Capítulo 1.

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-¿Y qué pasa si te descubren Eva?- dice Emma, como siempre tan entusiasta, esta en total desacuerdo con lo que estoy a punto de hacer.

-Pues afrontaré las consecuencias Emma, ¿qué mas? aunque claro que me gustaría que no fuera antes de fugarme de casa, sabes que mi madre se pondría eufórica y tal vez jamas me permita volver a salir, o peor aun, cumpliría su promesa y me mandaría al extranjero, hasta que cumpla 21 si tengo suerte.

Por la expresión de Emma, creo que lo está considerando. Pero es verdad, mi madre me ha especificado claramente que no me quiere cerca de esa fiesta, por el mensaje que me mando mi novio, que 'sin querer' ha visto en un momento al ver mi celular para poder encontrar el suyo.

-Tal vez tengas razón, por eso creo que es una verdadera locura y deberías desertar de ella, te estas arriesgando más aun, si llegasen a enterarse, no no no no, ¡no!- Oh no, lo consideró de mas, por sus ojos asoman unas lágrimas y hace que me sienta terrible.

-Hey, tranquila, lo mas probable es que al verme llorar, lo pensara dos veces y así, únicamente me castigaría de por vida. ¿Mejor?

-Mejor, pero que quede claro, yo no soy cómplice de esto, tu idea.

-Oh vamos, mi madre jamas sospecharía de ti, eres como su segunda hija, ya sabes, ese ideal que yo nunca podría ser.- lista, femenina, bonita, obediente, trabajadora, en fin. Mi mamá no deja de insinuarme cada vez que puede, que a pesar de los años de amistad con Emma, nunca se me podrá 'pegar' alguna virtud que ella derrocha a montones.- Así que tranquila, mejor vamos al partido, se me hace tarde y le prometí a Nico que lo vería antes para darle un beso de buena suerte.

-Los pasillos en hora pico son la peor vía que pudimos tomar Ev, anda, vamos por atrás que de ninguna manera llegaremos con la mitad de la preparatoria obstruyendo el paso.

-¿Desde cuándo todos quieren ver los partidos?- Miro a mi al rededor y por primera vez me doy cuenta de la cantidad de gente en el corredor.- Ven, creo que hay otro camino por el taller de costura.

Atravesamos lo que parece ser el cuarto de costura de mi abuela, cuando esta de un mal humor y se desahoga con sus telas; pero, ¿a estos niños no les gusta el taller?, ¿por que le pondrían empeño de todas formas? ellos tiene la vida resuelta, en este colegio todos la tenemos, todos menos los 'becados', que es como se refieren a estudiantes como Em, que hacen un gran esfuerzo por mantenerse en este colegio a base de calificaciones perfectas. Miro rápidamente hacia ella, y creo que ha tenido el mismo pensamiento que yo. Mejor no ir ahí ahora, no la quiero desestabilizar cuando a penas le saqué la idea de irme al extranjero, dejarla, como lo hizo su madre, algo que nunca ha superado del todo Em, quedándose con su padre, quien ha desarrollado un vicio al alcohol, no, yo no la puedo abandonar.

Llegamos por fin a las gradas, cuidando no ser vistas por los guardias, cuando lo veo, el sueño de toda niña, o eso es lo que todas me dicen por lo menos. Nicolás, con sus rizos rubios cubriendo parte de su frente por el sudor del calentamiento, supongo. Me acerco a él por detrás y le pico la espalda, cuando voltea, le toma un momento sonreír y por fin, decirme algo.

-Hey guapa, llegaste.

-Te lo prometí, tranquilo, estarás increíble como siempre.

-Si gracias nena, bueno- me toma por la cintura, levantándome ligeramente hacia sus labios y me da un apasionado beso- es lo que necesito para tener suerte. Te veo luego. Emma, un gusto verte.

-Nic, suerte, te irá genial para variar.- Los ojos de Nico le agradecen y se retira hacia el campo.

Nosotras nos vamos a sentar, caminamos hacia el comienzo de las gradas y saludo con la mano a varios amigos que por lo visto se prepararon con soda y aperitivos. Nos colocamos entre algunos chicos de nuestro grupo y noto que Emma sigue perdida en sus pensamientos.

-¿Te quedas a dormir y salimos de compras mañana? Roxy nos lleva.- Le digo para animarla.

-Sabes que no...

-Ni de broma se te ocurra decir que no tienes dinero, por que ya sabes que todo va por mi cuenta y estoy mas que contenta de poder regalarte algo de vez en cuando. Es mas, olvida mi tono de pregunta y reemplazalo por el de afirmación.

-De acuerdo, gracias.- y escucho que ríe para sus adentros. Estoy a punto de decirle que llame a su padre de mi celular cuando Annie se sienta a mi lado y me codea para que mire al campo.

Entonces veo que Nicolás está a punto de meter un gol, pero en un abrir y cerrar de ojos, el balón se dirige de lado contrario al del portero, entonces todo se vuelve un estallido de aplausos y vitoreos, seguido de un coro que grita ¡GOOOL!, al cual me uno y todos nos levantamos.

-A veces parece que los predices Annie.- le grito al oído para que pueda escucharme en medio de todo el alboroto.

-Eva, ese portero no tiene oportunidad con Nicolás, de hecho, nadie la tiene.- ambas reímos y nos volvemos a sentar.

Después de los 4 minutos extra, colocados por el árbitro, se escucha el grito de la porra, junto con el de los jugadores, que cargan a Nico y lo elevan alto.

-Esto nos lleva a la final Ev.- dice Emma gritando. Le sonrío y salgo lo mas rápido que puedo para abajo de las gradas, donde me recibe Nico, sudoroso y totalmente sexy.

-¡Lo hicimos nena!- grita mientras me besa fuerte y brusco en la boca.

-¡Lo ves! ¡Te dije que eras el mejor!- lo suelto para que me deje respirar y se acercan todos a felicitar.- Oye, Nico.- Le digo, pero esta hablando con otro jugador.- ¡Nico!- grito.

-¿Qué pasa?- voltea un poco a mirarme

-Me tengo que ir, no tarda en pasar Roxy.- Se acerca a mí y me besa nuevamente.

-Claro nena, ¿nos vemos el domingo?- Aunque fue una pregunta, siento que es una orden.- día cien bebé.

-Claro, domingo en la noche, te mando un texto para confirmar en donde y a que hora pasas.- Él asiente y me dirijo fuera de la bola humana que se formó a nuestro al rededor, quienes aun felicitan a Nico.


Ya en el aparcamiento, con Emma a mi lado, y un tanto sorda de aquel ruido ensordecedor, veo que la camioneta se aproxima y a Roxy saludar con la mano.

-Vamos, le hablas a tu padre dentro.

-No, esta bien. De todos modos no volverá hoy así que no se dará cuenta, vamos.

Abrimos la puerta de la camioneta y subimos, Roxy sonríe y me saluda, asiente en dirección a Emma y nos dirigimos hacia el trafico de la carretera.

Síndrome de EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora