Reich está atareado, no puede dirigir una guerra y darle la suficiente atención y cuidado a su hijo, por lo que decide optar por una opción arriesgada, ¿y si le encarga a la Unión Soviética su hijo por una semana?
⋘ ──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ──── ⋙
1ª parte de...
—¡Venga, date prisa!—Rusia esperaba molesto de brazos cruzados, parado en la entrada con la puerta abierta y dando repetidos golpes con el pie contra la madera del suelo.
Alemania se encontraba a su lado, terminando de atarse las pesadas botas especiales para superficies nevadas, igualmente estaba Ucrania sentado cerca de él, suspirando impaciente a que su hermana se terminara de cambiar para poder salir a jugar con la nieve.
Una gran ráfaga de aire helado entró por la puerta, haciendo que a los tres chicos les diera un escalofrío y su paciencia se acabara de un toque, si no se movían ya se iban a convertir en estalagmitas.
—¡Qué ya voy!—enfurruñada, la pequeña Bielorrusia bajó de dos en dos los escalones de mármol recubiertos por las alfombras bermellón que se podían divisar en distintos puntos de la casa.—Идите в жопу (iros a la mierda)
—¡Hey ey ey ey! ¿Y tú de dónde has aprendido eso señorita?—URSS, que se quedaría en casa por cuestiones de trabajo, se cruzó de brazos apoyado en el marco del salón, donde se encontraba antes esperando a que sus hijos y Alemania se fueran a jugar.
Bielorrusia se sonrojo levemente por la vergüenza, no se había dado cuenta de que su padre estaba ahí también, indirectamente le había insultado de igual manera, pero en fin, seguro que se lo merecía.
—¡Pero bueno! Si la mitad de lo que dices en cada frase cuando hablas son palabras feas, yo solo repito lo que oigo de mi papá—Bien, no tenía argumentos para refutar eso, tenía razón en ello, pero es que las palabrotas expresan demasiado bien los sentimientos de una persona, no era su culpa.
—Ja, te la ha colado una niña de siete años, viejo—Rusia, que como siempre era el que más confianza tenía para tratar así a su padre, le enseñó la lengua como infantil que era.
—Иди в жопу (vete a la mierda)—Oh, ya sabía de donde venía el comportamiento de su pequeña.
En fin, poco le importaba lo que dijesen o no sus hijos, por él podían decir las palabrotas que ellos quisieran, pero por ahora eran pequeñitos y se supone que no podían, así que intentaría ser un buen padre o alguna idiotez de esas, pf.
El alemán miraba todo con ojos confusos, si bien podía entender algo de ruso, obviamente los profesores no le iban a enseñar insultos, así que al no saber que estaban diciendo, optó por balancear sus pies de alante a atrás y esperar a que por fin se fuesen a jugar.
Su deseo fue cumplido al poco rato, cuando la mano del pequeño ruso agarró la suya de un tirón y le levantó de su asiento, jaloneándolo fuera de la puerta, porque Rusia era un niño ingrato que no preguntaba las cosas, pero aún así se le quiere.
—Hala venga, ¡nos vamos! Пока-пока (bye-bye)—el anterior mencionado se despidió con su mano libre y finalmente Bielorrusia cerró la puerta tras darle un beso en la mejilla a su padre, que veía marchar a sus hijos por unas horas.
Al fin, algo de tranquilidad en la casa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.