Capítulo 7

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Kate
- Por si me quieres violar te recuerdo que tengo gas de pimienta en el bolso y tengo conocimientos básicos de defensa personal, si intentas algo, me resistiré – comenté mientras que Will seguía adentrando el coche por un camino de tierra que había en un bosque.
- No se llamaría violación si no lo hicieras. – puse los ojos en blanco y bufé
- ¿No podíamos quedarnos en la cafetería en la que paramos a comprar los sanwiches y el refresco? – pregunté mirando hacia el asiento trasero donde se encontraban las bolsas con lo antes mencionado. Cogí en mis manos la bolsa que contenía los sanwiches y saqué uno… estos estaban envueltos en papel transparente. Mi estomago rugió – que buena pinta – se me escapó entre los labios y palpe alrededor de estos para comprobar que no me estaba babeando.
- Vuelve a dejar ese sanwich donde estaba – me regañó
- Pero…
- Nada de peros, suéltalo … - al ver mi reticencia al querer soltarlo agregó – ahora
- No es justo – volví a meter el sanwich en la bolsa y la tiré hacia atrás, me encogí en mi asiento enojada.
- ¿Te vas a enojar?
- Ya estoy enojada – mi estomago rugió nuevamente, esta vez bastante alto.
- ¿Qué fue eso?
- Mi estómago – le dije escuetamente
- Ya estamos llegando, no te preocupes.
Puse una mueca mientras fingí imitar su voz. Muy maduro de mi parte. Miré al cielo y centré la vista en el cielo y en las copas de los árboles a los cinco minutos Will reclamó mi atención y señaló algo frente a nosotros que se encontraba a la distancia. Acomodé mis gafas y entrecerré los ojos para fijar mejor la vista.
- ¿Una cabaña? – no estaba del todo segura, pero eso parecía. Madre mía … a medida que nos íbamos acercando la cabaña iba dejando de ser cabaña y se transformaba en una mansión en el medio del campo. Will aparcó el coche y yo me baje de inmediato – ¿qué demonios? Los ricos no estáis bien de la cabeza ¿para que querrían una puta mansión en el medio de la nada?
- Relajación … y no es una mansión, es una casa de campo.
- Pues no le veo la diferencia.
- Vamos – me tomó de la mano y me encaminó hacia la puerta. ¡Retira tu mano! Gritaba mi cerebro. Encajan tan bien, suspiraba mi corazón. ¡retírala! Mi cuerpo reaccionó y quite mi mano de la de él. Me miró desconcertado.
- Puedo sola – baje mi mirada al suelo incapaz de mantenerla en la intensidad de la suya. Sacó una llave de su bolsillo trasero y abrió. Solo todo lo que había en el recibidor costaba mas que mi casa entera. Al instante me sentí incomoda.
- Te puedes sentar en donde desees ¿necesitas ir al baño? Hay tres en esta planta, el que mas cerca te queda es…
- No, no necesito nada. – lo corté
- No te sientes bien aquí ¿verdad? – no le contesté, pero él aun así me dijo – Sígueme – pasamos frente a una enorme escalera de madera y nos adentramos a la cocina, abrió las puertas correderas de cristal que daban hacia la parte trasera exterior de la casa, mansión o lo que fuera esto y salimos. Por mi incomodidad no lo había notado, pero afuera se encontraban unas tumbonas y mesas con sombrillas y mas adelante una enorme piscina, no pude evitar sonreír – perdona si esto te incomoda, es que no estoy acostumbrado a tratar con gente como tú.
- Mira yo se que la cuenta bancaria de mi familia no es tan gorda como la tuya, es más ni siquiera sé si tenemos cuenta bancaria, pero – ya me estaba preparando para cantarle las cuarenta
- No me entendiste, cuando dije alguien como tú lo hice como cumplido, lamento si lo malinterpretaste, me refería a que jamás había tratado con alguien tan humana como tú. Lo material te da igual y eso me gusta.
Me sonroje en el acto, mientras que mi corazón latía sin frenos.
- Yo también me debo disculpar contigo, solo malinterpreto cada cosa que dices, pero es que, eres diferente al resto de ricachones y eso me desconcierta.
- No importa, ya nos acostumbraremos el uno al otro. – nos sonreímos – y ahora a comer. Siéntate donde desees traeré las cosas. Me senté en una tumbona que se encontraba a la sombra de un árbol. Will apareció con las bolsas por la puerta corredera, saco un sanwichs y me lo dio. Lo tomé entre mis manos y se lo agradecí. Tomó una lata de refresco y la abrió la puso en el suelo al lado de mis pies. Supe que esa era la mia. Comenzamos a comer en silencio hasta que decidí romperlo.
- Me mentiste Will – el me miró esperando una explicación – dijiste que regresaríamos a tiempo para el segundo turno.
- Yo lo siento por eso.
- Un día no pasa nada, pero no se puede hacer costumbre, míralo por el lado bueno, hasta ahora no me arrepiento de perder mi día de escuela.
- No se volverá a repetir.  – no pude sostenerle la mirada cuando me sonrió, por lo que me dediqué a mirar la piscina con anhelo. Solté un largo suspiro decepcionada de no poder usarla. Cogí otro bocado de mi pan.
- Si quieres luego de comer podemos darnos un chapuzón.
- No tengo trusa aquí Will.
- Puedo mirar en el cuarto de mi hermana, compra trajes de baño por diversión, y los divide entre esta casa y en la que vivimos, seguro que tiene uno sin estrenar.
- ¿No le importará?
- Nop, la verdad es que ella es como yo, y también tiene tantos trajes de baños que dudo que lo eche de menos. – reímos y yo asentí con la cabeza.
- Vale, será un chapuzón entonces.

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⏰ Última actualización: Apr 13, 2020 ⏰

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