilo, no veía objeción por cuidarlo.