Cuatro

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Badum
Badum
Badum

Los resonantes latidos de tu corazón se encienden bajo mi piel.

Una extraña emoción se arrastra sobre mí, deslizándose con ímpetu sobre mi piel. Y si me pongo a pensar, aún parecería como si estuviera viviendo una utopía. La ensoñación de una gema que no merece nada.

He adquirido una adicción que me obliga a pensar en los días. Pero esto siempre sucede cuando nos dejamos caer en los brazos de la oscuridad. Porque sé que todo ha sucedido de manera rápida, y aun así creería que el tiempo ha pasado más lento de lo normal.

Sin embargo, solo han transcurrido dos días. Dos días en los que ha sucedido más de lo que yo misma esperaba. La imaginación quimérica me permitió saber -quizá, qué es lo que llegaría a suceder después de cada acontecimiento.

Badum
Badum
Badum

El calmante sonido de tus latidos me hace sentir, nuevamente, bienvenida a tu desconocido corazón. Un lugar completamente diferente a lo que ya me había acostumbrado. El ritmo es retumbante y lo suficientemente fuerte para poder tranquilizarme, incluso si no quisiera permitírmelo.

Vida empieza a florecer desde las partes más recónditas de mi personalidad. Estar echada contra tu pecho es lo más confiable que he llegado a estar contigo hasta el momento. No necesariamente debes darme el permiso para poder tocarte, puedo hacerlo por mí misma y aun no te molestaría.

He pensado todo este tiempo que lo que ha pasado entre nosotros ha sido coincidencia, y quizá casualidad. Pero esto es todo lo que quería, ¿no? Así que ya no es necesario forzarme a tratar de agradarte.

Pienso y respiro. Eso es a lo que me he acostumbrado a hacer. Hago un pequeño desliz y, luego, mi mano cae sobre su pecho con gentileza. Allí me permito sentir tus preciosos latidos de vida. Delicado y constante. Incluso con la ropa, cubriendo tu cuerpo por completo, puedo llegar a sentir la suavidad de tu piel. Y cuando te miro, puedo sentir la fragilidad agitando tu humanidad, mientras te ocupas de descansar y soñar quién sabe qué cosas.

Badum
Badum
Badum

Acaricio tiernamente tu pecho con mi mano, otorgándote suaves masajes, mientras mis dedos danzan gentilmente sobre la tela. Tu respiración recae sobre mi cabeza, se siente tibio y hace que ya no exista el frío en la habitación. Levanto mi cabeza levemente para mirarte dormir. Solo que tú no estás dormido.

Gracias a la luz natural que entra por la ventana, puedo ver el rosa cristalino de tus ojos. Todo se siente bastante sosegado justo ahora. Vivir sin preocupaciones. Ya no tengo que angustiarme por nada. Puedo sentirme protegida cuando tus brazos me rodean. Y cuando me miras, me haces estar convencida de que no existe mejor momento que este.

Siento que, finalmente, empiezo a entender el significado de la paz. Pero la felicidad...

Yo soy feliz cuando estoy contigo.

La siento como una brisa recorrer con delicadeza mi cuerpo. Un repentino sentimiento en el que no me hace falta nada, porque sé que tu presencia es todo lo que necesito para mi absoluta felicidad.

Ahora entiendo por qué la felicidad es subjetiva.

Badum
Badum
Badum

El sabor de tu mirada... Sabe tan dulce y perfecto. Ya no existe el odio ni la aversión, simplemente encuentro la paz y la tranquilidad cada vez que tus pupilas se fijan en mí y me sonríen. Tus labios se curvan y lo único que hago es sonreír débilmente. Me siento embelesada cuando te miro, totalmente ajena a lo que sucede a mi alrededor. Luego, bajo la mirada y me dedico a ver la nada. El mundo podría acabarse ahora mismo y yo estaría contenta de dejarlo ir.

FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora