-De acuerdo, pero yo no pondría el azul coral con un negro grisáceo.- dice Emma, cuando le explico la idea mental de mi vestido con unas zapatillas que recién mi madre me ha obsequiado.
-Mañana que veas el tono exacto de ese vestido, no dirás lo mismo, créeme.- le contesto, pues juro que es el vestido más brillante y acaparador de miradas, lo cuál le encanta a Nico.
En mi cuarto, con las luces bajas, chocolate frío, emparedados de mermelada y Emma a mi lado, siento de verdad que soy la más afortunada de todas, bueno, en realidad es lo que todos me dicen; en sí nunca fui una niña desatendida o con falta de cariño. Tengo dos padres encantadores y exitosos, un futuro por el cual no debo empezar a preocuparme, sin embargo, es prometedor. Se puede decir que tengo un novio modelo, pero esas son trivialidades que la gente dice para cubrir sus expectativas de alguien perfecto en la sociedad...
-Hey, ¿de nuevo divagando mentalmente?, ¿acaso te arrepientes de tu decisión con respecto a la fiesta?.- me interrumpe Em, quien me observa curiosa.
-Em, si no te conociera mejor, diría que tu no me conoces a mí, por supuesto que estoy divagando mentalmente, pero nada tiene que ver con lo del domingo, solo pienso en lo afortunada que soy en tener a mis padres, a mis amigos, y la mejor de todas a mi lado.
-Oh vaya, me vas a hacer llorar y no hemos comenzado a ver películas que derraman miel.- dice en tono burlón.- sabes que tu eres la mejor, la vida te ha sonreído de la mejor forma, tal vez por eso todo el mundo te ama y, bueno, tu sabes el resto.- agita deliberadamente la mano para restarle importancia.
No siento que el mundo me ame, pero creo que tampoco le desagrado, la conveniencia siempre ayuda, aunque con el tiempo, me he dado cuenta que solo puedo confiar en aquellos con los que me siento segura.
-Ese, definitivamente no es un negro grisáceo, es un perfecto negro azulado, que no puede ir mejor a las zapatillas hermosas que tu madre te ha regalado. Es un sí definitivo.- la manera en el que Em lo dice, no puede sonar más halagador, de verdad es muy selectiva para sus palabras, yo en cambio, bueno, soy un caso perdido, pero no puedo evitar que me saque una sonrisa.
-Te lo dije, pero mi descripción no es la mejor, es mi culpa.- de hecho son las peores, si tengo una pelota rosa en frente, la describo como una 'cosa' redonda rosa.- ¿y si le decimos que estas enferma y te quedarás a dormir otra noche?.- trato nuevamente de convencer a Em que me acompañe a la fiesta del domingo, desde ayer en la noche que aprovecho para pensar y proponerle unas ideas que cruzan por mi mente.
-Ev, me lo haces mas complicado a mí, sabes que me quiere llevar con mis tías, lo lleva planeando casi medio año, cuando no esta ebrio quiero decir; por todo ese asunto de que no he tenido una figura materna, y todo lo que conlleva, el cariño, consejos.- se calla un momento.- tu sabes de eso mejor que yo.- ciertamente estoy siendo muy egoísta, hasta ahora, que me lo ha planteado de esa manera, me doy cuenta de que en realidad, a pesar de que está muy sola, tiene una vida además de el colegio y yo.
-Estoy siendo muy inflexible, lo siento, espero que te vaya muy bien, pero, ¿tienes ya ese abrigo para el frío que vimos la semana pasada?.- A donde va hace frío, o eso me dijo, en realidad ese pueblo no me suena en lo absoluto, pero es una buena excusa para comprarle un detalle.
-No Ev, no lo he comprado, ni lo compraré.- Aquí vamos...- sabes que aprecio mucho los obsequios que me brindas, pero es demasiado que cada cosa que volteo a ver, la quieras comprar para mi. Tu amistad es muy importante para mi, no tu dinero...
-Hey, hey, vamos Emm, cállate.- la interrumpo de un discurso que me sé de memoria.- tu y yo sabemos que esa no es la razón por la cual somos amigas desde hace ya cuatro años, te conozco, sé quien eres, y la verdad me duele mucho que cada vez que intento hacer algo lindo por ti, como unas amigas totalmente normales...
-Karett, anda vamos por el abrigo.
Caminamos por el inmenso centro comercial un buen rato, pasando por tiendas reconocidas con todo tipo de cosas que resultan tentadoras para una chica. Llevamos muchas bolsas de compra, incluyendo mi vestido, el abrigo nuevo de Emm y muchas cosas que mi tarjeta me permite comprar. Emma habla sobre los exámenes, lo mucho que estudia y las actividades que realiza en casa. Por más que intento concentrarme en su platica me resulta imposible; mañana iré a una fiesta sin el permiso de mis padres, me fugaré toda una noche con mi novio y probablemente perderé mi virginidad. Llevamos 100 días saliendo, 100 días que puse como plazo por la insistencia de Nico por hacerlo. Han pasado 100 días y yo sigo sin estar lista para un paso tan grande, aunque sé que si no lo hago perderé a mi novio, no es como si no pudiera conseguir otro, ¡soy Eva Karett!, cualquier chico quisiera ser mi pareja, vengo de una familia perfectamente acomodada en la sociedad, soy bastante atractiva, me doy cuenta por la forma en la que me ven mis amigas, los chicos de la escuela, incluso los chicos de este centro comercial. Pero muy en el fondo me siento vacía; sé que mis padres me aman, trabajan para darme lo mejor y más, mi mejor amiga Emm me adora, mi novio me quiere, (en su cama), pero me quiere, mi guarda espaldas Roxy me ama, desde bebé se ha notado. Tengo todo lo que podría tener... pero quiero más.
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Síndrome de Estocolmo
Teen Fiction"Y es que jamas te imaginas estar en una situación como la mía, donde te sientes prisionera por escapar del lugar que te mantenía reclusa, privada de la luz del Sol, pero con el amor liberador en la sombra de la oscuridad." Eva Karett, joven bella d...